Pese a que en la noche del jueves trascendió un presunto acuerdo, la noción de los despidos no se resuelve y siguen las medidas.
Una negociación entre algunas de las partes en la noche del lunes generó confusiones en el marco de las protestas que llevan adelante choferes del transporte urbano de la ciudad de Córdoba, haciendo trascender un presunto acuerdo para que se retome el normal funcionamiento, roto desde el pasado lunes, 5 de junio.
Diversas reuniones entre el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Córdoba y los delegados de los trabajadores parecían habían encaminado la situación, pero la situación de los despedidos ya notificados por las cuatro empresas prestatarias resultó ser la gran traba. Tanto la Municipalidad de Córdoba como la Federación de Empresarios del Transporte Automotor de la Provincia (FETAP) negaron la chance de volver atrás en tal punto, ratificaron que los casi cien telegramas están firmes y el presunto acuerdo ya no tuvo forma.
Según el propio Omar Sereno, titular de la cartera laboral, hubo una “interpretación divergente” de las prestatarias del acuerdo firmado el pasado viernes, que también había amagado con traer una solución. En rigor de verdad, los empresarios entienden que del viernes a hoy cambiaron las condiciones del conflicto.
Se sabe: para los colectiveros, en marcada disidencia con la visión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) no es viable aceptar ningún despedido en el marco de la negociación y la cuestión parece no encontrar su punto medio.
Mientras la Municipalidad de Córdoba emitió un comunicado negando algún acuerdo, el propio intendente Ramón Mestre lo calificó de “ilegal”, ya que no había participado de las negociaciones.
Vía redes sociales, sostuvo que “no se puede premiar ni a la ilegalidad ni a la violencia”. El eje central para el mandatario sigue pasando por los despidos: “Los trabajadores despedidos han perdido su puesto y las horas no trabajadas no serán abonadas”.
