Un relevamiento sectorial marcó una baja interanual en las ventas a precios constantes, con fuerte caída frente a octubre y seis de siete rubros en retroceso. Aun así, el acumulado de 2025 sigue en terreno positivo y las expectativas para el próximo año se mantienen moderadamente optimistas.
Las ventas minoristas de las pymes registraron en noviembre una caída interanual de 4,1% a precios constantes, en un contexto de consumo ajustado y cautela generalizada. En la comparación mensual desestacionalizada contra octubre, la baja fue todavía más marcada, con un retroceso de 9,1%, mientras que en el acumulado del año las ventas muestran todavía un incremento interanual de 3,4%.
Al evaluar la situación económica actual de los comercios, el relevamiento muestra un escenario de estabilidad frágil: el 54,2% de los encuestados percibe que su realidad se mantiene similar a la de un año atrás, pero un 37% señala un deterioro, cuatro puntos porcentuales más que en octubre, revirtiendo parcialmente la mejora en la percepción que se había observado el mes anterior.
Las expectativas a futuro, no obstante, siguen inclinándose por la prudente esperanza. De cara al próximo año, el 48,6% de los comercios proyecta una mejora del escenario, el 43,7% considera que la situación se mantendrá sin cambios y apenas el 7,7% anticipa un empeoramiento. En paralelo, el clima de inversión continúa siendo adverso: el 60,1% de los encuestados evalúa el contexto actual como desfavorable para realizar nuevas inversiones, frente a un 14,6% que lo considera oportuno y un 25,2% que todavía no tiene una posición definida.
En el detalle por rubros, el informe confirma que la contracción golpea de manera desigual. Seis de los siete sectores relevados mostraron caídas interanuales, con descensos más profundos en Perfumería (-17%), Bazar y decoración (-9,7%) y Alimentos y bebidas (-5,9%). En contraste, el único segmento con variación positiva fue Farmacia, que registró una suba de 1,8% en relación con noviembre del año pasado.
Con estos datos, noviembre consolida un escenario de “consumo dual”: por un lado, la restricción presupuestaria y el agotamiento de los límites de financiación profundizan la brecha entre la demanda de bienes esenciales, que se sostiene, y los consumos postergables, donde el freno es más evidente. Por otro, la actividad comercial opera bajo una lógica de transición, con fuerte cautela en las decisiones de inversión y reposición, ante la incertidumbre sobre la evolución de los costos y la competencia.
El dato distintivo del relevamiento aparece en el plano de las expectativas. Pese a la compresión de márgenes y al deterioro en la percepción del presente, el sector comercial mantiene una proyección optimista para el próximo año, apostando a un reordenamiento de las variables económicas que permita recomponer la demanda interna. En ese horizonte, los comercios pyme confían en que un escenario más previsible pueda traducirse en mayor estabilidad, recuperación gradual del consumo y condiciones más favorables para volver a invertir.


































