La muerte de Capitán, el perro que visitaba fielmente todos los días la tumba de su amo en el cementerio de Villa Carlos Paz desde 2007, ha generado todo tipo de repercusiones.

Por un lado, se abrió una polémica por el destino de sus restos.

Las sugerencias van desde enterrarlo junto a su dueño, Miguel Guzmán, en otro lugar del mismo cementerio, o en una plaza en el centro de la ciudad.

“Meterlo en el nicho yo creo que no va. Lo mejor sería dejarlo enterrarlo en el cementerio que es donde sucede la historia”, opinó Damián,  hijo de Miguel.

En esta línea, surgió la idea de que el perro tenga su propia tumba en una plazoleta en la entrada del lugar como símbolo de amistad y compañerismo.

Por otra parte, el concejal Gustavo Molina (Frente Cívico), presentó un proyecto de ordenanza para que se levante un monumento en el cementerio a Capitán, “el perro más fiel de la historia de Carlos Paz y en lo posible que esté al lado de su amo”.

Mientras las autoridades deciden qué hacer, el cuerpo de Capitán, que fue hallado muerto el lunes pasado, espera en una cámara de frío.

La historia se hizo conocida a nivel mundial en 2012, a partir de una nota publicada por La Voz del Interior.

Miguel Guzmán, el dueño del perro, falleció en marzo de 2006, y a los pocos meses el animal desapareció de la casa. La familia lo dio por perdido o pensó que había muerto. Fue unos meses después, en una visita al cementerio, cuando se dieron con que el perro había seguido el rastro de su dueño y se había instalado a vivir allí, al lado de su tumba.

Lo que sorprende a quienes conocen la historia es que Miguel murió en el hospital de Carlos Paz y su cuerpo fue trasladado desde allí a una casa velatoria, muy lejos de su vivienda. Según el relato de la familia, ni ese día ni ningún otro el perro los siguió hasta el cementerio.

El caso tuvo tal repercusión que hasta un equipo francés llegó a Villa Carlos Paz para filmar una película contando la historia.

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