#NiUnaMenos Sobre el tratamiento mediático de los femicidios

Por Lic. Gisela Eceiza

La Legislatura provincial adhirió a la “Ley de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en los que desarrollan sus relaciones interpersonales” y este representa un paso importante para nuestra provincia.

Esta norma establece que los medios de comunicación se constituyen como uno de los tantos ámbitos donde se ejerce violencia. La violencia en los medios existe desde la génesis de ellos mismos, pero la ley permite visibilizar esta modalidad y, en tanto, cuestionar y sancionar.

Pero, ¿qué es la violencia mediática? Es la difusión de discursos estereotipados que promueven la explotación y la desigualdad, que injurian, difaman, discriminan, deshonran, humillan o atentan contra la integridad de las mujeres.

Cuando hablamos de los medios, es necesario partir de una premisa sustancial: los medios de comunicación construyen la realidad. Muchas veces accedemos a los hechos a través de ellos, pero NO SON la realidad, no son un espejo ni un vidrio transparente que la refleja, sólo nos ofrecen diferentes lecturas sobre algo que sucede. Por ende, lo que leemos, vemos o escuchamos, solo son representaciones.

Los medios interpretan los hechos, los construyen y transforman en noticias, en acontecimientos. En ese proceso de construcción de los mensajes mediáticos se toman decisiones, desde qué imagen usar hasta qué palabra utilizar, la música que acompañará un relato, los titulares, las fuentes, el espacio otorgado. Todas elecciones que siempre están determinadas por intereses ideológicos, económicos y/o políticos.

Melina Romero
Melina Romero

Desde hace tiempo vemos y leemos noticias sobre casos de femicidios. Las mujeres víctimas son presentadas a través de sus vidas personales, espectacularizando el caso, sin hacer referencia propia a la problemática de la violencia hacia la mujer. Pues nos muestran, por ejemplo, cómo Melina Romero (adolescente de barrio El Palomar) era “una fanática de los boliches que abandonó la secundaria”, estigmatizando a la joven y presentando toda una serie de características que permite pensar que la propia vida de Melina la llevaría hacia su muerte. Casi culpándola a ella misma.

Hemos visto tratamientos mediáticos violentos por doquier, dependiendo de las clases sociales, de las características de las mujeres, de sus vidas personales, de sus relaciones amorosas, de sus relaciones familiares. Se las culpa de lo que les haya sucedido, se cuestiona al entorno y los medios nos brindan datos e información que poco nos importa a la hora de hablar sobre violencia de género.

A razón de esto, la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual emitió un documento hace un tiempo, donde hace algunas recomendaciones sobre el tratamiento mediático responsable en casos de violencia contra las mujeres.

  1. Recordar que la violencia contra las mujeres no se limita a la violencia física. También es violencia contra las mujeres, entre otras, la violencia psicológica, sexual, económica, mediática y patrimonial.
  2. Informar a la persona que está o estuvo en situación de violencia sobre las posibles implicancias de la difusión mediática de su caso, ya que su visibilización y/o denuncia puede impactar en sus vínculos familiares, laborales, amistosos y sociales.
  3. Proteger la intimidad y dignidad de la persona para evitar su revictimización mediática. Es fundamental atender a la especificidad de los casos que refieren a niñas y adolescentes, quienes poseen protecciones aun mayores debido al interés superior de sus derechos como niñas y adolescentes.
  4. Evitar la obtención de la imagen o la voz de una mujer en situación de violencia sin el consentimiento explícito de la persona.
  5. Prescindir de abordajes que estigmaticen, culpabilicen, descrean y/o sexualicen a las mujeres en situación de violencia, y procurar representaciones positivas de quienes están superando o han logrado superar la violencia.
  6. Privilegiar los enfoques centrados en la prevención y en la concientización de la problemática social de la violencia contra las mujeres, prescindiendo de la espectacularización y ficcionalización de los casos.
  7. Chequear y diversificar las fuentes de la noticia y evitar la divulgación de información que pueda obstaculizar los procesos policiales o judiciales en curso.
  8. Comunicar los casos a través del uso de un lenguaje preciso y/o de imágenes respetuosas que privilegien la información socialmente relevante.
  9. Abordar la violencia contra las mujeres a través de la multiplicidad de géneros mediáticos sin banalizar la problemática social y procurar su seguimiento para evitar que los casos en particular y la problemática en general queden en el olvido.
  10. Difundir los datos de organismos y políticas públicas, organizaciones sociales y personas que se especializan en la temática.

Estas recomendaciones son necesarias en casos de cobertura mediática. No debemos olvidar que esas mujeres son personas, que tienen familias, amigos, que están atravesando procesos de dolor, y que como comunicadores es necesario respetar y promover el respeto de los derechos de todos.

Fuente: http://www.defensadelpublico.gob.ar/es

 

Nota correspondiente a la edición n° 419 del semanario La Jornada, del 05 de junio de 2015.

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