Villa Carlos Paz 2.0, la ciudad en las redes sociales

Por Valeria Flesia

Tapa_417_la_jornada_22-05-16Las redes sociales han disparado nuevas formas de relación y cada vez son más las personas que las descubren y las adaptan a sus edades e intereses. Este fenómeno, ya estudiado en todo el mundo, tiene sus claroscuros en cuanto a los beneficios que pueda traer a las relaciones interpersonales, sin embargo, es innegable su penetración y versatilidad en términos de uso.

En Villa Carlos Paz, los grupos temáticos conformados especialmente en la red social Facebook han crecido de manera exponencial y, aunque no son un caso único, tienen sus particularidades relacionadas con la cantidad de participantes, las búsquedas que se establecen y la alternativa que ofrecen a los medios de comunicación tradicionales.

 

Fotos y Recuerdos: en busca del tiempo perdido

Entre los casos observables, el grupo Fotos y Recuerdos de Villa Carlos Paz motiva a los vecinos a compartir imágenes y a contar, en primera persona, crónicas de lugares, juegos en las veredas, jardines de infantes compartidos, fiestas populares y mucho más, detalles tan ínfimos como vitales que desatan conversaciones en los memoriosos y emoción en los que, de repente, se encuentran en una foto con sus compañeritos de primer grado.

Así, se intenta recuperar y preservar la historia de los primeros barrios, de las primeras casas y edificios históricos con sus comercios entrañables, muchos de ellos ya desaparecidos en las alas de eso llamado “progreso”.

Fotos y Recuerdos tiene 8688 seguidores y contando; es un grupo público por lo que todo aquel que solicita entrar es aceptado y se presenta de esta manera: “Este grupo fue creado para estar mejor conectados y comunicados con todos los que hemos nacido y/o vivido en la Villa. La idea principal es recordar nuestras mejores épocas, compartiendo nuestros recuerdos y anécdotas, o reconociéndonos simplemente gracias a que alguien subió al grupo una foto o imagen que teníamos guardada o escondida en algún olvidado cajón de nuestras casas, y que solamente nosotros, sabemos todo lo que significan esos recuerdos. Muchas de las “diferencias” que seguramente nos parecían que nos separaban en la juventud (Colegios, Grados, Barrios, Edades, Boliches, Clubes, Familiares, Amigos, etc) … con el paso del tiempo, los recuerdos  de esas épocas vividas, en realidad nos han servido para “mantenernos UNIDOS” y hoy, gracias a la tecnología, podemos acortar las distancias físicas (en especial para los que no estamos viviendo en la Villa) y nos permite volver a reunirnos en este grupo de amigos”.

A la intención del grupo sigue la propuesta: “Suban fotos viejas y aporten anécdotas y recuerdos en el grupo, y verán que seguramente alguien estará dispuesto a contestar o simplemente esperando ser sorprendido por un mensaje de ese/a amigo/a que nunca dejo de serlo o incluso por ayudar a los que lo necesitan con oportunidades de trabajo o con una simple palabra de aliento”.

Así, un vecino, Juan Manuel Dorna, abre un álbum de fotos y lo bautiza “Del arcón de mi mamá”. Del misterioso arcón surgen imágenes de una villa incipiente, bellísima en blanco y negro en torno a un río de contornos despojados. Se pueden disfrutar allí las construcciones coloniales de hoteles y hosterías en sus patios internos, vistas del antiguo puente central hecho de tablones sobre pilares de piedra y mucho más. Tanto más que se abren consultas y juegos en torno a qué está retratando cada foto, es dable encontrar imágenes de 1932 que representan pequeños recortes artísticos y se juega a identificarlos. Las imágenes ofrecidas sin epígrafe porque literalmente el publicante las ha encontrado en el fondo de un arcón y las ofrece a la comunidad que integra el grupo,  provocan comentarios y memorias tan ricas que dejan atrás a las propias imágenes que, a veces, no son más que una persona común delante de un edificio. Las fotos comienzan a hablar con las memorias de muchos carlospacenses que se sienten interpelados por lo que ven y comienzan a cronicarlas.

De esta manera, frente a una foto de don Callegaris con su mandolina, el vecino Carlos Alberto Canciani cuenta una crónica que completa con el antes y el después del músico extraída de la cartografía de su memoria: “Antes de ir atrás del Banco de Córdoba,  don Callegaris vivía adonde ahora es la plaza Renacer. Allí había una vertiente que se llamaba el Chorrito y allí tenía una pieza y colgaba en la pared exterior todas sus fotos,  tocaba 3 instrumentos ala vez.  También tenía unos hierros con 3 ganchos con los cuales y,  desde arriba de un bote,  sacaba a la gente que se ahogaba, porque en  aquel tiempo eran muchos.  Una gran creciente le llevo todo y de  ahí se trasladó a la costanera, al lado estaba la casilla de Doña María Francio,  la mama del Canario,  y la parada d sulkys y caballos de alquiler y al frente la verdulería de Pascual Serrone”.

