El fallecimiento de un hombre por ahogamiento en el balneario El Fantasio reavivó el reclamo por mejores condiciones laborales, equipamiento adecuado y capacitación específica en el sector de guardavidas de la ciudad.
El reciente fallecimiento de un hombre en el balneario El Fantasio de Villa Carlos Paz, víctima de un ahogamiento, ha destapado preocupaciones largamente sostenidas por los guardavidas de la ciudad. Tras la tragedia, ocurrida el pasado jueves, un grupo de guardavidas difundió un comunicado advirtiendo por “falta de recursos, capacitación y apoyo” de parte del municipio.
Un integrante de este grupo, que prefirió no identificarse por temor a represalias, brindó detalles a La Jornada sobre las deficiencias que enfrentan en su labor diaria.
“Lo ocurrido con este hombre es la crónica de una muerte anunciada. Desde el año pasado, se eliminaron las guardias mínimas, lo que trajo consecuencias graves, como el accidente de una niña en el balneario de La Hoya, un lugar que antes siempre estuvo cubierto por guardavidas. Pero desde la municipalidad decidieron no hacer más guardias mínimas”, expresó.
También denunció la falta de calidad en los cursos de formación ofrecidos de cara a esta temporada. Según explicó, hasta hace poco, la capacitación era de excelencia y abordaba temas clave como rescate acuático, primeros auxilios y psicología de la emergencia.
“En su momento lo daban Cavallaro, después Ferrando, después Destefanis. Un curso realmente muy completo. Sin embargo, para este verano los cursos fueron dictados por personas sin experiencia en los ríos de la zona y con material insuficiente.
Los instructores no conocían el río y el curso se limitó a PDFs básicos y algunos PowerPoints. Además, uno de los instructores era amigo personal de un funcionario, y nos enteramos que consiguió el puesto gracias a ese contacto lo que generó muchas críticas. La capacitación no se enfocó en nuestras necesidades específicas, como los protocolos de creciente o el manejo del rescate en ríos”, agregó.
Pero los problemas van más allá de la formación. Según el guardavidas, actualmente trabajan con equipamiento insuficiente y obsoleto. Sillas incómodas, sombrillas que se rompen fácilmente y botiquines que llegan tarde para la apertura de los puestos son algunos de los obstáculos que enfrentan.
Además, la dotación de personal se ha reducido significativamente. “Antes éramos 50 guardavidas; ahora somos 38. No se reemplazan las renuncias, y los nuevos son explotados con jornadas extra por necesidad económica. También se eliminó la rotación de puestos, lo que genera un agotamiento físico y mental que pone en riesgo nuestro desempeño y la seguridad de las personas”, afirmó.
La comunicación con las autoridades municipales es otro punto crítico. Según denunció el entrevistado, desde el inicio de la temporada no han recibido respuestas a sus demandas. Tras la tragedia en El Fantasio, el secretario General y de Vinculación Institucional, Juan Lucero, se acercó al lugar y se realizó una reunión, pero tuvo que ocurrir un hecho tan grave para que fueran escuchados.
“Éramos ignorados, o se nos acusaba de ser gremialistas a los guardavidas que planteábamos que se hiciera algo para evitar todo esto.
Antes teníamos un jefe de guardavidas que actuaba como intermediario con el municipio, pero ahora debemos comunicarnos directamente con la coordinadora General del área de Seguridad, quien no nos responde. Algunos compañeros han recibido amenazas hacia sus familiares que trabajan en la municipalidad, lo que nos obliga a mantenernos en silencio por miedo a represalias”, señaló.
Entre las demandas, los guardavidas exigen la incorporación de más personal, el regreso de las rotaciones entre puestos, la actualización de materiales y la implementación de guardias mínimas en las zonas críticas del río.
“No estamos pidiendo lujos, solo condiciones dignas para proteger a las personas. Esto no se trata de materiales, sino de vidas humanas”, concluyó.