Por el frío, crece la demanda en el Refugio Nocturno ‘Cura Brochero’ de Villa Carlos Paz

Con el intenso frío que se registra desde hace varios días, crece la demanda en el Refugio Nocturno y Hogar de Tránsito ‘Cura Brochero’ de Villa Carlos Paz.

“La demanda de alojamiento ha sido muy alta durante todos los meses del año, pero en estos días se acentúa por las bajas temperaturas”, confirmó Alicia Barrigó, presidenta de la Asociación Civil a VillaNos Radio. Y alertó que, al mismo tiempo, “tenemos muchas personas que se acercan a comer durante las horas del día”.

También, remarcó que hay mucha gente que está durmiendo en obras en construcción y en los días más fríos del año solicitan un lugar en el refugio. “Anoche (martes pasado) el cuarto de los hombres con capacidad para 14 personas estaba lleno y en la habitación de las mujeres que tiene capacidad para seis personas, había cuatro”, detalló.

Barrigó atribuyó el incremento de la demanda al “frío y la situación social que estamos viviendo”. Sin embargo, también señaló que durante todo este año se han intensificado los pedidos de alojamiento y comida: “A diferencia de años anteriores en época de verano siempre la demanda baja, porque la gente consigue algún trabajo, pero este año no. Vino mucha gente en el verano y la demanda fue alta”.

Sobre la posibilidad de articular acciones con otras instituciones e incluso con el municipio recordó que, “el año pasado hicimos una reunión convocada por nosotros donde se hablaron cosas que nunca se concretaron”. La propuesta era hacer un relevamiento de personas en situación de calle y que habiten en obras o edificios en construcción. Con esta intención desde el refugio impulsaron una serie de reuniones con autoridades del área de Desarrollo Social del municipio, Policía Comunitaria y Seguridad VCP.

“Este año nos volvemos a poner a disposición, como lo hicimos siempre, pero la coordinación con otras instituciones es bastante compleja”, reconoció. Mientras tanto, “la realidad social nos desborda a nuestra simple voluntad”, manifestó Barrigó con preocupación. “Necesitamos de profesionales que nos ayuden a armar otro modo de trabajo para tener una mayor inserción social”, argumentó.

Asimismo advirtió que en el municipio “no hay relevamientos realizados que nos aporten datos concretos”. El año pasado se identificaron dos personas durmiendo bajo el puente de calle Juncal (este año una de ellas se acercó al refugio), en el puente Zilli había entre 6 y 8 personas y también gente durmiendo detrás de las choperas, explicó. Estos datos surgen de una primera instancia de relevamiento que se realizó en el 2016. Este año estimó que hay entre 25 y 30 personas más o menos.

“Valoramos el trabajo de las profesionales, con las que estamos en permanente contacto y trabajamos. Sin embargo cuando intentamos acceder a recursos o necesitamos decisiones coordinadas o articuladas, ahí se da la limitación”, subrayó.

El refugio recibe a personas con problemas psiquiátricos, adicciones, víctimas de violencia de género, personas en situación de calle y trabajadores en condiciones laborales precarias. Las personas con enfermedades psiquiátricas son algunos de los casos más complejos con los que trabajan. En los centros médicos, “les dan el alta pero nadie hace un seguimiento de dónde está esa persona, no hay un acompañamiento y los externalizan a la calle. Ni siquiera entre los integrantes de las distintas áreas del Estado están informados”, aseguró la presidenta de la Asociación Civil. En muchos casos, el refugio ayuda a estas personas a solventar su medicación y tratamiento.

A su vez, agregó: “Tuvimos casos de violencia de género”. El refugio abre por la noche, por lo tanto, en uno de los casos, durante el día las voluntarias llevaron a una mujer y su bebé a sus casas para que no esté sola circulando por la ciudad. “A alguien que es víctima de violencia la persona que la agrede la puede encontrar en cualquier momento y en cualquier lado en Carlos Paz, entonces no puede estar dando vueltas”, explicó.

“La Casa de la Mujer no tiene ni siquiera comodidad para que trabajen las profesionales que están. Se la iba a derivar al Polo de la Mujer y desde ahí mandaron a decir que no había lugar y pidieron que se quede en el refugio”, precisó.

La contención y asistencia a las víctimas queda en manos del equipo de trabajo voluntario que lleva adelante el refugio, a pesar de que se declaró la emergencia en materia de violencia de género en Carlos Paz. Esto implica que el Estado asumió como prioridad el desarrollo de políticas públicas para luchar contra la violencia hacia las mujeres.

El refugio se mantiene con mucho sacrificio gracias al trabajo de los voluntarios y las voluntarias. Un subsidio municipal de 15 mil pesos que permite cubrir el costo del alquiler y los servicios, el aporte de un sistema de socios con una cuota fija por mes, la recolección y venta de papel y cartón y donaciones de la comunidad en general posibilitan su sustento económico. “Nos vino muy bien el aporte de la tarjeta Fraterna para cubrir las necesidades que tenemos, sino estaríamos en rojo”, advirtió Barrigó.

A su vez, hizo un llamado a la ciudadanía para atender “estas situaciones que están pasando a nuestro lado y que desde el Estado no se da respuesta o se las ignora totalmente”.

“Carlos Paz es una comunidad anestesiada en cuanto a estos temas. Es solidaria pero nos falta tomar conciencia de que el compromiso para una transformación de la realidad va más allá de llevar una donación concreta. Pensemos cuando votemos, dónde estamos militando, si participamos en dónde, en qué”, concluyó.

 

Nota correspondiente a la edición n° 475 del semanario La Jornada, del 23 de julio de 2017.

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