El empresario sudafricano concluyó su gestión como asesor especial del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), tras 130 días marcados por recortes presupuestarios, tensiones internas y fuertes críticas a la nueva ley de gasto federal.
Elon Musk anunció oficialmente su renuncia como asesor especial en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), una comisión impulsada por el presidente Donald Trump con el objetivo de reducir el gasto público y la burocracia estatal. La decisión se conoció luego de que el empresario expresara su desacuerdo con la nueva ley presupuestaria aprobada por la Cámara de Representantes, a la que calificó como “decepcionante” por su impacto en el déficit fiscal.
En una publicación en la red social X, Musk señaló: “A medida que mi tiempo programado como Empleado Especial del Gobierno llega a su fin, me gustaría agradecer al Presidente Donald Trump por la oportunidad de reducir el gasto superfluo. La misión de DOGE solo se fortalecerá con el tiempo a medida que se convierta en una forma de vida en todo el gobierno”.
Una gestión breve, con reformas y controversias
Durante su mandato de 130 días, Musk lideró una serie de reformas orientadas a recortar el aparato estatal. Entre las medidas más destacadas figuró la reducción de aproximadamente 260.000 empleos en la administración federal, con un ahorro estimado en 175 mil millones de dólares. No obstante, estos números han sido cuestionados por sectores críticos, que denunciaron la falta de transparencia en los informes y los desafíos legales que enfrentó el organismo.
La relación entre Musk y el oficialismo se tensó luego de que el Congreso avanzara con una nueva ley de gasto que, según el empresario, contradice los principios de austeridad sobre los que se fundó el DOGE. “Me decepcionó ver el enorme proyecto de ley de gastos que aumenta el déficit en lugar de reducirlo, socavando así los esfuerzos del equipo de eficiencia gubernamental”, expresó en declaraciones a medios estadounidenses.
Incertidumbre sobre el futuro del DOGE
La Casa Blanca confirmó la salida de Musk y agradeció su participación en la iniciativa de eficiencia gubernamental. Sin embargo, el futuro del DOGE es incierto. Las críticas internas, la resistencia sindical y la falta de resultados concretos han puesto en duda la viabilidad de esta oficina dentro del actual esquema de gobierno.
Musk, por su parte, anunció que centrará sus esfuerzos en sus empresas, incluyendo Tesla, SpaceX y la red social X. Su salida del gobierno coincide además con una baja en el valor de las acciones de Tesla, lo que ha generado inquietud entre los inversores sobre su capacidad para equilibrar sus responsabilidades corporativas y públicas.
La renuncia del magnate tecnológico refleja las divisiones dentro del Partido Republicano en torno a la política fiscal y deja abierto el interrogante sobre la continuidad de las reformas estructurales que el DOGE había comenzado a implementar.