Por Jorgelina Quinteros

“Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, escribió Eduardo Galeano. Esa frase se viene a la mente cuando se revive la fiesta de la cultura que es la apertura del ciclo 2018 de talleres de la Cooperativa Integral.

“Arrancamos el año con la esperanza de que el arte sea un medio de unión, un medio para reconocernos humanos y diferentes, pero en el fondo con esta misma necesidad de expresarnos, querernos, mirarnos y de aprender del otro”, exclamó Jimena Fernández, docente y coordinadora del taller ¡IUPI! de Expresión Artística Integral en torno a la Literatura y la Narración Oral.

El sábado 14 de abril en el patio interno de la Escuela Carlos Nicandro Paz los talleres culturales y escuelas de la Coopi encabezaron la apertura de un nuevo año de apuesta al arte, la expresión, la educación y el deporte. El acto estuvo atravesado por muestras de los distintos talleres, clases abiertas, exposiciones de trabajos, música y color, transformando la inauguración en una jornada inolvidable.

La energía de un grupo humano comprometido en promover la cultura popular y garantizar su acceso a toda la sociedad es un pilar fundamental para cada uno de los talleres, sus coordinadores y participantes. “Esto se vive con mucha emoción siempre, con alegría. Es un abrazo comunitario, con mucho calor humano”, así describió la inauguración Miriam Bellatti, integrante del taller ¡IUPI!

 

Celebrar la cultura

La inauguración se experimentó como una verdadera fiesta popular. En cada celebración de los talleres la cultura aparece como una herramienta de transformación y de encuentro, donde desde la imaginación y la creatividad otro mundo posible se construye. 

“Me quede enamorado con el espíritu que mueve a la Coopi y a la gente de brindar lo que uno sabe. Es una experiencia muy linda, hay mucha camaradería entre los talleristas. Me siento bienvenido como si formara parte de esto desde siempre”, expresó Rodolfo Ferrari, coordinador del taller de Esmaltado a Fuego sobre Metal que se incorporó este año.

Del evento participaron también los alumnos que ya están cursando algunos de los talleres. Tal es el caso de Renata, que participa de la Ronda de Cajones Peruanos coordinada por Marco Esqueche. En este sentido, valoró que Villa Carlos Paz tenga una Casa de la Cultura que promueve todo tipo de expresiones artísticas y rescató la diversidad del grupo: “Te sirve para formarte a vos como persona”.

Los talleres generan ese valor agregado que es la posibilidad de encuentro e intercambio de conocimientos como una instancia de enriquecimiento para todos los actores y que va mucho más allá del aprendizaje de una técnica o un arte en particular. “Son talleres educativos que realmente aportan a la sociedad me parece que es el gran perfil que tiene la propuesta de la cooperativa”, argumentó Andrea Rostán del taller de Circo Integral ‘CirCOOPI’.

Esta concepción es compartida por talleristas y estudiantes. Renata se interesó en la propuesta, porque no sólo se enseña la técnica de la percusión, sino que también permite conocer la cultura y herencia afroperuana en nuestro país. Algo similar sucede con el taller de Danzas Afro Latinoamericanas, que permite visibilizar las raíces africanas y originarias a través de sus bailes o en el taller de Danzas del Mundo que acerca a los participantes la cultura de países tan distantes como la India o Egipto.

“Es importante mantener la labor cultural que se realiza y es muy gratificante por el compromiso tanto de los talleristas como de la institución. La idea es llegar a la comunidad, movilizarse a los barrios y que la gente acceda a la Casa de la Cultura. A través de la danza se van creando posibilidades de entender otros procesos y de incluir en vez de excluir”, opinó Jimena Sánchez, a cargo del taller de Danzas Afro Latinoamericanas.

Por otro lado, Ámbar, Victoria, Fara e Ítalo, los alumnos más pequeños del taller de Danzas del Mundo también relataron sus experiencias: “Bailamos, jugamos a juegos y con nuestros amigos, aprendemos y cantamos canciones de otras culturas. Eso nos da mucha felicidad, emoción y risa, porque podemos hacer amigos y no hace falta bailar bien para empezar”.

María Esther Abdon es alumna del taller de Mosaiquismo ‘Cataleya’ y considera que es un lugar donde las pinzas y los materiales cobran vida. “Todo taller tiene su expresión a través del gusto, el sentimiento y la sensibilidad. Hay una apertura muy grande para todos sin otro tipo de intensión que la de servir al otro”, opinó. La coordinadora de este taller que va por su tercer año es Mónica Paviolo. “Es un espacio donde podemos expresarnos, mostrar lo que hacemos y nos sentimos muy acompañados. El apoyo que se nos brinda, a todos los talleristas por igual, es muy grande”, consideró.