Hay magia en estas palabras para moldear a don Callegaris entre sus instrumentos, colgando sus fotos o pescando en el río con el hierro de su invención. No en vano es un personaje del Centenario, inmortalizado en la foto y en las memorias que otros completarán con su propia cosecha.

Dice el semiólogo Roland Barthés que la fotografía “es el testimonio fidedigno de que algo ha sido realidad”. Muchas de las fotos que ilustran los álbumes de este grupo, el más numeroso dentro de los que circulan en la red y llaman a la participación a los habitantes actuales o pasados de la ciudad, retratan a personas, objetos, monumentos o construcciones que ya no están más allí.

El nuevo vecino, el recién llegado puede dudar, ante el relato, de la existencia de ese pasado. La foto viene a testimoniar esa realidad, a darle su cuota “fidedigna” pero no completa la memoria, es el botón de arranque, es la huella que moviliza un armado que se dibuja con recuerdos de uno y otro actor.

Ernesto Montesinos, el Yndio para sus innumerables amigos, promotor del movimiento NyC (nacidos y criados) y de la identidad carlospacense, comenta en torno al grupo: “Cuando nació fui uno de los administradores. La intención era que pudiéramos compartir recuerdos de los primeros tiempos de la ciudad, que quedaran guardados en algún espacio común al que todos pudiéramos acceder para conocerlos. Así es que Fotos y Recuerdos de Villa Carlos Paz, el sitio de Facebook tiene la colección de fotografías más completa de la ciudad, agrupadas en distintos álbumes a los que todos podemos acceder. Eso es fruto de una insistencia, una persistencia en que las familias más antiguas busquen entre sus registros y los suban, a quienes pertenecieron a distintas instituciones para que cuenten sus orígenes o a los que participaron de eventos que hicieron historia. Tenemos aún hoy, aunque hay muchos que se están poniendo a tono con los tiempos y con esta herramienta, el impedimento de que muchas personas muy mayores no manejan el Facebook pero, por eso, la llamada es a sus hijos y nietos para que esta memoria siga viva, sea una antología no sólo de fotos sino de los recuerdos, las crónicas, los personajes, las vidas, relacionadas con esas fotos”.

Un asiduo participante de los dos grupos que invitan a compartir recuerdos o miran desde el presente el desarrollo de la villa tratando de crear lazos de pertenencia compartiendo imágenes y eventos que forman parte de la cultura local es el profesor y comunicador Santiago Macor quien recuerda que mucho del furor memorístico se encendió con el festejo del centenario de la ciudad en el 2013. La participación frondosa de personas, no siempre vecinos actuales de la villa sino también aquellos que viven en otros lugares pero han pasado en sus calles parte de su vida, le parece que es motivado por la invitación a “la libre participación, la posibilidad de construcción colectiva de pequeñas historias locales, ya que se comparten materiales y archivos muchas veces de recuerdos particulares o conocidos por muy pocas personas”.

“¡Has destapado el arcón de los recuerdos, tengo que hacer escritos y no puedo desprenderme de esta página, gracias!”, dice una vecina frente a las fotos de los alumnos de la escuela San Martín en años muy pretéritos. “¡Ahí está Coquita que es de mi edad, tengo 85!”, comenta otra ante una imagen de una pareja preciosa en blanco y negro contra las sierras. El espacio de Facebook condensa este encuentro con el pasado y lo hace presente en un reservorio inagotable que está siempre disponible para volver a actualizarse. “Sea lo que sea lo que ella ofrezca a la vista y sea cual sea la manera empleada, una foto es siempre invisible: no es a ella a quien vemos”, dice Barthés, quien ha reflexionado profundamente sobre la fotografía y la memoria. Frente a esta realidad, esta práctica de compartir en la red social ha encontrado una forma particular: la foto se exhibe para todos y se permite una crónica colectiva de las memorias que porta. Cada cual, cada usuario, puede compartir “eso” que ve en esa foto, y ese repertorio de memorias se traslada en el tiempo.

 

Comunicación multidireccional

Cuando se habla de comunicación a través de redes sociales y específicamente a través de estos grupos que pueden fijar algún temario para identificarse pero aceptan, en general, la participación de toda la comunidad, se habla de espacios de interacción y transformación continua entre las personas, se habla de una comunicación que puede definirse como popular en vista de que todos pueden participar y hablar (o escribir).

Los intercambios que desde lo individual provocan mayor participación son aquellos que tienen que ver con la realidad social ya sea actual o pasada. Puede decirse, siguiendo a  los que estudian profundamente estos nuevos constructos comunicativos, que se trata de un proceso que posibilita una plurideterminación de la realidad social dotando a los grupos sociales de capacidad para tener su propia “versión de la realidad” y situarla frente a la realidad institucionalizada.

En este sentido se puede mirar más de cerca el fenómeno de los grupos creados en Facebook por los centros vecinales o directamente por los barrios que, ante la falta de una manera propicia de encontrarse por razones de tiempo, de espacio o de posibilidades, se encuentran por la red.

