Centro de Congresos y Convenciones de Carlos Paz: 25 años en busca de un destino

Por Valeria Flesia

Tapa_386_la_jornada_27-09-15El Centro de Congresos y Convenciones fue ideado con un fin turístico de avanzada allá por el final de la década del ´70: dotar a Villa Carlos Paz de un espacio que atrajera el turismo de convenciones en la eterna lucha contra la estacionalidad.

Esta idea, pergeñada por quienes visualizaban el turismo como lo que es hoy, la industria de la ciudad, representó la primera ocasión en que los carlospacenses hicieron una contribución a través del cedulón de impuestos municipales. La leyenda indicaba “Turismo-Salón de Convenciones” con el aporte de un porcentaje que se recaudó durante casi diez años para las obras del Salón y el Polideportivo: un Centro que concentrara  actividades  turísticas, culturales, sociales y deportivas.

Hoy, cerca de cumplir sus 25 años de historia, el Salón de Convenciones es noticia ante la suspensión del concierto programado de la Orquesta Municipal por la caída de la mampostería del techo sobre una parte de las butacas, a pocas horas de haberse realizado el acto de celebración del Día del Abogado. Lo que se dice, una desgracia con suerte.

La suspensión del concierto, sin embargo, reveló que, además de las dificultades edilicias, el uso del espacio no termina de conformar a sus depositarios naturales, no se define en cuanto a su uso turístico o cultural y la gestión tampoco elabora una propuesta proactiva que defina la apropiación definitiva de los carlospacenses de un Centro que, desde sus orígenes, les pertenece.

 

El nacimiento

Dar a luz el Centro de Congresos y Convenciones no fue exactamente una experiencia agradable. La idea tiene su origen durante un gobierno de facto, pero converge en una larga tradición muy propia de la ciudad como es la colaboración mixta entre los empresarios y entidades sociales y el gobierno, lo público y lo privado.

El profesor de historia José Casas Binimelis  junto al grupo de investigación del portal Huellas de la Historia en torno al nacimiento del Centro de Congresos y Convenciones, rescata de las publicaciones de la época, una  “Carta Abierta a la Comunidad” publicada en la edición del 1º de julio  de 1988 del Semanario Bamba por parte de la Comisión Directiva de la Unión Hotelera Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines de Villa Carlos Paz. En la carta, la institución aludía a distintas problemáticas de la ciudad y allí se hace referencia ya a la Sala de Convenciones:

  1. SALA DE CONVENCIONES:…

Dicho evento nace por el año 1973 apróximadamente [sic] siendo presidente de la Unión Hotelera el Sr. ZIINO COLANINO y como vices el Sr. Contreras y el Sr. Muñoz, se establece la inquietud en una sesión de reforzar la entrada en el gremio, porque si bien es cierto, en el verano, contábamos con turistas, pero en invierno se hacía imposible permanecer abiertos los establecimientos, costos elevados por la calefacción y pocos ingresos, de ahí surge la necesidad de paliar el invierno pensando en una de las formas, lo hacemos en un salón de convenciones para 3.000 personas. Nos pusimos de acuerdo e interesamos a las Autoridades provinciales y nacionales, encontrándose en ese momento el Arq. Ubaldo Fourcade como Director de Turismo de la Provincia y el Lic. Bollo como Secretario de Turismo y Comercio, dentro de un gobierno de facto, Gral. Chaseing; todo sobre rieles se realiza un acuerdo entre Nación y Provincia, estableciéndose tres lugares dentro de la Provincia de Córdoba para su construcción, que son: Villa Gral. Belgrano, Villa Carlos Paz y Río Ceballos. Se inician los estudios y el mismo Director de Turismo nos muestra la maqueta hecha según él, por un grupo de Arquitectos, la cual estuvo expuesta por un tiempo prolongado, faltando determinar el lugar de emplazamiento, cosa que en un momento determinado y encontrándose el intendente de Carlos Paz, el Ing. Nasif, nos invitan un determinado día juntamente con las autoridades de la Provincia sobre lo que se llamo [sic] Balneario Municipal, determinándose como el lugar ideal de emplazamiento por la vista al lago, por la ubicación cercana a la ruta 20, por el espacio existente, etc. la actual Playa Esmeralda, sólo era necesario expropiar dos lotes de terreno, los cuales otorgaban mayor amplitud al espacio, donde el propio Intendente elogió no solo el lugar como todos los presente [sic], sino que no era conveniente dicha expropiación.[1]

El documento fecha la idea en 1973, pero pasan varios años hasta que se encuentra el lugar en el que todos parecen acordar: la Playa Esmeralda. Los fondos para su realización también fueron consensuados, el gobierno local impulsaba la idea y el gobierno provincial también podía incluir el proyecto en un plan mayor. Notesé, asimismo, el ambicioso interés de dotar a Villa Carlos Paz de un salón que albergara a 3000 personas (y puede hacerse un paralelo con la actualidad donde, desde los sectores empresariales se sigue reclamando lo mismo y aún mayor).

