La titular de la Asociación Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas de Córdoba, Emilia Ofelia Villares de D’Ambra, también estuvo presente en la sesión histórica de los Cuerpos Legislativos de Villa Carlos Paz y Malagueño. Madre de Carlos y Alicia D’Ambra, secuestrados y desaparecidos por el terrorismo de Estado cuando tenían 21 y 23 años.
“Hace 41 años que estoy en esta lucha. A mi hija la detuvieron por primera vez en febrero de 1975. Mientras me dé el cuerpo y la cabeza, voy a seguir”, dice Emi a sus 87 años.
Al ser consultada, recuerda que los primeros años de búsqueda fueron muy duros. “Fue duro por varios motivos. Uno, porque estaba todo cerrado y nadie nos decía nada. Y otro, porque nosotras (por las Madres) éramos muy ingenuas. La mayoría, entre las que me incluyo, no sabíamos que nuestros hijos militaban. Ellos militaban en Córdoba, en el PRT. Yo vivo en Alta Gracia y no me enteraba de nada.
“Primero fue el golpe. Averiguar qué pasa. Averiguar por qué. Y esas averiguaciones las teníamos que hacer en oficinas públicas, en oficinas militares y en todos los lugares donde preguntábamos nos decían: ‘No, acá no es’. Éramos muy ingenuas, hasta que empezamos a leer entre líneas y sacamos a relucir toda la maraña que había detrás de eso”, expresó.
Y añadió: “Ellos (por los militares) creían que la impunidad iba a ser completa. Dicen que la verdad la podés sacudir y creer que la matás… pero a la larga, siempre sale a la luz. En estos 40 años hemos podido escarbar y descubrir lo que ha pasado”.
Sostuvo que en esa tarea de reconstruir el pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense ha llevado adelante una tarea fundamental, a lo que se suma también el relato valiente de testigos y sobrevivientes del horror.
“Que en La Perla funcionen los organismos de derechos humanos y no lo que era, un antro de muerte, son pasos que no imaginamos ni siquiera nosotros que siempre fuimos optimistas. Son cosas que fueron sucediendo, pero gracias también al trabajo minucioso que se hace día a día”, valoró.
Nota correspondiente a la edición n° 409 del semanario La Jornada, del 20 de marzo de 2015.
