Jimena Arduriz: “Ángeles me mueve a dar testimonio de fe”

Por Carlos Pivatto

jimena-arduriz-1Justo el día antes en que su hija Ángeles Rawson cumpliría años, Jimena Arduriz, mamá de la joven asesinada en 2013, visitó el pasado 22 de octubre la ciudad de Villa María, donde fue una de las figuras centrales del seminario “Nuevas esclavitudes, nuevas cadenas”. Esperanzada que su palabra guíe a otros padres en su misma situación, la mujer se definió como una persona de “profunda fe”.

Arduriz habló ante los asistentes de uno de los casos más aberrantes de la criminología argentina, y que ya tiene entre rejas a su autor, Jorge Mangeri, condenado a cadena perpetua. Antes de su alocución ante un colmado auditorio, conversó con La Jornada.

 

– ¿Qué te parece esta convocatoria de Villa María?

– Me parece de un nivel de compromiso e involucramiento que es emocionante y sublime. Es tan necesario y tan importante que la sociedad se involucre. Yo soy muy religiosa y a estas convocatorias las defino como grandes encuentros pensando en el amor al prójimo, desde la solidaridad ciudadana y civil, en todo lo que tiene que ver con la problemática de la violencia de cualquier tipo: contra la mujer, la trata, inseguridad, es decir en todos los órdenes.

Específicamente fui invitada a este seminario internacional porque siento que tengo dar testimonio de la experiencia que lamentablemente sucedió con mi hija y para que eso se resignifique en que no haya más chicas asesinadas o abusadas para prostituirse, y también entender que la violencia de género es una forma de fomentar la trata.

 

– ¿Qué rol cumple la fe para poder sobrellevar esto?

– La fe es fundamental. Sin ella no hubiera sobrevivido y me ayudó a atravesar primero, la muerte de mi hija, mi sol, mi tesoro, independientemente de la forma que hubiera sido… porque la muerte de un hijo es antinatural y no da muchas alternativas a los padres que les toca algo así: o se vuelven locos o resignifican su dolor. Yo creo que el gran don, el gran regalo que me hicieron mis padres fue educarme en la fe, porque la gracia de la fe ha hecho que yo haya dado un sentido a mi vida, más allá que la justicia es la justicia. Yo estoy a favor que se haga justicia, la justicia terrenal, es decir que el responsable, el perpetrador cumpla su pena: ni un día más, ni un día menos. Pero hay otra parte de lo que creemos, que en mi caso tiene que ver con la fe y que va más allá de la justicia de los hombres, porque a mi vida Ángeles no va a volver y si yo no hubiera trabajado esto y los otros padres que pasaron por algo parecido no hubieran procesado lo vivido, con estas herramientas, para así poder transitar esta vida que nos queda sin nuestra hija o sin nuestro hijo, realmente sería dañino, porque esto puede llevar incluso hasta la muerte.

La certeza que nos da la fe católica, es una certeza cristiana que nuestros hijos están en algún lugar y nos están esperando; y a su vez nos dejan un legado para transmitir este recurso a otras personas que pasan por las mismas situaciones. Es maravilloso, yo me siento bendecida por ser instrumento de esto.

 

– ¿Sentís que ella se comunica con vos?

– Yo lo defino como señales. Por ejemplo, en estos días se festeja el cumpleaños de mi hija y yo siempre digo que las cosas tienen una causalidad. Cuando me convocaron para este seminario, el día previo a su cumpleaños, sentí que iba a ser muy doloroso, pero por algo y para algo me estaban llamando de la Acción Católica, a venir a Villa María… y simplemente me entregué. Y yo creo que es ella la que me mueve. Porque ella junto a Dios no se quedan quietos. A estas palabras las tengo muy presentes porque hace poco fue el aniversario de la partida de Ángeles, y el cura que ofició la misa dijo exactamente eso: “ellos no se quedan quietos”. Ellos trabajan en equipo, para Nuestro Señor y nos van ayudando.

Lo que pasa es que hay que entregarse, hay que bajar el copete, hay que pedir… y entregar; entregar el dolor, la alegría, y agradecer, porque siempre, siempre, va a haber alguien que estará cerca.

