“Lo atamo’ con alambre lo atamo’/lo atamo’ con alambre señor/lo atamo’ con alambre/con este hambre/no hay otra solución”.
La letra de la pegadiza canción de Ignacio Copani, que se transformó en una especie de ‘himno’ al ingenio y la capacidad de improvisación de los argentinos ante cualquier eventualidad, se puede aplicar en Villa Carlos Paz, literalmente.
Claro que en este caso el efecto ‘simpático’ queda completamente de lado, y la cuestión toma ribetes tanto irresponsables por parte de las autoridades como peligrosos para vecinos y turistas.
El pasado jueves 5 de enero, un nene de 5 años que pasaba caminando por el puente Eduardo Terzi en el ingreso al balneario Playas de Oro cayó al río San Antonio cuando una de las barandas cedió.
Las críticas hacia el municipio por la falta de respuestas a un reclamo sobre el precario estado del puente que lleva varios años no se hicieron esperar.
Y la respuesta de la gestión Avilés fue… atar la baranda con alambre. Eso sí, la pintura de color naranja que identifica a la actual gestión de gobierno, luce impecable.
Un relevamiento fotográfico y en video efectuado el último viernes por la Fundación Educación, Ambiente y Trabajo (Funeat), da cuenta de una situación por demás delicada teniendo en cuenta la cantidad de vecinos y turistas que se ven obligados a cruzar el puente en esas condiciones para acceder al popular balneario del sur de la ciudad.
Es que para pasar caminando por el puente Terzi sólo está habilitada una estrecha veredita en uno de los lados, y las barandas son la única protección que se interpone entre los transeúntes y la posibilidad de caer al río.
Foto: Funeat
Nota correspondiente a la edición n° 448 del semanario La Jornada, del 15 de enero de 2017.
