Texto e ilustración Alejandro Barbeito

William Shatner, el célebre capitán de la Enterprise de Viaje a las Estrellas, subió a la nave New Shepard para cumplir un sueño increíble, viajar al espacio.

El cohete despegó desde el centro de lanzamiento de la empresa Blue Origin, en el desierto de Texas, y llegó a una altitud de 100 kilómetros, suficiente para ver la curvatura del planeta. William y sus compañeros flotaron en la cabina por unos minutos, disfrutando de la disminución de la gravedad.

Todo fue increíble, solo disfrute y admiración por lo que veía a través de las ventanillas. El regreso comenzó de acuerdo a lo pautado. En tierra los esperaba el magnate Jeffrey Preston Bezos, propietario el transporte aeroespacial. Shatner volvía con una sonrisa en su rostro, a los 90 años había logrado su sueño.

La cápsula aterrizó donde estaría la comitiva esperándolos. William fue el primero de la fila para el descenso, abrió la escotilla con el botón indicado, esperando ese momento glorioso de haberlo logrado. Pero el paisaje no era el esperado, ni el que le daba la bienvenida.

Kirk! -gritó Spock también asombrado- donde se había metido?

William Shatner se dio vuelta como tratando de desmentir lo que estaba viendo. — Doctor McKoy, ¿estoy sufriendo alucinaciones?

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