 

La Casa de la Cultura crece y crece

El año pasado la Coopi cumplió 25 años de quehacer cultural ininterrumpido. Durante el 2017 fueron 43 los talleres que se dictaron. Hoy son 63 las propuestas culturales que se ofrecen en las distintas dependencias.

43 talleres se desarrollan en Villa Carlos Paz y 20 en las Comunas del Sur, en la Casa de la Cultura de Icho Cruz, como reflejo de una tarea asumida permanentemente  de difusión de la cultura popular.  A esta grilla se incorpora también la propuesta educativa para adultos que no hayan terminados sus estudios primarios y/o secundarios.

El CAP Nº6 y el CENMA 217 Sede Coopi anunciaron el comienzo de actividades en este 2018 en el marco de la inauguración de los Talleres Culturales. Estas escuelas brindan la posibilidad de estudiar con un ritmo y acompañamiento personalizado y una modalidad de cursado flexible, otorgando un título oficial del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba.

“Arrancamos con mucha matrícula tanto el nivel primario como secundario. La idea es motivar a los alumnos y que no pierdan el incentivo. Nunca es tarde, para educarse siempre hay tiempo. El adulto más joven que tenemos tiene 70 años”, advirtió Edurne Esteves, docente y coordinadora del CENMA 217 Sede Coopi. Mientras tanto, María Elena Marconi, directora del CAP Nº 6 invitó a quienes estén interesados en retomar sus estudios “que no nos priven de su presencia, porque nosotras también estudiamos y aprendemos todos los días con ellos”.

El crecimiento de la oferta cultural año a año dio un paso agigantado en este 2018. Hay propuestas pensadas para todas las edades e intereses que van desde talleres de arte y expresión corporal hasta apoyo escolar y filosofía. “Es increíble lo que la Coopi está aportando a la cultura de acá. Cada año se amplía la cantidad de talleres y el nivel”, remarcó Rostán.

“Esta cuestión de lo diverso es un capital muy positivo y una cuestión inclusiva también”, rescató Fernández. “Es la unión de varios mundos en uno solo que es la expresión del arte. Ese es el lenguaje que nos une”, agregó Bellatti.

La variedad de talleres afianza el compromiso asumido de “abrir la Casa de la Cultura a los vecinos”, resaltó Fernanda Eguiguren, gerenta de Relaciones Institucionales. “La verdad es que es un orgullo. Cada vez que hacemos estas cosas nos sentimos reconfortados. Sabemos que estamos en el buen camino, a pesar de las críticas. Hacer cultura nunca es un gasto, es una inversión”, destacó. Este es el eje del proyecto político que hace 26 años apuntala la institución.

La Casa de la Cultura no ofrece únicamente un espacio físico, sino que propone un ámbito de acompañamiento, confianza e interacción colectiva para construir redes de producción cultural y solidaridad. “Hay una puesta en valor de nuestro trabajo. La posibilidad que se da a los talleristas a nivel espacio y contención significa decir: ‘Este lugar también es tuyo’. Esto no existe en todos los lugares y muchísimo menos que al tallerista le sean gratuitos”, explicó Fernández.

Rostán también valoró el hecho de que la institución les brinde el espacio de forma gratuita. Esto le permite a cada docente establecer cuotas más accesibles. “Hace 15 años que soy tallerista, vivo de esto y no suele ser común que te cedan el espacio de forma gratuita, siempre te piden una comisión del 20 o 30 por ciento de la cuota. Por esta razón, la Coopi nos pide que definamos una cuota accesible, así todos podemos trabajar y participar”, subrayó.

Esa gratuidad para los talleristas y accesibilidad en el precio permite ampliar la diversidad no sólo de talleres, sino de alumnos. “Son espacios muy buenos. Hay gente de escasos recursos que llega a estos talleres y no llega a otros espacios. Yo aprendí folclore que era una materia pendiente. Vengo siempre contento, me gusta bailar y la gente que me rodea me encanta”, afirmó Juan, quien hace seis años es alumno del taller de Folclore para Adultos.

