PhoTortul (La foto de la semana): “La ochava va”

“La ochava va” (Alvear y General Paz – Villa Carlos Paz – Abril de 2018)

Días atrás, en una amplia panorámica, congelé un esquinononón de esos que tienen nombre propio, avisando que se venían cambios… muchos cambios: La San Miguel, la llamé a la foto.

La panadería de los Alonso mataba todo lo demás, al menos para mis vivencias, pero indudablemente, había muchos más elementos para rescatar en esa esquina. Por eso esta vez pongo foco en la ochava que está frente a la legendaria panadería San Miguel (hoy Don Manolo) y que tiene una rica historia (que no soy el más apto para contar… solo recopilar) relacionada a un kiosko: El Serranito.

Dice la Rae: “Una ochava o chaflán es un recurso urbanístico que consiste en unir con una línea oblicua los lados de las manzanas en sus esquinas, eliminándose estas, con el objetivo de mejorar la circulación y su visibilidad y ampliar los cruces, lo que provoca que las parcelas situadas en esos lugares tengan circunstancias físicas”.

#Findelazita

Y esta ochava permitía, a los que venían por Alvear, ver a los que bajaban por General Paz, cosa que hace años ya no se puede. A no ser que te gusten las multas.

Ckick…click…

Desde la ventanilla nomás, mal estacionado frente al Banco Nación, en horario en que ni las palomas salen a caminar (porque las palomas, en el centro de mi villa, caminan), gatillo: kiosko en foco e iluminado por rayitos siesteros… con fondo obscuro, monumental, espejado… tenebroso.

Este kiosko dual, con cosas tales como las que se pueden conseguir en un kiosko (Titas, Rhodesias y más cositas ricas) y una “parada de diarios y revistas”… que por estos tiempos ya funcionaba con diferentes dueños… llegó a su fin.

La modernidad y esa entelequia llamada “progreso” le sacó tarjeta roja. Y la piqueta pasará inequívocamente, por estos días, a hacer lo suyo con su toc-toc implacable… y provocando el brum final. Onomatopeyas de una demolición anunciada. Toc-toc y brum son M.R.

Mi examiguito Omar Alonso tiene recuerdos, entre criollitos y vigilantes, del kiosko El Serranito, de Don Muñoz y de Cosentino… tambien de burros y caballos en palenque en esa esquina. Eso delata su edad, espero que no la mía.

Eldor Bertorello (de edad ya indescifrable como la Legrand) recuerda a Don Roque Fresno y Paquito, siempre parados en esa esquina, ambos con título de personajes en el bolsillo del saco.

Otro “joven veterano” memorioso y nostálgico cuyas iniciales son Carlos Bartmus, recuerda (y me avisa), a la derecha del kiosko, a la recordada inmobiliaria de su Padre. También fuera de encuadre está la primera municipalidad de la Villa, donde trabajó Jorge Descotte con el Tito Mancebo… pero eso, amigos, queda para una próxima demolic…perdón… para una próxima foto.

Ahora nos toca despedir a ese murito de piedra en ochava que se va… apocopado por el espejado edificio del hotelazo que se levanta atrás y hace de telón de fondo a la foto.

La Villa se transforma. Hay quienes lo celebran, hay quienes se entristecen… y yo los dejo porque, pongo un minutito las balizas y me voy al escaparate de Muñoz (hijo) a ver si salió la Nippur de Lagash y le hago la última compra en esta parada de kiosko en ochava que se va.

#Urbanismo

#ElKioskoDeMuñoz

#OchavaHistorica

 

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Nota correspondiente a la edición n° 509 del semanario La Jornada, del 09 de abril de 2018.

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