Nuestra Villa vibra al compás de los grandes músicos que la habitan, que son muchísimos y de todos los estilos.

Los vemos en los bares, en los festivales y hasta en los asados con amigos pero poco se sabe de ellos.

La Jornada va a ir al encuentro de ellos y proponemos que también ellos se animen a venir a contarnos sus historias.

En este episodio presentamos al ‘Cantante de Ducha’ Mr. Néstor Gómez.

– Amigazo, ¿cómo dice que le va?

– Súper bien, Aledina.

– Cuente un poco de usted, ¿cómo se consideraría dentro del ámbito musical?

– Creo que soy un amante de la música. Un cantante que nunca me subí a ningún pedestal, pero me siento abrazado por el recorrido que hice en esto tan hermoso llamado música.

– Tenés un lavadero de ropa industrial (Mar Azul)… ¿te considerás empresario o músico como presentación?

– En porcentaje mi corazón me dice cantante 100%, pero ojo, también soy empresario pero no es mi fuerte… (risas).

– ¿Se puede vivir de la música?

– Sí. De hecho muchos de mis amigos lo hacen. No es mi caso.

– ¿Cuáles son tus proyectos?

– Mis proyectos pasados fueron tres discos: uno con la banda La Añeja, otro llamado Alquimia con Mome Gontero y Nico Astegiano y el último con Ike Parodi. Mi proyecto presente se llama Lumineia y es una banda nueva que revisará mis composiciones junto a Luciano Pons (guitarrista) y también hay composiciones nuevas.

– ¿Hay estudios como base o te largaste con el corazón?

– Soy totalmente autodidacta pero melómano y eso me inspira al análisis de todo lo que escucho para aplicarlo y progresar continuamente. Ahí es donde está la verdad de la milanesa… (risas)

Como cantor desarrollé técnicas de respiración que son la base de esta hermosa actividad artística.

Confieso que la ducha es como el jardín de infantes y hay que pasar por ahí obligatoriamente… (risas)

– ¿Que discos te inspiraron a tomar esta decisión de cantar y qué libros te iluminan el camino?

– Los más grandes del rock argento tenían como libro de cabecera el álbum blanco de The Beattles.

Serú Girán, el primer disco de ellos me voló. Pan de L.A. Spinetta. Girasoles de Rubén Goldín. Y la lista seguiría como una escalera al cielo.

Un libro que me gusté es El Alquimista. De hecho escribí un disco basado en ese libro. Una vez empecé a leer a Artaud y casi me suicido… (risas)

– Para cerrar, ¿con quiénes has trabajado musicalmente?

– Mucha gente ha colaborado en mis discos y yo también lo he hecho.

La composición para mi es amar. Yo lo hago como una forma de amar a alguien, ya sea mi esposa o amigos. Compongo por lo general junto a músicos amigos y también en soledad, y conozco algunos acordes que me ayudan a eso.

Nota correspondiente a la edición n° 556 del periódico La Jornada, del 26 de agosto de 2020.

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