El párrafo siguiente de la Carta Abierta revela que no todo sería fluidez en la anhelada construcción:

“Todos nos retiramos convencidos de haber hecho una buena elección, pero pasa el tiempo, en unos pocos meses renuncia el Sr. Intendente y el Gobierno de la Provincia, designa como Interventor al Dr. Nicastro, funcionario que demostró ser negativo para Carlos Paz, siendo él quien inicia la construcción del salón de Convenciones en un lugar nada que ver con el elegido, frente al Polideportivo Municipal y prácticamente sobre el agua, alejado totalmente del centro y de la infraestructura adecuada que conforma al mismo, esto es sin consultar en absoluto a quienes tuvieron la visión del evento y de quién dependía en definitiva.[2]

Así es, entonces, que a fin de la década del ´70, nacida de una visión proactiva de la ciudad y sus necesidades aunque desplazada de la ubicación óptima elegida por consenso de públicos y privados, se comienza la construcción del complejo que contendría a la Sala de Congresos y Convenciones y el Polideportivo Municipal.

Diez años llevó su construcción y, en el medio hubo tantas idas y venidas como cambios de gobierno, advenimiento de la democracia, denuncias penales de malversación de fondos, pedidos de informes, transformaciones en las instituciones intermedias de la ciudad.

Vaya como muestra del proceso convulso que significó la construcción del Centro un párrafo de una nueva Carta Abierta, en este caso de la Unión Hotelera, ante la contribución por asignación específica del 10% presente en las tasas municipales para poder encarar la tercera etapa de construcción:

“Transcurrió el tiempo y se cambiaron Interventores, asumieron Intendentes de diversas ideologías, pero nadie tuvo la entereza de cristalizar la obra que después de todo se construía con el esfuerzo del mismo pueblo, por ordenanza creada al efecto el incremento del 10% sobre los impuestos que se pagaban, además con el apoyo de la Nación en partidas (hasta 3 veces de $80.000.000 por año) para concretar números apróximados [sic], el Secretario de Turismo Marimón, el año pasado hizo público que la recaudación de Promoción Turística era de A 300.000 por 300% de inflación, son A 900.000 por catorce años = A 12.600.000, más los aportes de la Nación, a razón de A 80.000.000 por cuatrimestre e interés total, arroja una cifra tan pavorosa que asombraría y dejaría paralizado a cualquiera, por todo esto y por el hecho de que aún no solo no está terminado, sino que el mismo ha sido reducido a 600 plazas, en lugar de 3.000…”

La moneda de los cálculos son los Australes y debe tenerse en cuenta, asimismo, que las convulsiones no eran exclusivamente de Carlos Paz sino que los vaivenes económicos atravesaban provincia y nación, alentando y desalentando cíclicamente la llegada de fondos para obras diversas (de más está decir, nuevamente, que como ahora).

 

Y un día vio la luz

El Centro de Congresos y Convenciones podemos decir que tuvo dos bautismos. Uno, el primero, derivó de la necesidad de usarlo definitivamente, luego de tanto tiempo y tanta postergación. La Sociedad Dante Alighieri, que al año siguiente ya sería Asociación, preparaba su gran evento internacional Italianísima que se realizaría entre el 7 y el 15 de julio de 1990. El ambicioso encuentro reunía una feria cultural, turística, comercial e industrial: el motivo central, por supuesto, la cultura de Italia cuyos hijos y descendientes “integran buena parte de la población del centro del país”.

Sala de Convenciones - Invitación al primer eventoAdelma Martins, de la Asociación Dante Alighieri, testigo privilegiada de aquella organización y depositaria de fotos y recortes a 25 años de la ocasión, recuerda con emoción, el esfuerzo y la dedicación puesta por los vecinos para brindar a los visitantes tamaña festividad: “Fue una ocasión única, una fiesta que duró varios días. En el Polideportivo armamos la Feria con los diferentes stands, era magnífico, y en el Centro de Convenciones que aún no había sido inaugurado tuvimos que trabajar más para poder utilizarlo pero lo hicimos, fueron días inolvidables. Los espectáculos en la sala habían venido de muchos lugares, danza, música, teatro”.

La inauguración oficial no había tenido lugar porque el Centro estaba pelado, no habían sido colocadas las butacas, no había fondo de escenario, faltaban las terminaciones. Sin embargo, la necesidad de contar con ese lugar para que Carlos Paz pudiera organizar una Feria Congreso de esta magnitud era tal que se lo acondicionó.

