Según la leyenda, se trata de la escalera por la que Jesucristo ascendió para comparecer ante el prefecto romano de Judea.

Esta escalera de mármol de 28 escalones habría sido traída de Jerusalén a Roma bajo el reinado del emperador Constantino, antes de ser cubierta en 1723 con madera para protegerla del desgaste ocasionado por los peregrinos.

Esta protección se eliminó brevemente en 1950 para una limpieza y, desde entonces, esta escalera de mármol, que se supone que está manchada con la sangre de Cristo en el undécimo escalón, no había vuelto a ver la luz.

Nina, una mujer ucraniana que vive en Roma, fue una de las primeras en ponerse de rodillas en los escalones de marmol, hundidos en algunos casos hasta 15 cm por siglos de fervor cristiano.

“Vine a orar por mi país en guerra”, dijo Nina a la AFP.

“Fue muy emocionante saber que estábamos en las mismas escaleras que Cristo”, dijo Angela, una romana.

Una vez eliminada la protección de la madera, los restauradores se sorprendieron al descubrir miles de pequeñas notas, exvotos dejados por los peregrinos o monedas, explicó a la prensa uno de los responsables de las obras, Paolo Violini.

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