Yo veo estas chicas víctimas de trata que no aparecen y me digo: “Por lo menos tuve la bendición de enterrar a mi hija, más allá de todo el horror que significa la muerte, de la forma que fue y todo… pero yo la pude enterrar. Hay muchos que ni eso pueden hacer.

 

– ¿Se pueden detectar señales respecto a que alguien del entorno puede cometer algo como lo que finalmente le ocurrió a tu hija?

– El caso de Ángeles ha servido de mucho para despertar conciencia en su generación.

Sí, hay señales. El portero (Rodolfo Mangeri) le regalaba golosinas a sus víctimas y eso, lamentablemente no se detectó como señal. No fue así, específicamente con Ángeles, porque él se cuidó bien de generar la absoluta confianza con todos los co-propietarios del edificio, pero sí lo hacía con el personal doméstico, por ejemplo.

 

– Es decir, estar atentos es clave es esto…

– Sí y que no se callen. O sea, si un chico o una chica tienen a un adulto como amigo que se acerca y presienten algo raro o que generen determinadas situaciones que no cierran… que hablen. Y si es víctima de violencia o de abuso, que llamen al 144 (línea telefónica gratuita), porque hay todo un aparato puesto en marcha y de esta forma se está trabajando muy bien para todo lo que es violencia y abuso.

 

– ¿Qué opina de la manifestación del 19 de octubre pasado convocada por el colectivo #NiUnaMenos?

– La marcha estuvo bastante dividida, pero sigue siendo un grito de la sociedad contra la violencia: hubo 19 homicidios en 19 días.

 

– ¿Y por qué crees que hubo divisiones en la marcha? ¿Por cuestiones políticas?

– Siempre hay infiltrados que se mezclan por todos lados y es una pena, porque los ciudadanos tenemos que estar unidos. No sólo las mujeres, sino también los varones, porque que son hijos, padres, hermanos y hermanas y padres.

 

– ¿Qué le reclamaría a las autoridades?

– La Justicia es un poder autónomo y el Poder Ejecutivo puede trabajar mucho en acciones de prevención, pero más que nada el principal reclamo es primero a los legisladores, para que se involucren más y hagan leyes que se ajusten más a la realidad y sobre todo que se visibilice a la víctima que no está visibilizada en el código penal. A los jueces que imparten justicia, que se tenga una justicia justa, que apliquen las condenas, ni un día más, ni un día menos.

 

– ¿A la policía que le pediría?

– Que se capaciten en perspectiva de género, porque para la víctima es fundamental la palabra gentil, que la sepan escuchar, porque la víctima siempre está en un alto grado de vulnerabilidad. Paralelamente que sepan descubrir y detectar esas señales de los potenciales agresores, abusadores y femicidas.

 

El caso “bisagra”

angeles-rawson-1Ángeles Rawson (16) fue asesinada el 10 de junio de 2013, minutos después de salir de su colegio, en momentos que ingresaba a su edificio, oportunidad en que fue secuestrada por el propio portero del complejo habitacional, Jorge Néstor Mangeri.

Posteriormente, el cuerpo de la joven fue encontrado por casualidad, en una de las plantas de tratamiento de basura del Ceamse y las miradas comenzaron a posarse en su círculo más cercano.

Aunque siempre lo negó, finalmente el portero, Jorge Mangeri fue detenido cuando prestaba declaración como testigo. Y nunca más salió.

Tras cinco meses de juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Capital Federal consideró a Mangeri culpable y autor de “femicidio en concurso ideal con abuso sexual en concurso ideal con homicidio criminis causa” de Ángeles Rawson, según el veredicto leído en el Palacio de Tribunales, en julio del año pasado.

El tribunal ordenó que se investigue si cometió algún delito Diana Saettone, la esposa del condenado, así como Adolfo Méndez, el perito médico que intervino por la defensa y que sostuvo que la chica había tenido “relaciones sadomasoquistas”.

También se dispuso que se investigue a Jorge Meninguelli, un portero amigo de Mangeri que trabaja en un edificio de la calle Marcelo T de Alvear y a Pablo Ezequiel Bazán Dominguez y Juan Manuel Cesaretti, vecinos del edificio donde vivían la víctima y el portero.

 

Nota correspondiente a la edición n° 441 del semanario La Jornada, del 06 de noviembre de 2016.

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