La Ronda de Cuentos celebró ocho años de historias compartidas

Por Jorgelina Quinteros

ronda-de-cuentos-8-anosHabía una vez… parece ser la frase que da comienzo a los mejores relatos. Tres palabras que despiertan la curiosidad y las ganas de conocer un mundo diferente, que la literatura nos permite vivir cuando vamos a su encuentro. Cada cuento es un nuevo descubrimiento. Así nace la Ronda, con un ‘Había una vez un sueño’…

Es un proyecto popular y cultural imaginado por las maestras Jimena Fernández, Miriam Bellatti y Silvia Sánchez en el 2008.

Esta idea se hizo realidad en octubre de ese mismo año. La primera Ronda se realizó en la librería El Fauno y fue un éxito. Comenzaba a gestarse en ese momento un espacio único para las familias de Carlos Paz, donde las historias cobran vida y la experiencia de escuchar y crear relatos es colectiva.

Desde ese día, el último viernes de cada mes se organiza este encuentro con la participación de narradores, artistas y los alumnos del taller IUPI, dictado por Jimena y Miriam en la Casa de la Cultura de la Coopi.

La Ronda de Cuentos se fortaleció como un espacio comunitario de circulación de la palabra, orientado a toda la familia.

Esta propuesta cultural ofrece a grandes y chicos la posibilidad de compartir historias, leyendas, poesías, cuentos, juegos y canciones y extiende la invitación para crear relatos propios. Las diferentes formas de expresión artística que se desarrollan se caracterizan por su calidad creativa y literaria, el mensaje que transmiten y su aporte a la herencia cultural de la comunidad.

El espacio de la librería quedó chico a medida que aumentaban en cada convocatoria las familias que se sumaban a la Ronda. Durante tres años se realizó en El Fauno y, ocasionalmente, en la librería Había Una Vez y en Fusas Escuela de Música.

Pero, desde el año 2012, los encuentros pasaron a la Casa de la Cultura de la Coopi, que permitió albergar a la gran cantidad de participantes comprometidos con el crecimiento de esta iniciativa. Este espacio le posibilitó al proyecto lograr una continuidad en el tiempo y convertirse en una propuesta imprescindible para promover la cultura y la lectura en la ciudad.

Actualmente, Jimena Fernández y Miriam Bellatti son las animadoras a la lectura y narradoras que coordinan mes a mes la Ronda de Cuentos. “La Ronda es un espacio para despertar posibilidades. La palabra circula y la Ronda la armamos entre todos. Es una cuestión comunitaria donde todos forman parte y le dan forma a este espacio que ya es de la gente, no es nuestro. Esa era la idea”, expresó Jimena Fernández, una de las fundadoras de este proyecto.

“La Casa de la Cultura nos cobijó desde el primer momento. Nos atendieron, nos mimaron, nos reconocieron y valoraron nuestro trabajo. La Coopi fue la primera institución que logró decir ‘esto es valioso, esto es importante, hay que apoyarlo y acompañarlo’. Eso ha ayudado a que la ronda crezca. Son muchas voluntades, muchas manos apuntando a su crecimiento para que todos nos beneficiemos”, añadió.

“Cumplesueños, cumplecuentos”, fue la invitación para la Ronda de Octubre, el mes aniversario. El viernes 28 de octubre a las 19.30 horas la Casa de la Cultura se llenó de familias que esperaban ansiosas el comienzo de la función.

El ilustrador Luis Paredes, Diego Sisterna de LS Latidos y sus salseritas, las narradoras Andrea Arribas e Ilaria Gelmi y, el maestro de narradores Rubén López se sumaron a este festejo. Durante una hora y media, los cuentos se alternaron con canciones y dibujos, para finalizar cantando el Feliz Cumpleaños y soplando las velitas.

 

Una Ronda que no para de crecer

La Ronda de Cuentos fue progresando gracias al acompañamiento incondicional de las familias que todos los meses participan del espacio y los vínculos que se fueron construyendo con otros proyectos vinculados a la difusión de la cultura y la promoción de la lectura. Así se convirtió en una verdadera referencia cultural para Villa Carlos Paz y alrededores.

La propuesta ha integrado otros eventos como el Festival Internacional de Contadores de Historias Narrapalabra y la Feria del Libro de la ciudad, entre otros espacios. A partir del contacto con diferentes propuestas culturales, cuenteros de distintos puntos del país y Latinoamérica se sumaron a participar junto con personas de distintas ramas del arte: escritores, ilustradores que dibujan en vivo, músicos, gente de la danza y que trabaja para la infancia. “Los poetas y cuenteros del mundo agradecemos que lugares como este se mantengan y existan”, expresó César Vargas, poeta y narrador oral cordobés que pasó por la Ronda en el año 2012.

