“Santos de Madera” (Calle Tucumán – Villa Carlos Paz – Invierno de 2017)
Como me pasa siempre al ver el templo más maravilloso de Córdoba, el de Los Capuchinos, instintivamente manoteo la camarita que tengo a mano, y cuando no tengo ninguna (vaya cosa rara) me consuelo con la del telefonito.
Apunto, encuadro, enfoco y…
…
Se me cruzó justo un tipo.
Se me cruzó un Santo, diría.
Sí, y se apoyó en el estante donde descansan La Catedral de Córdoba y (un poco más arriba) Los Capuchinos, justamente, el artista que la creó… o mejor decir que la re-creó: Don Julio Santos.
De cómo este personaje nacido en 1945 y faldense desde sus 3 añitos, universitario cordoobes, patagónico por elección laboral, con 23 años en la provincia capicúa y carlospazonzo de ley desde 1993 se transformó en: ‘Artista de Madera’; es toda una novela!!!
Cuando le decimos a alguien que “es de madera” lo estamos denigrando. Este no es el caso. El arte de Julio es “de madera… balsa”… por obra y gracia de la mejor novelista que mora en este valle… y que… oh casualidad: vive en su misma casa!!!
Su compañera de vida desde hace 52 años (4 de noviazgo hasta el sí en 1970) es la brillante escritora Isabel Lagger, y compartieron ese periplo juntos, comiendo perdices, pero también dando vida a Claudia y Daniel, que resultaron “dos verdaderos Santos neuquinos”.
Cansado, o mejor dicho estresado de su trabajo gerencial, lleno de números y balances para empresas fuera de la Villa, llegaba a su bello chalecito (donde hacemos esta foto hoy) de la calle Tucumán y su mujer, de un plumazo (de escritora) lo acomodó como a un personaje de su nueva novela:
– Tenés que hacer algo con madera balsa !!!
De ese consejo salió esta colección que se despliega por distintos sitios del chalet, que cuenta con más de 23 obras y que pide a gritos más espacio.
– Nunca dibujé, nunca pinté, nunca sentí que me gustaran las manualidades, las maquetas… simplemente se me despertó el arquitecto que tenía adentro a mis 58 años. –Me dice Julio a la vez que me muestra otros trabajos. Maravillosos todos.
Su favorita (y la mía, coincidimos) es la de Los Capuchinos. Bella y realista, pero “a ojo”… me lo aclara rapidísimo:
– No hago nada a escala perfecta, no uso planos ni fotos… solo caminé el templo contando los pasos. –Me aclara ante mi cara de asombro, y acota con el fino humor con que nos manejamos cada vez que nos vemos o chateamos: – Ese día algún Capuchino pensó, al verme caminar así, que estaba en problemas y necesitaba confesión!!!
La historia de la torre inconclusa de este magnífico templo gótico cordoobes (Sagrado Corazón) tiene tres versiones, me cuenta Julio…la del medio se la olvidó… y las otras dos escapan a este posteo, así que los curiosos, googleen.
Prefiero saber otras cosas. No de Los Capuchinos, sino de este auténtico personaje de mi villa:
Tiene que conseguir “mucha madera” como Tanguito y Lito Nebbia en “La Balsa”… pero lo curioso es cómo calcula las alturas de sus edificios, por ejemplo, la del reloj público de su querida Alta Gracia, donde trabajó tantos años.
– Las medidas son aproximadas, y mi objetivo es crear la ilusión de que el edificio esté bien logrado. – Me acota…y agrega: – Mi primer trabajo fue el reloj del Tajamar (Alta Gracia). Yo trabajaba a media cuadra, y cuando salía a la noche me ponía en la esquina de enfrente con una libretita anotando algunos datos que observaba. Pasaba una “vieja” (léase señora entrada en años) y yo veía en que parte del edificio daba su cabeza. Luego cuando ella pasaba al lado mío anotaba su altura aproximada y después el trabajo “de laboratorio” en mi casa, con la foto, calculaba tantas “viejas” (ya casi una unidad de medida como el pié del rey inglés) para arriba y luego la acostaba y tenía tantas viejas para el ancho y listo el pollo. ¡¡A trabajar!!. (SIC)
Julio y yo somos personas mayores, esperamos no tener un “escrache” de señoras en batón (viejas) pidiéndonos que ratifiquemos o rectifiquemos lo recién escrito. A fin de cuentas es un método de medición…
Podríamos, gracias a Julio, concluir que nunca es tarde para desarrollar un hobbie… o dar rienda suelta a una pasión… o a un nuevo trabajo de calidad. Viendo sus obras y sabiendo cómo empezó tardíamente… es algo posible de aceptar.
Eso sí, al ser del signo de Libra, estaba “obligado horoscópicamente” a inclinarse por el arte… de allí nació primero tu TOC o manía por enderezar los cuadros (de otros) torcidos en una pared… y por “conquistar una artista” (Isabel)… hasta su irrupción con la trincheta en la pobre e inocente madera balsa.
Así puedo concluir, apelando al sarcasmo que nos une, que este personaje de la villa, que Julio Santos es: un artista de madera!!!
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Nota correspondiente a la edición n° 532 del semanario La Jornada, del 17 de setiembre de 2018.