Si se toma en cuenta esta fecha, 1990,  en que el Salón de Convenciones prestó su servicio por primera vez, entre el 7 y el 15 de julio de 2015  ha cumplido 25 años en la ciudad.

Tiempo después, en noviembre de 1991, cuando se habían colocado ya las butacas, fruto de una donación de alguno de los incipientes empresarios teatrales, Carlos Felpeto junto a quien era el gobernador de Provincia, Eduardo Angelóz, y el secretario de Turismo de la Nación, Paco Mayorga, inauguraban oficialmente el Centro de Congresos y Convenciones de Villa Carlos Paz. “El edificio consta de dos niveles cada uno con un hall central, cuatro salas de reuniones y auditórium con capacidad para 650 personas. Todo esto totaliza una superficie cubierta de 2.198 metros cuadrados.”, indicaron las gacetillas de la época reflejadas en los medios de prensa.

 

Y la historia continuó

Inaugurado bajo el signo de los tiempos con presupuestos acotados y mucha creatividad para resolver faltantes, el Centro de Congresos y Convenciones venía a dar respuesta a una necesidad turística. Alicia Bergamín, directora de Educación y Cultura durante varios períodos de la historia subsiguiente relata: “Fue la primera vez que en las tasas municipales se hizo un aporte de asignación específica y respondió a una necesidad netamente turística. En aquella época cuando se proyecta esa sala, Carlos Paz no tenía un espacio importante, con cantidad de butacas, con accesos, los teatros recién comenzaban. Se trataba de dotar a la ciudad de una fortaleza”.

“El Polideportivo se termina mucho antes porque el proyecto de la Sala de Convenciones era más complejo. Se termina de inaugurar en 1991, se hace a golpes y esfuerzos, las butacas eran usadas, del viejo Teatro de la Villa, y son las que están ahora. No se termina con todo lo que uno hubiera querido, tenía todo preparado para tenerlo pero no lo tenía, por ejemplo,  sonido y luces. Era un proyecto de avanzada para su época pero tuvo dificultades iniciales, por ejemplo la posibilidad de llegar hasta allá: la costanera en aquel tiempo no era lo mismo que acceder ahora”.

Luego de la inauguración, en 1992, se dicta una ordenanza, la nº 2297, para comenzar a alquilar el Centro y se pone bajo la tutela de la secretaría de Turismo, quien tendría a su cargo La “administración y control del Salón de Convenciones y el producido de los arrendamientos será reinvertido en el mejoramiento y optimización del lugar”, indica la normativa.

Sin embargo, a pesar de esta intención, nunca ha quedado del todo claro quién se hace cargo del mantenimiento del lugar, desde lo más básico que es la limpieza, registrándose largos períodos en que ingresar al espacio, por parte de los privados, significaba tener que asearlo de manera completa para poder utilizarlo.

Los años de oro del Centro de Convenciones fue la década del ´90 porque era un espacio único, muy importante para la organización de congresos: “Muchos hoteles no tenían sala y tenían en cuenta el Centro para sus eventos por lo que se organizan grandes Convenciones multitudinarias”, asevera Alicia y agrega: “Debo decir, desde la parte artística, que nunca pudimos llevar un espectáculo de gran jerarquía a la sala, las distancias entonces, jugaban en contra y creo que ha quedado como una especie de prejuicio sobre eso, a pesar de que la accesibilidad ha cambiado”.

El Salón de Convenciones tuvo telón para su escenario 12 años después de su inauguración,

Bergamín lo recuerda. “En el año 2003 recién pudimos poner el cortinado, me acuerdo que no tenía y hacemos las patas y se compra la tela, recuerdo que uno de los que trabajó en eso fue Guillermo Abrate junto con otros chicos del Teatro del Lago. Hasta esa época siempre lo había manejado Turismo y el presupuesto para el mantenimiento nunca era grande. Yo me acuerdo haber planteado, de manera personal, el darlo en concesión con la salvedad de que la municipalidad se quedara con una cantidad de fechas para las escuelas y el uso público institucional. Eso hubiera promovido la llegada de buenos espectáculos y quizás hubiera logrado una mayor visibilidad de ese espacio, en aquel momento podría haber servido, no se ahora”, propone la ex funcionaria, quien destaca que no le queda claro porqué la ciudadanía de Villa Carlos Paz nunca se apropió totalmente del Centro  que tanto había costado conseguir.

 

La actualidad: entre el “elefante blanco” y la falta de gestión cultural

El Salón de Convenciones ha construido su historia siendo el escenario de los eventos de varias generaciones de carlospacenses. Escuelas, jardines de infantes, encuentros corales y de músicos de variados géneros y edades, escuelas de danzas, encuentros de variadas temáticas sociales y culturales, presentaciones teatrales, veladas de gala e infinidad de eventos grandes, medianos y pequeños.

