El concejal Gustavo Molina (Frente Cívico), sostuvo que el anuncio que realizó el intendente Esteban Avilés respecto a quitarle el servicio de agua a la Cooperativa Integral “va en contra de la paz social”.
“Para nosotros fue una sorpresa”, reconoció en el programa ‘Forum’ (CPTV), y mostró su preocupación por el nivel del conflicto. “Nos interesa el servicio y nos interesan los trabajadores”, destacó.
E insistió con que el anuncio “no ha tenido diálogo suficiente dentro de la coalición ni afuera”.
“Hay ausencia de diálogo”, aseguró, y adelantó una propuesta para intentar encauzar la negociación: “Nos atrevemos a pedirle a la Cooperativa que deje de cobrar la capitalización, y al intendente que retire el proyecto como una señal hacia la ciudad para no violentar la paz social”.
Si bien opinó que, por su formación política e ideológica, cree que, “los servicios públicos deben estar en manos del Estado”, sostuvo que en esta ocasión, “el anuncio va en contra de la paz social”.
“No parece que haya habido una necesidad extraordinaria de la sociedad que genere un avance en este sentido”, dijo.
Según Molina, lo que hay que hacer en este momento es “escuchar a todos los actores sociales, organizaciones, y los vecinos, y si ni aun así se logra resolver la cuestión, deberemos ir hacia un referéndum”.
“Nos parece saludable y es la única forma de resolver este problema de fondo si no hay acuerdo a través del diálogo”, remató.
La decisión unilateral y autoritaria de Avilés de sacar a la Coopi de la administración del servicio de agua es una muestra más del grave problema político que tenemos no sólo en nuestra ciudad, sino también en el país: la débil institucionalización de nuestra organización política, que le otorga, como en todas las democracias delegativas, el poder casi absoluto a quien dirige el poder ejecutivo. Como sostiene O’Donnell, este tipo de democracia, que privilegia la toma de decisiones rápidas, apelando a la confianza que la ciudadanía delega en las supuestas facultades que tiene el mandatario de formular políticas mágicas que resuelvan todos los problemas, está expuesta a una probabilidad de errores de gran envergadura, concentrando en éste toda la responsabilidad por los resultados. De este modo el destino de la comunidad queda atado a las decisiones unilaterales del mandatario ejecutivo, sin ningún tipo de mediación institucional que permita hacer de cualquier decisión una responsabilidad colectiva. En cambio, en las democracias consolidadas, donde hay un fuerte grado de institucionalización basada en la división y autonomía de los poderes estatales, las decisiones se toman con menor rapidez, pero la fortaleza que le da la institucionalidad hace que dichas medidas sean generalmente inmunes frente a errores flagrantes. Si tuviésemos una democracia institucionalizada, nos libraríamos de los refundadores de turno y su rol de salvadores de la patria o la ciudad, que someten el presente y futuro de tod@s a sus caprichos e intereses. Las políticas más trascendentes de la ciudad no pueden ser tomadas de un día para otro para que se conviertan en verdaderas políticas de estado y que perduren en el tiempo; necesitan de un compromiso social y político que la sostengan. Pero en razón del sistema institucional que tenemos eso es imposible. Por eso les pido a los políticos de la ciudad que abran el debate por una reforma de la COM, que nos lleve a un sistema parlamentarista en el que las grandes orientaciones políticas sean fruto de un consenso amplio, que nos asegure saber hacia dónde vamos sin destruir cada 4 u 8 años todo lo que se hizo antes. Nada bueno nos espera si creemos que el progreso se construye desde un nuevo paradigma ideado por el iluminado de turno; sólo se erige con el acuerdo y la participación de todos, a través de las posibilidades que brinda una democracia auténticamente institucionalizada.
En contra de la paz social y en contra de su propio grupo, esto lo hace Avilé spara dejar mal parados a estos concejales tras su decisión de negarse a municipalizar y decile con eso a la gente: “vieron, hice bien en quebrar el acuerdo”. Avilés e sun PERVERSO, pero quedensé tranquilos obsecuentes periodistas y empresarios, no le da para vice. No le da, no tiene estructura.
Una opinion muy acertada la del Sr Molina en cuanto a mantener la paz social..es muy complicado y entendible si se pruduce un “desborde”de la tranquilidad de los empleados de muchos años que ven vulnerados sus derechos y en la calle cuando dejaron su vida y esfuerzo en ese laburo.no se justifica la violencia nunca …pero atenti es mas que entendible