Tras una elección con participación históricamente baja, dirigentes locales proponen eliminar la institución por falta de legitimidad y representación.
Luego de la elección obligatoria para Defensor del Pueblo en Villa Carlos Paz, donde más del 80% del padrón electoral no asistió a votar, los referentes Emilio Iosa, Fernando Revello y Soledad Lassaga manifestaron su voluntad de avanzar en un gran acuerdo político para dar de baja la institución. La propuesta se funda en el profundo descrédito social que —según sostienen— afecta a la Defensoría desde hace años y que quedó ratificado en las urnas.
“Es un grito de hartazgo”
Emilio Iosa remarcó que la abstención masiva es un mensaje contundente de la ciudadanía hacia la clase política y hacia la institución.
“El ochenta por ciento de los vecinos no fue a votar. Ese dato no puede ser ignorado por la dirigencia política. Es un grito de hartazgo, una manifestación cívica de desinterés, desconfianza y descrédito hacia una institución que nunca logró representar ni defender de manera efectiva los intereses reales de la ciudadanía. Por eso no presentamos candidatos”, señaló.
“Una estructura vacía de legitimidad”
En la misma línea, Fernando Revello señaló que la Defensoría ha perdido toda conexión con la voluntad popular y se ha convertido en una carga para el Estado municipal: “La Defensoría del Pueblo se ha transformado en un espacio burocrático y carente de legitimidad social. No hay voluntad ciudadana de sostener estructuras vacías, ni de financiar con recursos públicos instituciones que, lejos de defender al pueblo, han estado capturadas por la lógica partidaria y personalista. Lo dijimos muchísimo antes de las elecciones y lo vamos a sostener después”.
“Tenemos la oportunidad histórica de actuar”
Soledad Lassaga fue enfática al proponer una solución concreta: avanzar hacia una salida legislativa que elimine la figura del defensor del Pueblo de la Carta Orgánica Municipal.
“No se trata de un gesto testimonial. Estamos proponiendo con firmeza y responsabilidad un gran acuerdo político, superador y transversal. Si la democracia es la voz del pueblo, entonces tenemos que asumir que el pueblo habló: no quiere más esta Defensoría. Tenemos la oportunidad histórica de actuar en consecuencia”, afirmó.
Apertura al diálogo
Los tres dirigentes aseguraron estar dispuestos a dialogar con todos los sectores políticos de la ciudad para avanzar en una propuesta legislativa que traduzca el mensaje social en decisiones concretas.
“No queremos más simulacros democráticos. Queremos instituciones que sirvan, que respondan, que escuchen. Y si eso no es posible con esta Defensoría, entonces hay que tener el coraje político de darla de baja”, concluyeron.