Demás está decir que en 25 años de uso ininterrumpido nunca se cambiaron sus butacas usadas y ya obsoletas, no se renovaron sus telones y se desconoce si cuentan con el tratamiento ignífugo, no se arregló del todo el equipamiento de aire acondicionado que sufrió, entre otras cosas, el quedar bajo agua en variadas inundaciones por lo que las salas son heladas en invierno y hornos en verano. El salón no cuenta con equipos de luz y sonido, así como técnicos propios, tampoco se iniciaron obras que lo dotaran de adecuación para quedar a la altura de los tiempos en cuanto a los ingresos a la sala y a los camarines. Un usuario del Salón de Convenciones publicaba en el correo de lectores de La Voz del Interior el 16 de diciembre de 2013: “En Carlos Paz, fui ayer al salón de Convenciones de la ciudad Serrana, no hay rampa, ni ascensor y montacargas para discapacitados, no tiene aire acondicionado (había 300 personas “asadas”) cables tirados por el piso, butacas rotas, no tienen butacas para gordos, el baño funcionaba solo un minjitorio (sic). El sonido un desastre, no tienen detectores de humo, pero si vos tenes un “comercio” te atosigan todo el día los inspectores pidiendo requisitos de seguridad. DICEN POR ALLÍ QUE HAY QUE PREDICAR CON EL EJEMPLO NO? Los municipios están llenos de burócratas predicadores y no cumplen con lo que predican.”

Yamil Arce, reconocido profesor de teatro, actor y gestor cultural, define su visión para el Centro: “La sala de Convenciones debería ser el espacio óptimo para todas las expresiones artísticas y culturales”.

Consultado sobre lo que le falta para llegar a esa propuesta, indica: “Yo creo que, en primer término debería quedar claro a qué área pertenece, para saber quién es el responsable directo y luego comenzar a pensar cómo financiarlo sin generar un costo gigante al estado municipal. Creo que, y esto es una idea personal, podría crearse un fondo de sostenimiento del salón de Convenciones que venga desde los privados, un porcentaje de aporte de los teatros privados que lucran con el arte en la ciudad. El Ejecutivo por su parte, debería crear un Departamento exclusivo para la gestión del Centro de Convenciones. Todo esto implica una decisión política porque así como está no sirve y el deterioro ya es más que evidente”.

La carta pública dirigida al Ejecutivo  por los jóvenes de la Orquesta Municipal a principios de septiembre del 2015 planteando las dificultades organizativas y estructurales por las que atraviesan en uso del Centro de Convenciones, dirime ciertas reyertas en cuanto a quienes son los usuarios reales y auténticos del lugar, herederos de la inversión de los ciudadanos para su propia ciudad.

Y son ellos los que plantean una urgencia que debe ser atendida así como la de aquellos pioneros de la Unión Hotelera, Bares, Confiterías y Afines, que reclamaban al poder político de turno por la necesidad de estar en consonancia con los tiempos con un proyecto de ciudad.

Los jóvenes músicos reclaman, hoy, un  lugar digno en la cultura y el arte de una ciudad que declama que su industria es el teatro en su variedad de géneros que incluye a la música como protagonista indiscutida.

Vaya contradicción para una visión de ciudad que su sala pública, aquella que está destinada al uso de todos, aquella que fue soñada y pagada por todos, se venga abajo en la desidia y el olvido.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu, en sus intensos estudios de la educación en su país, formula una teoría acerca de la reproducción de la desigualdad  construida por un aparato ideológico. Esta teoría de tremenda productividad podría aplicarse a la actualidad de un Centro de Congresos y Convenciones que ya ha sido descartado en muchas ocasiones para ese fin porque ha quedado chico o por su dejadez, que ha virado hacia la utilización como Centro Cultural pero desde esa propuesta vital para la sociedad no encuentra su lugar y reproduce las falencias por las cuales ha sido descartado en esa otra ocasión.

Alguna vez alguien quiso declararlo como Patrimonio Histórico y “no cumplió los requisitos”, una negativa más, entre una larga lista de ocultamientos y equívocos.

Quizás ha llegado el momento de discutir socialmente el destino del Centro de Congresos y Convenciones municipal, a 25 años de su apertura.

Quizás haya que abrir las propuestas para su reinvención, para su definitiva apropiación por parte de los carlospacenses, por su real inclusión entre los espacios de interés de la ciudad de cara al futuro que ya llegó.

 

[1] “Carta Abierta a la Comunidad”, en: SEMANARIO BAMBA, Año XI, Nº 386, 1 de julio de 1988.

 

Nota correspondiente a la edición n° 386 del semanario La Jornada, del 27 de setiembre de 2015.

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