A dos años de la inundación de Los Chorrillos, solo hay una de las ocho casas terminadas

Por Evelina Ramírez

“El 14 de marzo de 2014 será para muchos vecinos de Villa Carlos Paz un día imborrable en su memoria. El manso arroyo Los Chorrillos se convirtió en un río embravecido. Todo sucedió de madrugada y cuando el día comenzaba a clarear. Los relatos de los damnificados coinciden en varios aspectos: la violencia y rapidez con la que el agua fue invadiendo las viviendas, que no hubo un llamado que alertara sobre la llegada de la creciente y que no es la primera vez que la zona se inunda (varios aludieron a la creciente que ocurrió en marzo de 2009)”.

Con estas palabras arrancábamos la nota publicada en el semanario La Jornada el 16 de marzo de 2014. A dos años de estos episodios, las promesas asumidas, sobre todo por el municipio, siguen sin cumplirse.

Es que de las ocho viviendas que debían construirse, solo una de ellas está finalizada. Otras dos aún no han sido terminadas, y el resto ni siquiera se comenzó a edificar, a pesar que desde la provincia mandaron todos los kits prometidos. Así lo confirmó a La Jornada la directora de Planeamiento Físico y Ambiental, Liliana Bina.

La funcionaria justificó la demora diciendo, por un lado, que originalmente el gobierno provincial sólo envió la mitad de los kits de viviendas comprometidos y que recién en diciembre de 2015 se cumplió con la entrega de los cuatro kits faltantes. Por el otro lado, reconoció que el municipio tuvo problemas con el contratista responsable de construir las viviendas.

“No tuvimos suerte (de elegir) una empresa que tuviera capacidad financiera para hacer rápidamente ese cuatro viviendas. Y quedar solo demorados por la faltante de los cuatros kits. La empresa no tenía capacidad operativa para hacer las obras con su propio financiamiento. Se centró sólo en el financiamiento municipal.

“A esto se suma que los lotes son muy complicados. En esos barrios –Carlos Paz Sierras y Villa del lago -, la municipalidad asumió el compromiso de relocalizar a las familias. Y los lotes allí son sumamente accidentados. Hubo que hacer movimiento de rocas que, en el caso de Villa del Lago, nos insumió dos meses de trabajo. Hubo una serie de complicaciones que entorpecieron la relación con la empresa”, reconoció Bina.

La única vivienda terminada es la de Armando Ramírez, jubilado de 74 años que pidió un préstamo de 30 mil pesos para poder terminar el mismo los detalles que le faltaban al baño. Hace unos meses, ya está viviendo en su nueva casa.

Sobre las otras viviendas, Bina precisó que dos de ellas tienen un grado de avance importante y que las cinco restantes ni siquiera comenzaron a construirse. A raíz de la serie de incumplimientos (sobre todo en los plazos de ejecución de la obra), el municipio quiere rescindir el contrato a la empresa adjudicada, cuyo responsable es Marcelo Puchetta.

“Estamos en el proceso de rescisión del contrato. Es un trámite que hemos tratado de evitar, porque se trata de un proceso legal muy complejo. Hay que cerrar ajustadamente los números en función de las responsabilidades compartidas. Hay que ver las razones que tiene cada parte: tanto el municipio como la empresa. Luego hay que volver a concursar y adjudicar”, precisó Bina.

Consultada sobre si desde el municipio hacían alguna autocrítica por las demoras en cumplir con la promesa de construir las ocho viviendas, la directora respondió: “Podríamos haberlo hecho más rápido. Pero yo le pregunto a cualquier familia que no tiene casa, si esperaría dos o tres años para tener una casa llave en mano, yo creo que se quedarían sentados tejiendo un sweater, callados y sin presionar permanentemente. Porque eso es lo que va a ocurrir, van a tener su casa llave en mano”. Y comparó la situación con otros problemas habitaciones que hay en la ciudad, como es el caso de los vecinos de “La Vizcachera”.

Respecto de si una vez caído el contrato con Puchetta, el municipio llamará a una nueva licitación, Bina consideró que, a su criterio, “cada casa tiene que ser considera unidad económica y debería ser contratada de forma independiente”. “Esto da más flexibilidad, rapidez y posibilidades de control”, dijo aunque no aseguró que esa será la modalidad que elegirá el Ejecutivo.

“Ella es la que está tejiendo un sweater”

Las declaraciones de Bina no cayeron nada bien entre los damnificados por la inundación. Uno de ellos, Omar Montaña, dialogó con VillaNos Radio y dijo: “Ellos se enojan con nosotros cuando salimos a los medios a hablar o cuando vamos al municipio. Ella dice que cualquiera se quedaría tejiendo un sweater y esperar dos o tres años para tener la casa.

“Estaría bueno si uno tuviera trabajo y no que la creciente te haya desarmado el taller como me pasó a mí. Estaría bueno si ellos cumplieran con el subsidio del alquiler, pagaran en fecha y no sólo 1.800 pesos, cuando se sabe que un alquiler hoy en día sale 3.000 pesos. De esa manera yo me quedaría a esperar, porque tendría el techo asegurado y tendría mi lugar para trabajar. Pero eso, hoy, no lo tengo”.

El vecino sostuvo que en su caso, la vivienda nueva debe construirla en un terreno que es de su propiedad. “Si ya llegaron los kits y el lote lo pongo yo, entonces que se muevan. ¿Cómo puede ser posible que un contratista los frene a ellos seis o siete meses una obra? ¿Cómo puede ser que no tengan la capacidad de dar por finalizado ese contrato? En todo caso es ella (por Bina) la que parece estar sentada tejiendo un sweater”, se quejó.

Sostuvo que en algunos casos, los damnificados se ofrecieron a ser ellos mismos los que construyan sus casas y que ni siquiera eso pueden hacer. “Cuando podíamos hacernos las casas nosotros era porque estábamos desocupados. Ahora hay uno de los damnificados que tienen un problema muy grave. Las cosas que nosotros planeamos, se van desarmando. Ni siquiera podemos armarnos las casas nosotros”, expresó.

Nota correspondiente a la edición n° 409 del semanario La Jornada, del 20 de marzo de 2015.