Sép7imo día, un viaje al planeta Soda

Este jueves fue la primera función oficial del espectáculo de Cirque Du Soleil. Magia por todos los rincones.

Sensaciones encontradas, pero prima el asombro. Sin duda. Volver a ser parte de un recital de Soda Stereo, pero desde una tercera dimensión o desde un mundo paralelo: Eso es Sép7imo Día.

Quienes han tenido la posibilidad de ver Corteo u otro espectáculo de la compañía canadiense sabían a qué iban: un espectáculo que se traduce en la superación del circo, con atletas y acróbatas de primer nivel, escenografía, tecnología y vestuario en la misma línea. Sin embargo, que lograran causar sorpresa en el espectador advertido, parecía un imposible. Los canadienses se especializan en lograr lo imposible.

La puesta en escena, la posibilidad de ser parte del espectáculo desde una pista y parado, volver a escuchar a Gustavo Cerati y la originalidad de los números que trascienden el circo, hacen del show un espectáculo inolvidable.

Puntual, empezó el show. La figura del triángulo se repitió como una constante. Y la invitación a ser parte, por primera vez de esa triada Cerati, Alberti, Bosio. Sin embargo, el show no pretende recordar o revivir la historia de la banda en sí, sino utilizar su música como banda sonora de un espectáculo al estilo de los de Cirque: multisensorial. La idea es lógica, teniendo en cuenta que la banda sonora completa de Soda Stereo fue banda sonora de gran parte de la vida de sus seguidores.

Con Séptimo día arranca todo, pero se suceden las canciones más emblemáticas de la banda. Muchas, combinadas entre si, como el caso de Ella usó mi cabeza como un revolver y Un misil en mi placard. Con mucho look ochentoso, la apelación a la memoria emotiva fue constante.

El personaje central, L’Assoiffé, un joven idealista que busca desesperadamente un canal de escape para su imaginación va dirigiendo la historia. Sale de una jaula desde el piso gracias a un par de auriculares y la magia, la libertad y la música comienzan a fluir.

Sobredosis de TV fue un número de los más originales que dejó en evidencia cómo se puede armar un verdadero video clip en vivo. Hombre al agua le ganó al asombro cuando por más de tres minutos vimos a una pareja sumergida en una cápsula de agua sin respirar se dedicó a nadar y tocar la guitarra. Arte en arena combinado con arte audiovisual es otro de los aportes que hacen de esta versión de Cirque algo único. 

Té para tres le abre el juego a la emoción. Guitarras y un público ávido por cantar, le aportan el factor de piel erizada que los seguidores de Soda Stereo desesperadamente estaban buscando. La sutileza también gana lugar con el número de Luna Roja, en donde el planeta Soda se transforma en protagonista. Ciudad de la Furia hace emerger la fuerza y la destreza. Y el final. El final es uno digno de Cirque Du Soleil. De otra dimensión.  

Aún hay muchas chances de ser parte del planeta Soda con Sép7imo día. Es un espectáculo que te empuja a vivirlo, sumergiéndote en un universo paralelo.

 
Cba24n

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