El grupo de las 400 Viviendas se presenta como un espacio creado para “vecinos que viven en las 400 viviendas” sin otra barrera temática. Con 1029 miembros puede no ser uno de los más numerosos pero sí el que presenta un mayor nivel de interacciones de todo tipo: pedidos, ofertas, apertura de nuevos negocios, búsquedas, quejas, demandas de mejoras y de interacción con los vecinos para reclamar, festejos, saludos y mucho más.

A través de este grupo de Facebook el barrio construye significados internos en la interacción con sus instituciones y espacios de desarrollo: las escuelas, la plaza, las calles principales por donde transita el transporte público así como el trabajo de los vecinos en comercios, oficios y profesiones, mano de obra ofrecida, etc.,  mostrando una densidad importante de intercambios en el camino del autoabastecimiento.

En ese lugar en vías de consolidación, hacen pié para reclamar hacia el exterior lo que no pueden procurarse por sí mismos: el arreglo de las calles, la provisión continua de agua, la iluminación, las mejoras en el transporte pero que les corresponde como integrantes de una comunidad institucionalizada.

En el grupo de las 400 Viviendas se observan intercambios llamando a la acción de los vecinos para conformar una masa crítica con posibilidad de reclamo ante el Estado. Existe conciencia de que se puede tomar parte en las decisiones que los afectan de forma común y este grupo que posibilita el ida y vuelta de información, de fotos de eventos, de interpretaciones de sucesos ocurridos en lugares que pueden ser privados en principio pero que pueden estarle sucediendo a alguien más, promueve el poder de la cooperación.

Un evento como el lamentable accidente que sufrió una pequeña en inmediaciones de la escuela primaria de las 400 Viviendas fue seguido por los vecinos a través de su grupo de Facebook. Los mismos medios de comunicación, radiales y virtuales, “cuelgan” en el grupo la información, audios, reportajes y fotos, porque, en muchos casos, los vecinos están más atentos al muro del grupo que al suyo propio donde la comunicación puede pasar de largo. Asimismo, a través de esta interacción virtual, se va construyendo el antes y el después del suceso y cuáles pueden ser las acciones que se encaren en forma comunitaria ya que existe el peligro real de que a cualquier vecino del barrio le pase lo mismo si no se toman medidas.

Concretamente con respecto al caso, se indica a través de los comentarios que se ha reclamado a la municipalidad para que efectúe el tan promocionado Operativo Blanco, cuidado del tránsito en los alrededores en horarios de entrada y salida de escolares, no sólo en las escuelas céntricas a la vista de los paseantes sino también en las escuelas de la periferia que también convocan a niños y adultos que son ciudadanos con derechos.

Dice Romina en su comentario  del 19 de mayo al accidente: “Es una vergüenza…te da impotencia, bronca…..y realmente no se puede entender cómo se tarda tanto en conseguir algo q es de primera necesidad…tenía q pasar esto para que esta gente se movilizara….y aun hoy no pasa nada. Hoy fue esta nena q dios ayude a su familia….y cuantos niños están expuestos día a día!!! Porque hay papás q no pueden traerlos por sus horarios de trabajo, uno se queda con el corazón en la boca!!! Ojalá puedan tomar conciencia y se empiecen a hacer las cosas como deben hacerse no mediocres, es decir que manden los inspectores todo el año”.

Una mamá que se siente conmocionada por lo sucedido, que expresa su temor y empatía ante lo que puede sucederle a su hijo o a los hijos de sus familiares y vecinos.

Cabe preguntarse si podría expresarse de esta manera en otro ámbito público si no tuviera este medio virtual multidireccional que le permite llegar a muchos lectores dentro y fuera de quienes componen su grupo.

Probablemente no y su queja sólo quedaría en los oídos de sus vecinos más cercanos o en alguna reunión con papás sólo del grado de sus hijos y sólo aquellos que puedan participar de esas reuniones.

La potencia expansiva de las redes como posibilidad de intercambio  y construcción de saberes, haceres y sentimientos es innegable y ha sido adoptada especialmente por las 400 Viviendas como comunidad que se inicia en búsqueda de una voz social que sea escuchada.

 

Vida en las redes

Muchos otros casos se pueden mencionar de este fenómeno de la comunicación virtual que no se queda en el intercambio en redes sino que provoca acciones concretas como pueden ser intercambios de bienes, movilización en ayuda de una necesidad vital de un miembro de la comunidad, búsquedas de personas, auxilio de seres vivos varios, animales domésticos, flora y fauna autóctona, etc.

Existen, también, innumerables grupos comunicados de manera secreta que utilizan las redes sociales para convocatorias y tareas variadas.

Algunos piensan que algo de la posibilidad del encuentro intersubjetivo se está perdiendo en este tipo de intercambios, sin embargo, es innegable que, por lo menos, los casos citados han encontrado una manera de construir lazos comunitarios y conservar la memoria a través de la conformación de un grupo amplio.

Tal vez, entonces, no se trate de pérdida sino de cambio.

 

Nota correspondiente a la edición n° 417 del semanario La Jornada, del 22 de mayo de 2015.

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