Fuente: ElDoce.tv
Un llamado a la Policía alertó por una presunta discusión familiar y cuando los efectivos arribaron el lugar se encontraron con una mujer que confesó haber matado a su madre.
La acusada, Celeste Rodríguez (30), quedó detenida en el acto. En una habitación del domicilio encontraron sin vida a María Rosa Ravetti (59), señalaron las fuentes consultadas por el ElDoce.tv.
La joven asfixió a su madre con una almohada, según la declaración que realizó ante los policías. El crimen, el número 13 del año en la provincia de Córdoba, ocurrió este miércoles minutos antes de las 20:30 en una vivienda ubicada en Calle 3 y Richieri, en el sector conocido como El Faldeo.
Fuentes que investigan el caso que conmocionó a Punilla, revelaron que la víctima se encontraba postrada desde hace dos años por razones de salud.
La investigación es realizada por la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, quien imputó a Rodríguez de homicidio calificado por el vínculo. La Policía cercó la escena del crimen, mientras que la detenida fue trasladada a la ciudad de Córdoba.
Posteos estremecedores
Aunque el suceso sorprendió al valle de Punilla, los posteos en redes sociales de la imputada anticipaban en cierta forma el trágico desenlace.
De acuerdo a las publicaciones, Ravetti habría estado en un delicado estado de salud, por lo que Rodríguez estaba a cargo de su cuidado. “Estoy tan cansada, física y mentalmente. No poder vivir normal, ocuparme de mis hijas, de mi vieja que está remil enferma porque es peor que una nena de dos años”, comienza uno de los mensajes subió a su perfil de Facebook el mismo miércoles.
Luego de manifestar algunas recriminaciones a familiares y allegados por no haberla ayudado, enfatizó en el estrés y el cansancio de cuidar a su madre. “Me va a dar un ACV, intento ser fuerte por mis hijas pero no doy más. (…) Si esto es vivir, pues ya no quiero”, reza otro extracto del mismo posteo.
Cuatro horas después del primer comunicado, publicó otro más corto pero mucho más fuerte: “Bueno. Pedí mucho tiempo ayuda. Nadie me ayudó. Nadie respondió. Espero que mis hijas estén bien. Dios, perdoname”.
