#Ingrid – El alegato de la querella: “Se creó un cuadro convictivo como un muro indestructible”

Carlos Nayi, el abogado de los padres de Ingrid Vidosa comenzó su alegato asegurando la “entidad y calidad de la prueba” que fue presentada a lo largo de todo el juicio y que dejó “acreditada la participación de Haye”. Además, destacó la investigación realizada por Policía Judicial.

“La prueba fue variada en cantidad y calidad” y permitió “la consolidación de un cuadro convictivo”, que determinó que Haye “obró sin riesgo personal y bajo engaños, planificó, ejecutó y encubrió el asesinato; y trabajó para disfrazar un homicidio de suicidio”, explicó. Las pruebas documentales, instrumentales, pericias genéticas, balísticas y psicológicas, informe de telecomunicaciones y barrido electrónico ubican a Marcos Haye “en la escena del crimen antes, durante y después”, agregó.

Tanto Nayi como el fiscal desestimaron la afirmación de Haye de que Ingrid había obtenido el arma y las balas, asegurando que en un allanamiento a la casa del imputado se encontraron cartuchos de bala que compartían origen, marca y morfología con el que fue utilizado para asesinar a Ingrid.

Con estos elementos, “se creó un cuadro convictivo como un muro indestructible”, ante el cual claudican las estrategias de la defensa, aseguró Nayi. “Yo la maté, pero no la asesiné”, había declarado Haye el día anterior a los alegatos y con esta frase comenzó a plantear que la muerte de Ingrid fue producto de un pacto suicida.

“Este relato está diseñado por una persona inteligente. Que no demostró arrepentimiento ni pidió perdón”, indicó el abogado. Y recuperó la declaración de un compañero de celda de Haye en la cárcel de Bouwer, Guillermo Moyano, que narró cómo el acusado le había confesado el crimen de Ingrid.

A su vez, detalló el perfil psicológico de Haye como una persona “dominante, celosa, paranoide, que aislaba, controlaba la vida de Ingrid y la sometía a la condición de objeto”. Expresó que la joven antes de entablar una relación con Haye era una persona autónoma, pero durante el año y medio que estuvieron juntos “se volvió dependiente”.

Su pareja “estaba presente en todo y esta presencia era impuesta unilateralmente por él”, ejercía una “persecución física y virtual y la apartaba de sus afectos, nada podía hacer ella sin la presencia de él”, pulverizando su autoestima y autoconfianza y desdibujando los límites con el otro.

“Se usurparon proyectos y se dinamitó la esperanza”, agregó Nayi, asegurando que la violencia ejercida por Haye la “fue matando a Ingrid de a poco” durante la relación y la “envolvió en una maraña de mentiras”. La autopsia psicológica a través de métodos de exploración que reconstruyen un recorrido por los últimos días de la víctima brinda evidencia sobre “cómo actúa un femicida de manual”, según Nayi.

Junto con los testimonios que pasaron por el juicio y los incorporados al expediente para el abogado querellante quedó acreditada la relación que mantenían Ingrid y Haye, que implicaba prácticamente una convivencia; que el acusado “planificó el crimen y asumió una actitud tramposa”. “Sabía lo que hacía, cómo lo hacía y por qué lo hacía. No tiene impedimentos para comprender la criminalidad del acto”, repitió Nayi por última vez en el juicio, como lo afirmó durante la presentación del caso.

“Está acreditada la participación penalmente responsable de Marcos Haye”, finalizó y solicitó que se mantengan los tres agravantes del homicidio y se lo condene a prisión perpetua.

 

Nota correspondiente a la edición n° 481 del semanario La Jornada, del 03 de setiembre de 2017.

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