Generar y sostener espacios de expresión, encuentro e imaginación es un acto de resistencia ante un sistema neoliberal que mercantiliza y deshumaniza las expresiones culturales. Ante este avance de un vaciamiento simbólico de la cultura, Candelaria Brandan, coordinadora del taller de Arte y Producción Artística desde hace 5 años, interpretó que en la Casa de la Cultura “la respuesta ha sido al revés, en lugar de diezmarse el espacio ha crecido impresionantemente y este año en particular creo que más. Estos tiempos nos tienen de la piel para afuera, a través del arte podemos ir de la piel hacia adentro y de ahí poder salir a comunicar. Esta unión de grupo humano ha incrementado la fuerza, han explotado los talleres y se cala mucho más hondo a nivel humano”.

 

Los talleres a los barrios

Un proyecto para este año es recuperar el trabajo en los barrios y en instituciones. “Los talleres de la Coopi van a estar presentes donde nos necesiten y nos convoquen”, manifestó Eguiguren. Ese es el espíritu que se percibe en todos los talleristas, la convicción de poder transmitir sus conocimientos para hacer un aporte al fortalecimiento de la cultura de los pueblos de nuestra región.

“La necesidad de expresión, de ponerle voz a lo que uno siente y lo que uno quiere decir es lo que nos une. Creo que el arte y los talleres que brinda la Coopi se lanzan al pueblo y que la voz de lo popular se puede expresar ahí”, aseguró Bellatti, que apoya firmemente esta decisión de poder acercar los talleres y experiencias culturales al barrio.

Rostán es trabajadora social y siempre concibió al circo como una forma de trabajo comunitario. Esa propuesta de vida se revaloriza en esta iniciativa de que los talleres empiecen a transitar los barrios: “Me parece un momento del país que muy poco se está aportando en la comunidad y pretendo sumarme con mis talleres a recorrer la ciudad”.

A pesar de la delicada situación que atraviesa la institución por el intento del municipio de quitarle la prestación del servicio de agua, el funcionamiento de cada uno de los servicios incluida la labor cultural se ha mantenido, respetando el compromiso asumido de que la Casa de la Cultura sea un espacio abierto al arte y la expresión. “Fue un año muy difícil institucionalmente, luchamos mucho por sostener los servicios y estos espacios. Es un orgullo el crecimiento, porque quiere decir que brindamos un ámbito de desarrollo que no está cumpliendo el Estado. Por eso la Coopi tiene que estar en los barrios, no sólo prestando un servicio, sino al servicio del vecino”, argumentó Alicia Clérico, vicepresidenta de la Cooperativa Integral.

Esta ampliación de la grilla de talleres tiene como pilar fundamental mantener viva la vocación por enseñar, ser solidarios y encontrarse con el otro para conectarse desde diferentes formas de creación humana.  “Es fundamental que montones de técnicas como valores de enseñanza no se pierdan y se puedan transmitir, porque en esta sociedad tan tecnificada perdemos de vista algunas cosas que son esenciales”, interpretó Ferrari y recalcó que, “en cualquiera de los talleres se encuentran expresiones que te alimentan una parte del alma, que en la sociedad esta como relegada”.

A su vez, han fortalecido el grupo de trabajo que se genera entre coordinadores y alumnos de los talleres, apuntando a la exploración de la creatividad como un punto de unión y acción en conjunto a través de la cultura. “Fortalecer estos espacios, fortalece a la sociedad por eso creo que es tan importante sostenerlos”, resumió Sánchez. “Para mí es un orgullo participar, sostengo el espacio ideológicamente, porque me parece indispensable para sensibilizar y humanizar. No hay algo así en Carlos Paz que nos permita comunicarnos,  expresar la cultura que nos identifica e interrelacionarnos de una forma más profunda”, intervino Brandan.

Apostar a la cultura como un derecho humano desde un modelo social y solidario de gestión es un acto de resistencia ante el avance de un sistema neoliberal que pretende lucrar con la cultura popular y los servicios públicos. Pese a las dificultades que presenta el actual contexto político, la institución sigue creyendo en la cultura como un patrimonio, una construcción y una conquista de los pueblos, que se mete por los intersticios de la historia para recordarnos quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

“Es fundamental que siga existiendo un espacio así, como son los talleres de la Coopi. Cada uno de los talleres les aporta algo a las personas que estamos asistiendo. Me parece muy importante que esto continúe y no se cierren, que el pueblo de Carlos Paz los conozca más y que se acerquen. Los costos tienen una gran accesibilidad, el espacio es lindo y es muy ameno el ambiente” dijo Renata. Y subrayó: “Esto es fundamental para la cultura de Carlos Paz, tiene que existir este aporte para fomentarla”.

 

Nota correspondiente a la edición n° 511 del semanario La Jornada, del 23 de abril de 2018.

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