La emblemática iglesia de madera, construida en 1912 y declarada una de las más bellas del país, comenzó a ser trasladada cinco kilómetros dentro de Kiruna para resguardarla del avance de la mina de hierro. Con 672 toneladas de peso, el operativo demandó ocho años de planificación, costó más de 500 millones de coronas suecas y avanza a una velocidad de apenas 500 metros por hora.
La Kiruna Kyrka es considerada uno de los mayores templos de madera de Escandinavia y un símbolo identitario para la ciudad. Su traslado se convirtió en noticia mundial esta semana, cuando comenzó a moverse sobre un sistema de remolques modulares de 224 ruedas. Miles de personas se congregaron para presenciar la escena y acompañaron al templo en su lento recorrido, que demandará dos días en completarse.

La operación forma parte de un plan urbano histórico: la relocalización de Kiruna. La explotación de la mina de hierro subterránea más grande de Europa, operada por la empresa estatal LKAB, provocó hundimientos en el terreno que amenazan al casco urbano. Por ello se diseñó un proyecto para trasladar unas 3.000 viviendas y 6.000 personas, además de edificios públicos y privados, hacia un nuevo centro urbano.
El plan se extiende desde 2004 y seguirá en marcha hasta 2035. Dentro de ese cronograma, la iglesia reabrirá sus puertas en su nueva ubicación en 2026, conservando su estructura original. Para concretar el operativo se debió ampliar caminos, desmontar un viaducto y ensayar la logística con un traslado previo de prueba de 30 metros.
La mudanza es celebrada como una proeza de ingeniería y preservación patrimonial, transmitida en vivo por la televisión pública sueca bajo el título “La gran mudanza de la iglesia”. Al mismo tiempo, organizaciones del pueblo sami advierten que la expansión minera y los cambios en el territorio impactan sobre sus rutas de pastoreo y prácticas culturales, por lo que reclaman mayor protección a sus derechos.