Qué son los agentes inmobiliarios y por qué hay sectores que cuestionan su actividad

Cada vez más, los corredores inmobiliarios que buscan desarrollar sus negocios incorporan esta figura a sus empresas. El “boom” que vive en la actualidad el agente tiene que ver con que, en los últimos años, se convirtió en el principal factor de crecimiento de las inmobiliarias.

En nuestro país la figura del agente inmobiliario está regulada en el Código Civil y Comercial de la Nación. El Artículo Nº 1479 (Capítulo 17, Título IV, Libro Tercero) establece que: “Hay contrato de Agencia cuando una parte, denominada agente, se obliga a promover negocios por cuenta de otra denominada preponente o empresario, de manera estable, continuada e independiente sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución. El agente es un intermediario independiente, no asume el riesgo de las operaciones ni representa al preponente. El contrato debe instrumentarse por escrito”.

En Argentina, la figura del agente inmobiliario surgió hace unos veinte años con RE/MAX, empresa pionera en ofrecer servicios inmobiliarios complementarios a corredores y emprendedores. Años más tarde llegarían otras firmas como Century 21, Coldwell Banker y Keymex entre otras, que también adoptan para su estructura operativa a la figura del agente.

Hasta la llegada del agente, las inmobiliarias tradicionales contaban con la ayuda de colaboradores llamados dateros, asesores o vendedores, cuya función principal, lo mismo que los agentes, consistía en acercar clientes, contactos y negocios. Muchas inmobiliarias hoy día siguen trabajando de esa manera, aunque muchas otras incorporaron la fuerza laboral del agente inmobiliario para ampliar el potencial de sus operaciones, como ocurre con Sergio Villella, JB Srur y Eduardo Malbrán, en Córdoba capital, y de Cernotto Inmobiliaria y Carlos Paladino, entre otros, en Villa Carlos Paz. En la mayoría de estos casos, los agentes inmobiliarios que trabajan para dichas empresas aparecen como parte del staff en su página web.

Sin embargo, y a pesar de la evidente legalidad de su figura, los Colegios de Martilleros y Corredores Públicos se lanzaron a una encarnizada persecución con el objetivo de desprestigiar el trabajo de los agentes inmobiliarios. Con el argumento de que la actividad que llevan a cabo los agentes es ilegal, el Colegio Profesional Inmobiliario de Córdoba (CPI) lleva adelante una campaña de “escraches” en las redes sociales.

La motivación de esta iniciativa tiene que ver con la “guerra judicial” que el CPI viene sosteniendo con las empresas que prestan servicios inmobiliarios complementarios en Córdoba, especialmente contra RE/MAX. Pero ante el fracaso de la estrategia para expulsar a estas empresas del mercado (que incluyó una costosa campaña con reconocidos periodistas de la provincia para influir en la opinión pública), ahora el CPI va contra el actor más débil del ecosistema inmobiliario acusando a los agentes de ejercer el corretaje inmobiliario de manera ilegal.

No deja de llamar la atención que la campaña contra los agentes inmobiliarios fuera lanzada en el mismo momento en que Alejandro Hadrowa, presidente del CPI, enfrenta graves denuncias por “incumplimiento de las obligaciones legales y estatutarias” establecidos en diversos artículos de la Ley Nº 9.445 y del Código de Ética y Ejercicio Profesional de los Estatutos del Colegio inmobiliario.

Hadrowa, cuya situación está agravada por el hecho de que además es Secretario del Consejo Federal de Colegios Inmobiliarios de Argentina (CoFeCi), un espacio que ejerce la representación colectiva y unificada de los colegios inmobiliarios de Argentina, podría ser sancionado con multas, suspensión de la matrícula y remoción de su cargo. Hasta ahora, tanto Alejandro Hadrowa como el Tribunal de disciplina del CPI y los dirigentes del CoFeCi no se manifestaron al respecto.

Más allá de esto, es evidente que los agentes no ejercen el corretaje porque esa es una facultad exclusiva del corredor inmobiliario, que estudió y se capacitó y que, además, debe contar con una matrícula profesional para hacerlo, según lo estable la ley que regula la actividad inmobiliaria en el país.

La normativa es clara. El agente no está habilitado legalmente para firmar los contratos ni pueden cobrar honorarios por ello, atributos que son exclusivos del corredor inmobiliario, único responsable de la operación. Por supuesto, los agentes cobran por su trabajo (facilitar negocios y acercar clientes) a través de una comisión que se pacta, de antemano y por contrato civil y comercial.

No obstante, la figura del agente inmobiliario sigue siendo resistida y posiblemente lo siga siendo por algún tiempo más. Sin embargo, y pese a ello, su popularidad y demanda sigue creciendo en el sector. Muchas personas que buscan una alternativa de trabajo independiente, lo mismo que martilleros y corredores públicos de carrera recién recibidos, eligen iniciarse en el mundo inmobiliario trabajando como agentes porque esto les permite conocer y ganar experiencia en un mercado cada vez más dinámico y competitivo.

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