Por Felipe Etkin

La memoria, lejos de ser un saco vacío donde se depositan y clasifican archivos, es un espacio de lucha donde se significan y resignifican los sucesos, el tiempo y la historia. La memoria, por lo tanto, no es potestad exclusiva del pasado; sino el ejercicio activo de traer de un tirón ese pasado y hacerlo hablar en la voz del presente. Es en este eterno retorno donde le damos sentido a la actualidad, comprendemos de dónde venimos y a dónde podemos ir.

Recordar los sucesos desatados a partir del 24 de marzo de 1976 no es, por lo tanto, un ejercicio exegético de erudición historiográfica; sino, más bien, un acto para entender nuestra realidad y en lo posible elegir un devenir diferente.

A 42 años del Golpe de Estado cívico-militar más cruento del que se tenga registro en este país, el balance arroja conquistas rotundas por parte de los organismos de derechos humanos expresadas en las condenas a los genocidas, las movilizaciones masivas y el esclarecimiento de muchos de los crímenes perpetrados. Por otra parte, el gobierno de turno -con medidas como las reducciones de condena y las prisiones domiciliarias a los genocidas- anuncia un retorno a una política conciliadora bajo un paradigma que da cuenta de un retroceso en materia de DDHH.

En este marco, y luego del fallecimiento de quién fuera el mayor responsable provincial del genocidio, Luciano Benjamín Menéndez, el actual aniversario gravita sobre la importancia de seguir avanzando en los juicios a los responsables civiles, no dar marcha atrás con las condenas dictaminadas y seguir apostando a la construcción de una memoria colectiva en las aulas, en las calles y en los medios.

 

Ayer y hoy

Camilo Ratti, autor de “Cachorro”, una biografía documental de Menéndez, precisó que uno de los distintivos de este año está dado por la “rápida respuesta” que amplios sectores de la población tienen frente a los intentos “de dar marcha atrás o deslegitimar el accionar de las políticas de memoria, verdad y justicia”. En este sentido, el periodista indicó que algunos de estos hitos que marcan un retroceso son la invitación a Obama para el 24 de marzo por parte del presidente Mauricio Macri en el primer año de su gobierno, el beneficio del 2×1 dictado por el poder judicial, el intento de cambiar el día del feriado y los pedidos para que los genocidas gocen de prisión domiciliaria.

Cabe destacar, al respecto, que el pasado miércoles 21 de marzo se realizó un escrache frente a la casa del genocida Luis Gustavo Diedrichs en la localidad cordobesa de San Javier. La convocatoria estuvo a cargo de los organismos de derechos humanos quienes repudiaron el beneficio otorgado a Diedrichs, que está condenado a prisión perpetua por 222 secuestros, 396 torturas, 46 homicidios, 211 desapariciones forzadas y el robo de un bebé.

“La sociedad reacciona frente a los intentos del gobierno de ir contra algo que no es patrimonio de un partido político sino patrimonio de toda la sociedad argentina: se trata de los derechos humanos, la memoria, verdad y justicia; es un camino en el que no se puede volver atrás. Frente a eso la sociedad se mantiene activa, viva, con fortaleza y convicción de no dar paso atrás. Nos acostumbramos a ir hacia adelante en el último tiempo, ahora hay que ponerse a la defensiva; pero hay una respuesta contundente”, observó Ratti.

En relación a las deudas de justicia, el autor de “Cachorro” consideró que en el plano jurídico, el capítulo que falta es el de las responsabilidades civiles; para poder dejar asentado y comprobado que se trató de un proyecto no sólo militar, sino que estuvo asegurado por la complicidad de sectores de la sociedad civil. Asimismo, en el plano cultural, sostuvo hay que continuar permanentemente con el debate. “El abordaje histórico es fundamental para poder comprender el presente”, sostuvo.

En parte, este fue uno de los objetivos de su libro publicado por la Editorial Raíz de Dos en el 2013, donde propone una explicación profunda sobre Menéndez, sus raíces y su formación. “La idea versa sobre cómo se construyó la cabeza de un genocida y cómo fue posible ese plan sistemático”, destacó el autor.

Por su parte, Matías Capra del ex Centro Clandestino de Detención de La Perla, consideró que la particularidad de este año reside en el trabajo educativo con los jóvenes y en proteger los derechos humanos. “Lo importante de defender el derecho al trabajo, a la protesta, a la educación es el desafío de este año. Como plantea la Mesa Provincial por los derechos humanos con el lema ‘Un país para pocos nunca más’, tiene que ver con que cada uno desde su lugar pueda revisar y ver qué es lo que estamos perdiendo  y se está vulnerando en la actualidad”, comentó.

En este sentido, Capra subrayó que hace un año y medio finalizó la “Megacausa” de La Perla con más de 40 condenados, muchos de los cuales actualmente están apelando para tener prisión domiciliaria. “No nos podemos olvidar que, por la magnitud y la trascendencia de los delitos que cometieron, la condena fue a cárcel común”, recordó, en relación a que muchos de los delitos por los que se los acusa siguen vigentes y en ejecución. Es decir, mientras los desaparecidos y los niños secuestrados permanezcan en esa condición, el delito se continúa cometiendo.

