Ante una multitud que se reunió, en el Sindicato de Metalúrgicos de San Bernardo do Campo, Luiz Inácio Lula da Silva brindó un encendido discurso, con destino de largo recuerdo, antes de entregarse a la Justicia para cumplir con la orden de detención, a 12 años de prisión, pese a no tener una condena firme.
Ese fue el contexto previo a que el el expresidente de Brasil pase su primera noche detenido en la Superintendencia Federal de la Policía de Curitiba, con la promesa de que demostrará su inocencia y sin perdonar a quienes lo condenaron y “le dijeron a la sociedad que soy un ladrón”. Su salida del gremio ocurrió después de la caída del sol sabatini por la resitencia de un grupo de militantes, y otros tantos fueron reprimidos en las últimas horas del día en cercanías a la dependencia donde cumple su pena.
“Si el crimen que cometí fue poner pobres en la universidad, quiero decir que voy a seguir siendo criminal en este país y voy a hacer muchos crímenes más”, expresó el expresidente, en la mañana del sábado, al finalizar la misa en homenaje a su fallecida esposa.
Al referirse a la causa judicial, por una presunta coima a través la entrega de un departamento en Guarujá, el exmandatario remarcó que no hay pruebas en su contra y desafió al juez Sergio Moro, como también al Tribunal de Porto Alegre, a un debate público.
“No puedo admitir que un procurador, que hizo un power point y fue a la televisión, diga que el PT es una organización criminal que nació para robar a Brasil y que Lula, por ser la figura más importante, es el jefe”, afirmó.
El exdirigente sindical indicó que se presentará en Curitiba “con la cabeza erguida” para probar su inocencia. “Los poderosos podrán matar una, dos, cien rosas, pero jamás van a impedir la llegada de la primavera”, concluyó.
El viernes el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) de Brasil negó el habeas corpus presentado por los abogados de Lula para intentar postergar su orden de detención.
La decisión fue tomada por el juez Felix Fischer, del máximo tribunal penal, que denegó el habeas corpus que indicaba que el juez Moro no había esperado a todos los trámites necesarios para dar por cerrada la segunda instancia, como reclamaba la defensa y había establecido el Supremo Tribunal Federal antes de dar luz verde a la orden de detención del expresidente.
Los accesos a la ciudad, donde se encuentra el sindicato metalúrgico en el que Lula comenzó su carrera política, se congestionaron por el tránsito de quienes acudieron a respaldarlo, convocados por el Partido de los Trabajadores (PT).
En Sao Bernardo, mientras tanto, se pudo ver personas llorando, gente durmiendo en las veredas, y familias del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) acampando en las calles, mientras en el gimnasio del sindicato algunos grupos de los movimientos sociales cantaron de a ratos contra la cadena Globo y en defensa de Lula.
