Por Evelina Ramírez


La plazoleta de la memoria de Villa Carlos Paz fue, una vez más, el punto de encuentro del acto conmemorativo organizado por la Comisión en Defensa de los Derechos Humanos al cumplirse 46 años del golpe cívico militar que instauró el terrorismo de Estado en Argentina.

El evento contó con la presencia de representantes de organismos de derechos humanos y organizaciones sociales. Entre ellas estuvo Any Guillón, integrante de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, quien recordó a su compañero y vecino de Villa Carlos Paz, Víctor Hugo Paciaroni, quien era militante de Vanguardia Comunista y se encuentra desaparecido desde junio de 1976. Su padre, Armando Paciaroni, vive a tres cuadras de la plazoleta.

En diálogo con VillaNos Radio, la militante se refirió a la incorporación de la palabra insilio para dar cuenta de una serie de procesos sociales y políticos, con implicaciones tanto individuales como colectivas. Es una forma de irse sin moverse del sitio físico. Es el encierro/destierro dentro de uno mismo. “Fue lo que vivimos todos los que estuvimos en este país a partir de 1974 y mantenido incluso tras la recuperación de la democracia. Fue una época de mucho miedo, angustia y pérdidas”, expresó.

En el evento también participaron representante de otras organizaciones sociales como la asociación civil “Por la Vida y la Salud, Por vos, Por mí y Por Todos”, que lideran Adriana Condori y Vanesa Godoy, familiares de víctimas de mala praxis.

Laura Cortez, mamá de Franco Amaya -víctima de gatillo fácil- también estuvo presente y habló de las líneas de continuidad que existen entre el terrorismo de Estado y el accionar abusivo de las fuerzas de seguridad en el presente.

“A 46 años de este golpe, algunos genocidas están muertos y otros siguen libres. Ellos dejaron la escuela, el aprendizaje de cómo ser un asesino. El Estado no se hace responsable de eso y nos da vuelta la cara. Trato de querer entender que en algún momento esto va a cambiar. Cambian los gobiernos, pero la formación de la policía sigue igual. El que mató a Franco es hijo de un policía y nieto de un gendarme. El colegio de asesino lo tenía desde que nació”, reflexionó la mujer.

Además, brindó su reconocimiento a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Apoyo a las madres del dolor porque yo también soy una de ellas. Llegué a comprender su dolor, su angustia. No solo de las madres, sino también de los padres, de los hijos, de los abuelos, de los hermanos. De saber que alguien desapareció y no lo encontraste nunca más, es muy doloroso. En mi caso, por lo menos pude enterrar a mi hijo. Sé dónde está; otras madres”, dijo emocionada.

Desde la organización Villa Carlos Paz Diversa y la Fundación Vida también se acercaron para darle visibilidad al colectivo TLGBIQ+. De hecho, las identidades travestis y trans vienen dando una fuerte pelea para dar cuenta que la identidad de género y la orientación sexual fue reprimida con violencia por parte de la dictadura.

“Este es un día que no hay que olvidar. Vinimos para defender los derechos humanos, la memoria, la verdad y la justicia”, afirmó Gabriel y remarcó: “Ser visibles es importante, después de tantos años de marginalidad y de violencia institucional. Dijimos basta de eso, porque somos personas que sentimos”. 

El único funcionario público presente fue el concejal Daniel Ribetti, quien estuvo acompañado también por el médico sanitarista y líder de Carlos Paz Despierta, Emilio Iosa.

La agrupación Jóvenes Transformando también participó del acto y convocó a los asistentes a escribir frases en los pañuelos blancos que llevaron para entregar y dejar instalados en la plazoleta.

Al término del acto, Cristina Pot integrante de la organización que impulsó el acto, hizo un balance de la actividad y habló de la importancia de que en Villa Carlos Paz se puedan concretar estas conmemoraciones para que la memoria, la verdad y la justicia tengan plena vigencia en todo el territorio nacional. “Todo evento que se haga en función de la memoria hace que no haya olvido. El olvido hace que se vuelvan a repetir los mismos errores”, advirtió.

La última intervención consistió en dejar instalados en el puente Cassaffousth claveles rojos hechos con papel crepé por parte de estudiantes de la escuela presidente Sarmiento. En ese mismo lugar se dejaron colgados los pañuelos blancos intervenidos con frases. Una manera hermosa y creativa de interpelar a la ciudadanía para seguir exigiendo colectivamente memoria, verdad y justicia.

Masiva movilización en Córdoba

Unas 85 mil personas marcharon por las calles céntricas de Córdoba capital bajo la consigna “Por la justicia, la soberanía y la democracia, la memoria está en la calle”, al cumplirse 46 años del golpe cívico militar que instauró el terrorismo de Estado en todo el país. 

La marcha tuvo mucho color, mucha alegría, muchos abrazos y saludos de encuentro. Es que después de dos años, el pueblo cordobés volvía a ocupar las calles para seguir demandando la continuidad de las políticas de memoria, verdad y justicia. Uno de los momentos más emotivos fue la intervención de Sonia Torres (ver aparte).

La marcha partió desde la céntrica esquina de Colón y Cañada y terminó frente al Museo de Antropología, donde se montó un enorme escenario desde el cual se leyó el documento final consensuado desde los organismos de derechos humanos. Justamente uno de los párrafos más aplaudidos fue el que señaló la necesidad de comenzar a sancionar los discursos negacionistas.

“El negacionismo no es ingenuo, responde a intereses políticos de derecha, busca descalificar a quienes exigimos justicia para las víctimas del estado terrorista. Negar el plan sistemático de desaparición de personas debe ser juzgado como delito. Es tiempo de discutir una ley que sancione el negacionismo del terrorismo de estado, poniendo fin a discursos que empañan la calidad democrática”, leyeron desde el escenario.

Sonia Torres: “En cada paso que damos en las marchas, se recupera la dignidad”

Uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando la abuela de Plaza de Mayo, Sonia Torres, subió al escenario y habló ante la multitud que una permanecía en el lugar.

“Les agradezco que nos hayan acompañado en esta marcha magnífica. La última dictadura militar desapareció 30 mil argentinos y argentinas. Hicieron en el país más de 500 sitios clandestinos donde nacieron los bebés que nos robaron los militares. Las Abuelas de Plaza de Mayo tenemos que ver con esto. En cada recuperación de un nieto, es un pedazo de historia que recupera la sociedad en su conjunto. En cada paso que damos en las marchas se recupera la dignidad”, expresó.

Sonia Torres tiene hoy 92 años. Su hija, Silvina Parodi, y su yerno, Daniel Francisco Orozco, fueron secuestrados el 26 de marzo de 1976 en Alta Córdoba. Ambos militaban en el PRT- ERP. La pareja fue vista en el Centro Clandestino de Detención y Tortura “La Perla”. Silvina estaba embarazada de seis meses y medio. Estiman que, en junio de 1976, nació el nieto de Sonia en un parto clandestino en la maternidad provincial de Córdoba.

Nota correspondiente a la edición n° 575 del periódico La Jornada, del 30 de marzo de 2022.

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