“Ahí hay algo en lo que tenemos que intervenir todos; y de hecho, las organizaciones están volviendo a hacer escraches para que estas personas estén donde deben estar, porque la casa de un genocida es la cárcel”, remarcó Capra.

 

Memoria educativa

La semana pasada, el área de pedagogía del Archivo Provincial de la Memoria presentó el material llamado Cartas de Navegación; que reúne una serie propuestas de trabajo y secuencias didácticas destinadas a docentes para abordar algunos de los contenidos que más se trabajan en esta época, como por ejemplo la efeméride del 24 de marzo y el concepto de Terrorismo de Estado. “La idea es que los docentes puedan apropiarse de ese material, incorporar y proponer nuevas cosas en las aulas. Esto es fruto de un trabajo que ya lleva varios años de elaboración en las áreas de pedagogía a partir de distintas producciones que realizamos”, informaron desde el espacio.

Frecuentemente, este tipo de propuestas suelen generar la reacción de sectores de la población que sostienen que es inadecuado el abordaje de este tipo de temáticas en el aula. De hecho, el año pasado la publicación de un manual de CTERA para el tratamiento del caso de la desaparición de Santiago Maldonado generó la ira de periodistas, padres y todo un debate nacional.

En el caso del 24 de marzo vinculado al rol docente, Capra manifestó: “La coyuntura es la marca del territorio desde el que uno actúa y siempre es interesante hacerlo sin dejar de lado la historicidad del lugar y el rol que hemos adquirido los docentes. Hay pocas profesiones en la sociedad tan políticas como la docencia: trabajamos con ideas, las construimos y deconstruimos. Somos trabajadores de lo intelectual y por esto hay que hacerse cargo de lo que decimos, de nuestras prácticas y lo que reproducimos en las escuelas. Uno puede observar opiniones que utilizan este marco y los modos de abordaje que tiene la escuela sobre el pasado reciente, para atacar y denostar lo que hemos hecho los docentes en los últimos 10 años en relación a este tema”.

Asimismo, calificó que actualmente han tomado más notoriedad pública los discursos negacionistas que justifican el terrorismo de Estado. “Los que nos regimos por la Ley de Educación Nacional y estamos atentos a lo que está pasando en relación a los juicios, somos convencidos que cuando enseñamos sobre el pasado reciente lo que hacemos es reforzar el valor por la lucha y la defensa de los derechos humanos”, comentó; y consideró que el desafío para los docentes en este contexto está en buscar nuevos recursos, herramientas y formas de diálogo para la construcción de la democracia.

En tanto, Ratti coincide con la importancia de fomentar el debate en las escuelas y en los procesos educativos, y aseguró que muchos de los que nacieron en democracia piensan que la democracia es la normalidad; cuando en realidad durante el siglo XX fue la anormalidad debido al protagonismo de las Fuerzas Armadas. “Hay que seguir en esta batalla cultural, dando los debates y las discusiones porque no hay discusiones ya saldadas y concluidas; cambian los gobiernos e instalan prácticas políticas que niegan lo que ya teníamos como consensuado. Hay que continuar la discusión en las escuelas y en todos los ámbitos posibles, para que no vuelva a ocurrir un hecho como los que pasaron”, concluyó.

 

Una incógnita histórica: ¿Hubo vuelos de la muerte en el Lago San Roque?

Al cumplirse un año del Golpe encabezado por Jorge Rafael Videla, el escritor Rodolfo Walsh publicaba un panfleto que se convertiría rápidamente en un célebre ejemplo de denuncia periodística y política. En su “Carta Abierta a la Junta Militar” de 1977, Walsh miraba cara a cara a los máximos responsables de la dictadura para poner sobre la mesa cada uno de sus crímenes cometidos durante los primeros meses del proceso.

En aquella oportunidad, el escritor que sería secuestrado inmediatamente luego de la publicación, hacía referencia a la existencia de “un verdadero cementerio lacustre” bajo el lago San Roque. Desde entonces, los testimonios pertenecen al campo de las leyendas, los comentarios familiares y los susurros urbanos. En concreto, no hay evidencia empírica que permita concluir con la existencia de cuerpos arrojados al dique. Así lo confirmó el investigador Camilo Ratti; quien comentó que el propio Darío Olmo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) aseguró que es imposible encontrar indicios certeros ya que, debido al paso del tiempo, los cuerpos estarían desintegrados. “Por ahora es imposible confirmarlo, va a ser necesario alguien que se quiebre y que haya participado lo admita; pero por la actitud que tuvieron todos en el pacto de silencio que asumieron desde los juicios, lo hace difícil”, observó.

