“Aguaribay” (Colectora Ruta20 – Villa Carlos Paz – Julio de 2017)
El gordito de la foto siempre me pareció muy simpático, atrevido y singular.
Se llama Aguaribay.
El aguaribay (Schinus areira) es un árbol de la familia de las anacardiáceas, del género conocido como molles o árboles de la pimienta (mordé la semilla si no me creés). Es nativo de América del Sur, donde crece de forma silvestre en el centro y norte de la República Argentina.
Es un árbol perenne (siempre está verde) que alcanza hasta 15 metros de altura, cubierto por una corteza rojiza, escamosa, impregnada de una resina muy fragante.
El ejemplar que me cautiva, en la colectora San Martín, es uno de los 6, 7… 8 que quedan en pie de la plantación original que hiciera, según nos contó Don Guariglia en una entrevista en 1993, Don Manuel Dall`Orso, abuelo de la querida Cuqui Damasco, al momento de materializarse el ensanche de la vieja Ruta20, y siendo este rosarino, el propietario de la Estancia Santa Leocadia II… devenida luego en barrio La Cuesta… Costa Azul… Rosario Parque y Alto de las Vertientes.
La copa es de forma globosa y con ramaje colgante, similar al de los sauces.
En un relevamiento ligero, diré que quedan un par frente a un templo evangélico que antes fue el boliche El Bosque… y un montón de cosas más; otros 3 o 4 frente al legendario Motel Mónaco de la familia Pierini, hoy administrado por los hermanos Metrebián.
Hay un par de gorditos que deben haber visto al marciano entrar al hotel La Cuesta… flaco, alto… y con la bola de luz en la mano.
Este ejemplar que posa para mi foto de hoy es machazo como pocos, aunque está algo fuera de línea, muy panzón. Creo que son necesarias más de cinco personas para abrazarlo, método muy usado en la botánica para graficar el grosor de un tronco.
Así como donde pasó Atila y sus Hunos no crecía más la hierba, debajo de los Aguaribay pasa algo parecido. El alcohol presente en las hojas y frutos inhibe el crecimiento de otras plantas a su sombra, es decir, presenta alelopatía. En política, conozco varios “alelópatas” a los que ya podríamos apodar AGUARIBAY.
Bueno, este es mi humilde posteo a otro de mis árboles favoritos, frente a la concesionaria alemana, donde seguramente lo deben detestar… y que espero tenga, al igual que otros que vengo relevando… una larga vida.
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Nota correspondiente a la edición n° 475 del semanario La Jornada, del 23 de julio de 2017.
