“El Ñato que maneja el Tiempo” (Galería Sarmiento – Villa Carlos Paz – Otoño de 2018)
Cuenta una leyenda, de la ya de por si legendaria Galería Sarmiento, que al fondo del pasaje más ancho, el que es doble, en el último local-isla, hay un Ñato… que maneja el tiempo !!!
Sí, sí… eso dicen. Yo no sé si creerlo pero son así de extrañas las leyendas pueblerinas…
Tic…Tac…
El tipito en cuestión es Nacido y Criado en esta Villa, en el año del Señor de 1951… un 20 de enero para ser más preciso en el tiempo (estamos justamente hablando del Señor del Tiempo y debo honrarlo con precisión Suiza) y fue bautizado como Gerardo Arbeloa. Lo de Ñato vino con el tiempo.
Tic…Tac…
Gerardo es hijo de relojero, de Don Alfonso Arbeloa que se instaló al lado del Cine Yolanda y ya en 1963, dio sus primeros pasos (que sonaron Tic-Tac) en el piso de ese negocio de su viejo. Eran épocas de relojes mecánicos… a cuerda… de péndulos… y de “familiar trabajo infantil”.
Tic…Tac…
Con el gustito tomado ya a las maquinitas, el joven Gerardo hizo su secu en el flamante Instituto Industrial Cristo Obrero… del cual tiene buenos recuerdos que incluyen a los primeros directores, Doyenart y Bastaroli.
De esa prestigiosa institución creada por el Cura Santarrosa, el Ñat…perdón, Gerardo Arbeloa, es miembro de la segunda promoción.
Tic…Tac…
El amor tiene cara de mujer para Gerardo, y se llama Marta Amuchástegui, con la que recorrieron juntos el Tiempo en este Pueblo-Villa y dieron a luz a Lucas y a Jimena.
Tic…Tac…
Ya en 1975, Arbeloa se cortó solo en la Sarmiento y aquí es donde ya entra a jugar el realismo mágico macondeano, toda vez que se asegura que, sin abusar como el Viejo Loco de Volver al Futuro, retrasaba un poquito todos los relojes como para llegar a Tiempo al Banco del Suquía… o al Sudecor… o al Meridional… antes que le cierren la puerta. O bien los adelantaba para irse 15 minutos antes a su casa, sacarse los timbos, estirar las patas y mirar en la tele a su amada Acadé Racin Clú!!!
Tic…Tac…
Fantasía o realidad, yo tengo recuerdos que se hunden en mi más tierna infancia, y me veo entrar junto a mi viejo a la mítica galería… a buscar mi primer reloj: un Citizen Digi-Ana… Flor de Relosss!!!
Tic…Tac…
El tiempo es veloz, avanza tenaz, y por estos días, el Ñato Arbeloa sigue entrando a la galería como hace 55 pirulos, aunque los relojes mutaron de analógicos a digitales, los despertadores de cuerda a pila… y el rubro se amplíe a regalería de calidad, cuchillos, radios, tabacos y otras delicatessen.
Relojería Arbeloa está, a no dudarlo, en el Top 5 de los comercios más antiguos, atendidos por sus propios dueños, como se decía antes… y con mandato de apellido.
– Tengo que irme, Ñato, cámbiame las pilas al Citizen Digi-Ana que se me hace tarde!!! – Le digo preocupado, apurando la charla.
Gerardo Arbeloa me mira con su Ojo-Lupa, me sonríe a lo Sean Connery y me contesta:
– Tranquilo Tortolito, querés que te frene el tiempo unos 10 minutitos?!?
Tic…Tac…
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Nota correspondiente a la edición n° 511 del semanario La Jornada, del 23 de abril de 2018.