En el mismo sentido se manifestó Matías Capra, quien a su vez relató que en La Perla reciben gran cantidad de vecinos y escuelas de Punilla que van a recorrer el lugar y donde a veces surgen comentarios sobre algún testimonio en relación a vuelos nocturnos que arrojaban algo sobre el lago. “Eso generó una sensación de que los vuelos de la muerte pueden haber existido en el lago San Roque”, explicó. Sin embargo, no existen denuncias concretas en relación a este delito; a diferencia de lo sucedido en la provincia de Buenos Aires, donde se logró certificar que la Escuela de Mecánica de la Armada (EsMA) arrojaba seres humanos al Río de la Plata porque muchos de los cuerpos sin vida salieron a flote. No obstante, la ausencia de pruebas materiales no niega la posibilidad de que efectivamente haya sucedido. Para Capra, esto puede ser porque no hayan tirado a nadie, o bien porque los tiraban encadenados o con cemento con la intención de que no salgan a flote. “Ahí entramos en una encrucijada, desde el EAAF dicen que sería muy difícil encontrar algo hoy. A 40 años y con los niveles de contaminación que tiene el lago sería imposible encontrar tejido humano; pero podrían encontrarse otros elementos, como por ejemplo un reloj, un anillo; para lo cual tal vez habría que dragar el lago, es un procedimiento difícil de hacer. En alguna época una empresa oriental se quería llevar las algas y hubo impedimentos de parte del sector político del gobierno provincial. Siempre queda esa sensación de que quizás haya algo”, manifestó.

 

Córdoba sin Menéndez: la muerte de la muerte

El 27 de febrero del 2018 el cuerpo de Luciano Benjamín Menéndez dejó de respirar por una afección cardíaca agravada por cáncer en el Hospital Militar. A diferencia de las miles de víctimas que fueron masacradas bajo su responsabilidad, su familia tiene el cuerpo y conoce las causas del deceso.

La desaparición física de quién fuera el mayor símbolo provincial de todo el proceso militar, le otorga, necesariamente, un dato sobresaliente a la fecha.

“El hecho de que el principal genocida de Córdoba y a quien iban dirigidos todos los reclamos de justicia no está más, le da una impronta diferente al momento”, destacó Ratti.

El autor del libro abocado a describir enteramente al fallecido, consideró que si bien la figura de Menéndez no es muy admirada en términos individuales por los sectores conservadores; “está muy presente en el sentido común que la dictadura intentó construir y en los valores de la Córdoba que cree en el modelo neoliberal”.

Para Ratti, se trata de un legado “reaccionario, conservador y autoritario” que está plenamente vigente. De acuerdo con el periodista, en la provincia de Córdoba habían transcurrido 30 o 40 años de acumulación popular cuando Menéndez llegó para abortar ese proceso. “Toda la herencia política que hemos recibido los cordobeses en estos años de democracia se expresa en los sectores más conservadores. Tenemos un poder judicial reaccionario herencia de esa dictadura, unas fuerzas de seguridad ultra represivas con paradigmas de la dictadura vigente. Todavía se respira Menéndez, ya que dejó una herencia muy profunda porque su modelo represivo caló hasta el fondo y no hemos logrado articular ningún proyecto político progresista que tenga otra matriz ideológica”, explicó.

Finalmente, Ratti evaluó que las condenas a Menéndez son un hecho histórico y que su importancia radica en que son el umbral para pensar una Argentina democrática en el siglo XXI; por ser un mensaje para los sectores autoritarios de que “no van a ser impunes como lo fueron a lo largo del siglo pasado” y porque quedó demostrado que “las instituciones pueden castigar a quienes cumplen crímenes contra toda la humanidad”.

Capra, por su parte, caracteriza a Menéndez como uno de los grandes genocidas a nivel mundial y destacó la capacidad de la sociedad para juzgarlo. “La muerte de Menéndez significa muchas cosas, no nos alegra la muerte de nadie; pero tenemos la conciencia tranquila de que fue juzgado con la ley y no pasó ni un minuto más en la cárcel, ni mucho menos fue torturado, violado y vejado como él hizo con miles de cordobeses. Esto se demostró en los juicios en Córdoba y en más de 10 provincias argentinas, que corresponden al campo de acción bajo su tutela”, puntualizó. Asimismo, el responsable del área de educación de La Perla expresó que hay una sensación de vacío y a la vez victoria: “Siempre queda una sensación de que en algún momento estos cómplices digan algo, den un dato; que es el pedido de las madres que quieren saber dónde están enterrados sus hijos. Siempre estuvo la esperanza de que en algún momento de sus vidas estas personas iban a claudicar de su posición para colaborar con la memoria, verdad y justicia”.

A pesar de las oportunidades, jamás se arrepintieron y siguieron desafiando la justicia. “La muerte de Menéndez deja un vacío, porque se lleva mucha información a la tumba; pero por otro lado hay que recordar que no murió impune, la sociedad cordobesa luchó mucho para que eso suceda; eso nos tiene que dar un gran grado de satisfacción como pueblo”, destacó.

 

Nota correspondiente a la edición n° 507 del semanario La Jornada, del 26 de marzo de 2018.

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