Estados Unidos atacó instalaciones nucleares de Irán y Trump advirtió: “Habrá paz o una tragedia”

La operación militar “Martillo de Medianoche” involucró bombarderos B-2 y misiles Tomahawk. Fue la mayor ofensiva aérea de EE.UU. desde 2001. El presidente Donald Trump defendió el ataque y exigió a Irán “hacer la paz o enfrentar una escalada sin precedentes”.

Estados Unidos ejecutó este sábado una ofensiva aérea de gran escala contra instalaciones nucleares de Irán en el marco de una operación militar denominada Martillo de Medianoche. El presidente Donald Trump confirmó los bombardeos y, en su primer mensaje tras el ataque, advirtió que “habrá paz o una tragedia” para el régimen de Teherán.

“Recuerden, aún quedan muchos objetivos por alcanzar. Irán debe ahora hacer la paz”, sostuvo Trump en un discurso televisado desde la Casa Blanca, donde justificó la acción militar en coordinación con las fuerzas israelíes y afirmó que su gobierno “no permitirá bajo ningún punto que Irán obtenga un arma nuclear”.

La ofensiva fue liderada por el general Eric Kurilla, comandante del Comando Central de EE.UU., y tuvo como blancos principales las instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahán. Según detalló el general Dan Caine en una conferencia de prensa desde el Pentágono, el objetivo fue “degradar significativamente las capacidades nucleares de Irán mediante ataques precisos y coordinados”.

La operación incluyó el despliegue de siete bombarderos B-2 Spirit provenientes del territorio continental estadounidense. Cada aeronave transportaba dos bombas GBU-57 “rompebúnkeres”, de 13.600 kg cada una, utilizadas por primera vez en una acción real. En total, se lanzaron 14 de estas bombas de artillería masiva.

Además, un submarino estadounidense estacionado en la región lanzó más de dos docenas de misiles crucero Tomahawk para neutralizar infraestructuras de superficie, especialmente en Isfahán. La incursión fue completada sin que los sistemas defensivos iraníes ofrecieran resistencia: no se registraron despegues de cazas ni activación de baterías antiaéreas.

La magnitud de la operación involucró más de 125 aeronaves, entre ellas cazas de cuarta y quinta generación, aviones cisterna, unidades de inteligencia, vigilancia y apoyo táctico. Participaron múltiples comandos militares: el Comando Estratégico, el Cibercomando, el Comando Espacial, la Fuerza Espacial y el Comando Europeo.

Si bien los daños aún están siendo evaluados, fuentes oficiales señalaron que las tres instalaciones nucleares atacadas sufrieron “graves afectaciones estructurales”. Según Caine, se trató del mayor uso operacional de los B-2 desde los ataques posteriores al 11 de septiembre de 2001.

Tras el bombardeo, el gobierno estadounidense elevó las medidas de protección de sus fuerzas en Irak, Siria y el Golfo Pérsico ante la posibilidad de represalias iraníes. Teherán, por su parte, prometió responder “en el momento y lugar apropiado”.

“Esta operación no solo demostró la capacidad única de Estados Unidos para realizar ataques estratégicos precisos, sino también la excepcional disciplina operativa de nuestras fuerzas”, afirmó el general Caine.

La situación en Medio Oriente atraviesa su momento más crítico desde 2020. La intervención directa de EE.UU. se suma a la campaña militar israelí iniciada el 13 de junio, lo que eleva considerablemente el riesgo de un conflicto regional de mayor escala.

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