La participación es siempre libre y gratuita, justamente, para que todas las familias puedan tener acceso. La propuesta busca estimular a los chicos a recorrer su camino como lectores, acercando la literatura a la infancia para promover el derecho a la cultura. En ese sentido, Jimena explica cómo se fue conformando la dinámica de cada ronda con la participación activa del público: “Muchas veces llevamos armado un esquema, pero la idea no era solamente que cuenten los narradores especializados en eso, sino que la gente cuente. Así se empezaron a sumar abuelos, maestras y niños”.

“Muy buena idea para acercar a los chicos a la literatura y a los grandes permitirles volver a ser niños”, dijo una mamá que había sido invitada a la ronda por primera vez. “Como abuela y docente de muchos años estoy disfrutando de los cuentos y la literatura y de hacer volar la imaginación”, afirmó una señora acompañada de su nieta. “Me gusta escuchar historias que sean diferentes y graciosas”, dijo una nena que participa de la ronda desde hace seis años.

Estos testimonios se multiplican por miles cada viernes.

El compromiso de mantener y fortalecer el espacio que han asumido las familias y colaboradores se nota en pequeños gestos solidarios de gran valor. Hay padres que son el transporte de los “ronderos” y buscan a chicos que no pueden trasladarse hasta la Casa de la Cultura, otros llevan bebida y comida para ayudar con la merienda que se reparte cuando finaliza el encuentro. Hay algunos que recorren la ciudad pegando carteles anunciando la Ronda del mes.

La iniciativa de abrir el juego a todas las personas interesadas en expresar sus historias y aportar al espacio, convierte a la Ronda en una creación colectiva, una acción cultural basada en garantizar la lectura como un derecho humano accesible para toda la comunidad.

En este proceso de crecimiento, los niños se convirtieron en narradores protagonistas de sus propios relatos o de obras que los interpelan y quieren compartir con sus compañeros. Estas ganas de contar motivan el nacimiento del taller IUPI, que hoy es un semillero de cuenteros.

IUPI es un espacio de expresión integral que invita a los niños a manifestarse a través de múltiples lenguajes artísticos. “El eje central del taller es la literatura y la narración oral. El objetivo es que los chicos puedan expresarse cada uno en el lenguaje que le quede más cómodo y, a la vez, explorar otros lenguajes. Son chicos que disfrutan mucho de las historias, todo lo que hacemos cuenta historias y ellos elijen que quieren mostrar en la Ronda”, relató la coordinadora del taller.

“Lo que más me gusta de ser IUPI es contar cuentos en la Ronda de Cuentos, me da mucha emoción”, dijo Renata Bálsamo de 9 años, después de bajarse del escenario donde había relatado una historia que preparó en el taller.

La Ronda es de todos y para todos, trasciende a esas tres mujeres soñadoras que proyectaron un espacio donde todas las voces tengan lugar para contar su forma de ver y vivir el mundo. “Los niños que hoy participan van a ser los futuros coordinadores de la ronda. La idea es que el espacio perviva”, agregó Jimena.

La Ronda hoy significa la posibilidad de encontrarnos y regalarnos un tiempo único y compartido para expresar, transmitir desde la palabra y el arte, reconocernos llenos de historias y ser escuchados. Ese deseo de que todos puedan participar y formar parte de la vida cultural de una comunidad, está más vigente que nunca en cada encuentro.

“La cultura es un derecho al que todos pueden acceder, por eso no se cobra entrada. No cobramos nada por lo que hacemos y las personas que vienen a mostrar su arte lo hacen de modo desinteresado. Es una cuestión comunitaria que se arma entre todos. Tratamos de mantener el espacio de la palabra y del juego bien vivo, para que los cuentos sigan rodando, porque es necesario contarse, escucharse y mirarse a los ojos. Es la única manera de que sigamos creciendo como comunidad”, relató Jimena.

Al final de cada Ronda, los participantes y colaboradores reciben la mejor paga del mundo, un “gracias por los cuentos”.

Tomarse unos minutos para mirar los rostros de niños y grandes brillar y emocionarse con las aventuras de un personaje que cobra vida a través de las palabras, dibujos, sonidos, gestos y movimientos, es entrar a un mundo donde todo es posible y todo es mejor.

Ese mundo es el que cada Ronda construye día a día.

 

Nota correspondiente a la edición n° 441 del semanario La Jornada, del 06 de noviembre de 2016.

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