Juan Carlos Ingaramo brindó un espectáculo a sala llena en la Casa de la Cultura de la Coopi

Por Jorgelina Quinteros

Las luces bañan el salón de la Casa de la Cultura de la Cooperativa Integral. El público llena la sala y en completo silencio espera el comienzo del show. Suenan los primeros acordes del teclado y el viaje comienza.

Un recorrido por temas clásicos de la historia de la música argentina e internacional. Cada melodía genera climas que transportan recuerdos.

Se han transformado profundamente los modos y los dispositivos para consumir música, pero la mística de ver a un artista tocar en vivo no se agota jamás. La noche del viernes pasado se puso fresca, pero la música invadió de calidez a los presentes.

Juan Carlos Ingaramo se presentó junto a José Francisco Ingaramo en teclados y Julio Ponce en guitarra. “José esta por sacar un disco con Litto Nebbia y Hugo Fattoruso como invitados y Julio es un guitarrista exquisito”. Así los describió Ingaramo a estos jóvenes músicos en comunicación con VillaNos Radio.

Interpretaron temas juntos, como solistas y a dúo. Ingaramo hizo temas sólo en teclado y otros sobre bases musicales de los más variados géneros.

Este reconocido pianista, tecladista, productor y compositor musical de muy chico gastaba los discos de tango que tenía su papá. Gracias a él comenzó su acercamiento a la música e inició un camino que hoy elige como una forma de vida y define como una pasión.

“Mis padres primero pusieron el piano y arriba hicieron la casa. Fui a estudiar piano con la profe de barrio y armé mi grupo en el barrio”, recordó y aseguró que esta es la forma en que comienzan algunas de las bandas más exitosas del rock, como Queen y U2.  “Los Rollings se conocieron en el ómnibus yendo a la escuela”, remarcó.

Fue miembro fundador de Los Músicos del Centro e integró el grupo Encuentro y Plenilunio. Ha participado en más de 90 ediciones discográficas y, además, editó tres discos propios en más de 16 países del mundo. “He grabado en compañías multinacionales, pero eso cambió. Lo mejor es autogestionarse”, advirtió.

Hoy en día se considera un melómano y la colección que inició en la adolescencia de más de 5000 vinilos y 3500 CD es prueba de ello. En su casa se pueden encontrar producciones musicales de todo tipo. Sin embargo, no se evapora el recuerdo de cómo comenzó a acercarse a esas canciones a través de la radio, donde escuchaba música italiana, Frank Sinatra, Piazzolla y The Beatles en un mismo programa.

Los temas de sus discos Imaginario (publicado en 2012), Dúo (2014) junto a la cellista Heleen de Jong e Improvisaciones formaron parte del show que brindó en nuestra ciudad. Pero también presentó composiciones nuevas y versiones de temas clásicos de la música popular y el rock nacional e internacional, en un camino musical desde María Elena Walsh hasta The Beatles.

Su última producción fue editada por el sello Melopea y coproducido por Ingaramo y Litto Nebbia. Ha grabado y compartido escenarios con artistas de gran trayectoria como Pedro Aznar, Mono Fontana, Dino Saluzzi, Santiago Feliú, Luis Alberto Spinetta, Hugo Fattoruso, Rubén Rada y Facundo Cabral.

A muchos los valora como amigos “del alma”, como a Fito Páez y Litto Nebbia con quienes compuso diversas obras y, a partir de ese vínculo, forjaron una amistad muy fuerte. “Tengo la suerte de poder hacer lo que me gusta y compartirlo con mucha gente”, afirmó.

Además de músico es arquitecto. Estas dos profesiones las ejerció paralelamente, pero fue el arte el que le permitió construir una red de intercambio y enriquecimiento creativo junto a sus referentes musicales de toda la vida. “La música es para compartir no para competir. Por eso, es bárbaro que existan espacios culturales; pero no en el sentido de la cultura para pocos, sino de la cultura a cielo abierto y para muchos”, argumentó.

Ingaramo no sólo es un músico en constante búsqueda y proceso creativo, sino que también reflexiona constantemente sobre su quehacer como artista y las formas de producción de la industria musical. “La música paso a ser una música de consumo. Los temas que hacen son para que duren un mes y después no existen más”, manifestó.

Por eso, promueve y estimula una escucha variada y diversa de géneros musicales, incluso a  través de su participación en distintos proyectos culturales. “Escuchar música ayuda a que puedas pensar de otra manera”, sentenció este artista cordobés que hoy es conocido hasta en Japón.

“En mi caso seguí siendo fiel a mí mismo y abierto a escuchar muchas músicas. Por suerte logré crear la propia y tener una identidad. El éxito es poder hacer lo que te gusta y permanecer”, explicó.

El recital fue con entrada libre y gratuita y concluyó con un brindis y un aperitivo compartido entre los músicos y el público. Este fue el cierre de un momento mágico de conexión que se vivió durante todo el show, gracias a esa capacidad profunda de los artistas de comunicar emociones con cada sonido.

“Lo que uno hace es algo sincero y de corazón y así debe ser la música. No debe ser solamente para entretener. Es mucho más que eso, es para abrirle la cabeza a la gente en el buen sentido de la palabra”, finalizó Ingaramo.

 

Nota correspondiente a la edición n° 492 del semanario La Jornada, del 19 de noviembre de 2017.

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