Por Francisco “Pancho” Ciarez
El carlospacense Matías Fernández se trajo el 12º puesto del Mundial Rotax de Karting organizado en Portugal. El joven kartista estuvo en la cita global más importante, midiéndose con los mejores exponentes de cada región.
Este será un año difícil de olvidar para “Mati”. A mitad de año fue campeón sudamericano en la categoría “Junior Max” en Brasil, se consagró campeón de la fecha en Las Vegas e inmediatamente armó sus valijas para volar hacia Portugal, ya que Portimao lo esperaba para la cita cumbre del karting mundial.
Es un piloto joven en edad (tiene apenas 15 años) pero con 10 años de competencias arriba del karting. Fernández sigue haciendo “escuela”, ya casi recibiéndose con un doctorado en la especialidad que lo tiene desde muy chico peleando y ganándose de buena manera un nombre dentro del “mundillo” del kart.
Con esperanzas de vivir del automovilismo, “Mati” habla ya con suma facilidad. Acostumbrado a las notas y los flashes, el piloto de Carlos Paz nos cuenta cómo vivió el Mundial en Portugal, el evento más importante de su carrera.
Tiene un gran porvenir, un futuro alentador. Espera dar el salto a un Fórmula para seguir esta pasión con los fierros. Nadie le quita los sueños y las esperanzas, es que todavía tiene kilómetros por recorrer y mucho más para dar… Habrá “Mati” Fernández para rato.
– Tuviste unas semanas movidas. Antes de viajar al Mundial tuviste la chance de correr en Las Vegas…
– Fuimos a Las Vegas ya que se corría con el mismo motor y el mismo compuesto de gomas. Nos sirvió mucho para poder adaptarnos a lo que iba a ser el Mundial, pudimos andar bien y salir campeón de esa fecha.
– ¿Cómo llegó la oportunidad de clasificar al Mundial de Portugal?
– Nosotros tuvimos la oportunidad de ir al Mundial gracias a que pude salir campeón sudamericano y conseguir el cupo que daba para participar. Es muy difícil porque tenés que ganarte el lugar en alguna competencia de tu país, Sudamérica o Europa. Tuve la posibilidad de competir contra pilotos de todo el mundo que fueron campeones en cada país.
Estoy feliz porque correr un Mundial es una oportunidad que no muchos la tienen.
– ¿Cómo lo viviste?
– Llegamos una semana antes porque había que hacer la inscripción. El lunes nos entregaron todos los materiales a sorteo. Está bueno porque todos corren con el mismo material, no es que van todos con distintos chasis y distintos motores, sino que todos tienen la misma condición.
El martes empezamos a entrenar, el miércoles también hubo pruebas. Ya el jueves se hizo clasificación y dos mangas.
En la clasificación tuve la mala suerte de cruzarme con un pelotón de pilotos que venían desacelerando, uno estaba parado, no lo pude esquivar y tuve un accidente la primera vuelta lo que me impidió hacer una buena vuelta en clasificación y de los 72 que había quede 66. La tuve que remar desde atrás porque a la final solamente quedaban los 34 mejores. Pude entrar 33 y largar la pre-final en el puesto 23. Llegué a estar a 20 pero otro toque con un australiano me dejó a mí y a él fuera de la pre-final. Después largué nuevamente de atrás y terminé en el puesto 12, que es algo muy bueno estar dentro de los 15 mejores del mundo.
El Mundial fue una linda experiencia deportiva y personal. Aprendí mucho este año.
– A pesar de todos los problemas, ¿es positivo el balance?
– Sí, la verdad que sí. Tuvimos inconvenientes tanto en clasificación y también con el motor. El motor tenía una falla de fábrica en una de las piezas del carburador que estaba al revés y hacía que el motor en las rectas largas no rinda como tenía que rendir. Eso me perjudicó durante todo el fin de semana. Se dieron cuenta justo antes de la final. Después de arreglar ese problema pude avanzar más puestos. Todos los contrincantes con los que corrí en el sudamericano y Las Vegas estuvieron ahí adelante, si todo hubiera andado bien creo que podía haber estado mucho más adelante.
– ¿Cómo fue el trato con el equipo argentino?
– Me trataron muy bien. Era una legión de 10 pilotos donde en mi categoría había dos más. Tuve la posibilidad de entrar, me hubiera gustado que entremos los tres, pero el mundial es muy difícil, hay que seguirlo paso a paso, tener paciencia y afrontar cada etapa muy concentrado.
– Sos muy chico, pero ya tenés demasiadas carreras. ¿Cuándo arranca este amor por el karting?
– De chico me gustaba jugar con los “autitos”, como cualquier chico, y antes de cumplir 5 años mi bisabuelo me regaló mi primer karting. Ahí empecé a entrenar, ya cumplidos los cinco años corrí en Colonia Caroya los provinciales y a los 7 años competí a nivel nacional. Ahí fue donde empezó todo.
Esta pasión viene de herencia. Toda mi familia, papá, abuelo, bisabuelo estuvieron ligados y sienten una pasión muy fuerte con el mundo de los “fierros”.
– ¿La idea es salir del karting y dar el salto en los próximos años?
– Todos saben que el karting es el primer paso. Es la escuela del automovilismo, donde se aprende todo y donde uno más aprende, después siguen los pasos que pueden ser Fórmula o auto.
Ojalá el año que viene podamos correr en Fórmula. Dar los primeros pasos. Tenemos pensado hacer unas carreras y hacer una buena experiencia el año que viene.
También quiero clasificar al próximo Mundial de Rotax de karting que es el año que viene en Italia.
– ¿Querés que sea tu estilo de vida?
– Creo que sí. Ya los pilotos que corren profesionalmente TC2000, Turismo Carretera y en el exterior lo toman como un trabajo y un trabajo que les gusta, eso es algo muy lindo y es a lo que me gustaría llegar.
– ¿Tenés algún referente?
– Siempre me gustó lo que hizo como piloto Ayrton Senna. Actualmente, mis referentes son los cordobeses José María “Pechito” López y mi amigo Facundo Chapur.
– ¿Hay mucha gente para agradecer?
– Darle las gracias especialmente a toda mi familia, a Lucas Zaffaroni que es el dueño del equipo, mi mecánico Jonathan Bruno, a la escuela Bernardo D’Elía y todos mis compañeros, a los directivos, a los medios que reflejan todo lo que hago y a todos los que me siguen y están pendiente para ayudarme.
Nota correspondiente a la edición n° 394 del semanario La Jornada, del 22 de noviembre de 2015.
