La temporada del Cuerpo de Guardavidas de Villa Carlos Paz comenzó el 1 de diciembre. Desde aquel momento, han realizado más de 63 rescates y 23 curaciones con atención de primeros auxilios. Son 38 guardavidas distribuidos en 17 puestos sobre el río San Antonio y 2 en el arroyo Los Chorrillos, en la zona de El Diquecito.

A partir de las 10 hasta las 20 y todos los días de la semana garantizan la seguridad e integridad de los bañistas que se acercan a disfrutar de nuestros balnearios. Cuando viene una creciente que está llegando muy sobre el cierre de hora y cuando hay mucha gente en el río en noches muy calurosas, normalmente extienden el horario de cobertura.

“Está más que cubierto el río. Los guardavidas están ubicados en los lugares de mayor riesgo determinados por un mapeo de zonas peligrosas. Se organizan en puestos principales integrados por dos personas y puestos satélites que están cerca del principal a unos 60 metros que funcionan como un apoyo con un guardavidas. De esta manera se abarca un mayor campo de acción”, explicó Ariel Ferrando, jefe del Cuerpo de Guardavidas.

Desconocimiento en los más chicos, sumado a no saber nadar, y subestimación del río por parte de los más grandes son dos aspectos que intervienen en una situación de rescate. “El 90% acata las indicaciones porque entiende que es una cuestión de su propia seguridad y prevención. Casi siempre los rescates son de niños. Sin embargo, algunas personas no siguen las recomendaciones, más que nada cuando viene una creciente pequeña y, si hace calor, el bañista se quiere meter igual”, aseguró.

Ferrando planteó que el sector de la curva a 150 metros del vado de El Fantasio aguas abajo es uno de los sectores más peligrosos donde se realizan el 80% de los rescates. “Tenés un banco de arena, de repente a la altura de la piedra se genera un área de mayor profundidad y pasas a tener dos o tres metros. La misma corriente te lleva al pozo en ese lugar”, argumentó.

En esta zona, el jueves 11 de enero se produjo un rescate de tres niños que se estaban ahogando y tomó trascendencia, ya que quedó registrado en video.

La formación de los guardavidas se basa en un intenso entrenamiento físico acompañado de conocimientos teóricos y técnicos específicos. “Es bastante integral. Nos formamos en técnicas de rescate, primeros auxilios, reanimación, distintos protocolos de actuación y otras materias conexas como comunicaciones, turismo, manejo de arácnidos y ofidios, todo lo que es el sistema de crecientes y cómo funciona la red telemétrica del INA-CIRSA”, detalló. El curso comienza oficialmente en agosto y abarca cuatro meses hasta diciembre.

Esta temporada no hay mujeres guardavidas prestando servicio en las costas de nuestros ríos, no obstante, año tras año se incrementa su incorporación al curso. En el 2017, “fueron cerca de 10 sobre un total de 80 que han finalizado”, advirtió. Muchas pasaron a desempeñarse en la órbita privada.

El trabajo de los guardavidas implica una coordinación y comunicación constante con los puestos que se ubican en las localidades de Cuesta Blanca y San Antonio de Arredondo. “Con el tema de las crecientes ellos las reciben y nos pasan información, más allá de que nosotros la tenemos a través de Defensa Civil y todo el sistema de alerta temprana, mantenemos una comunicación permanente”, manifestó Ferrando.

Asimismo, hay una articulación permanente con todo el personal de seguridad en las costas: la policía de Córdoba, Defensa Civil, Seguridad VCP y personal de bomberos voluntarios.

En cuanto a la polémica que se generó por el despido de uno de los integrantes del Cuerpo de Guardavidas el 5 de enero y derivó en que sus compañeros lleven adelante una medida de fuerza reclamando su reincorporación, Ferrando indicó que se trató de un “error administrativo” que se subsanó esa misma mañana.

 

Nota correspondiente a la edición n° 498 del semanario La Jornada, del 22 de enero de 2017.

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