Hace 14 años, en Córdoba, los Redondos tocaron por última vez

Los Redondos - Foto Rolling StoneEra la última misa, aunque las casi 50 mil personas que acudieron al “Cható” ni siquiera lo imaginaban.

Sí, fue la última, aunque otros tantos miles aún no se resignen y sigan entonando un pedido que tornó en súplica cada vez más improbable.

Aquel 4 de agosto de 2001, acaso nadie imaginaba que, por $22, asistirían a la despedida de la banda más popular de la joven historia del rock argentino.

Recreando lo que ya era costumbre en aquellas ciudades donde se presentaban Los Redondos, jóvenes de todo el país convertían los alrededores del estadio en un auténtico campamento errante.

Con antecedentes de episodios de violencia repicando en cada titular, no muchas ciudades aceptaban asumir los riesgos de un evento de semejante magnitud.

Sí lo hicieron las autoridades de la ciudad de Córdoba, por entonces gobernada por Germán Kammerath, primer y único intendente elegido bajo el sello de Unión por Córdoba.

 

Peligros sensatos

Pasadas las 19, los integrantes del grupo ingresarían al escenario, montado contra la platea descubierta, actual Roberto Gasparini.

Tras las visuales de Rocambole, basadas en la gráfica del disco Momo Sampler, salido meses antes, las máquinas a cargo de Hernán Aramberri (por entonces “redondo” en escena) daban inicio al show.

Aquella velada se abriría con un tema poco usual en el repertorio: Unos Pocos Peligros Sensatos, del álbum Gulp.

Tras otras 23 canciones, llegaría el momento del cierre.

Inesperadamente, aunque ya se habían despedido, la banda volvió al escenario e interpretó un clásico: Un Ángel para tu Soledad.

Ese bis, tan poco común en los últimos años, sería la última gema que atesoraría una legión que, a partir de entonces, se multiplicaría por encima de cualquier condición.

Meses después del recital, mientras todos los fanáticos esperaban información sobre la próxima presentación, un frío comunicado anunciaría un parate por tiempo indefinido.

Eufemismo para no hablar de separación, sería sí el inicio de la disputa entre los líderes de la formación: Carlos “Indio” Solari y Eduardo “Skay” Beilinson.

Solari, pese a una clara mutación musical, heredaría una convocatoria que bate récords en cada presentación. Beilinson iniciaría una carrera solista que lo consolidaría como uno de los mejores guitarristas del rock argentino.

Con el paso del tiempo, las distancias excederían lo artístico. La posesión de los derechos sobre la filmación del recital brindado en la cancha de Racing, en el año 1998, provocaría una fuerte controversia pública.

El mismo paso del almanaque terminaría agigantando el mito. Con 35 años de trayectoria, y aún a 13 años del último show, los Redondos son escuchados cada vez por más gente, sin límite de edad, credo o condición.

 

 

Cba24n

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