Ariel “Chalo” Britos: “Sabía que adentro de la cancha, Los Topos podían hacer grandes cosas”

Por Evelina Ramírez y Jorgelina Quinteros

Los Topos - Chalo Britos“Los Topos”, la selección Argentina de Básquet de personas con hipoacusia y sordera, salieron subcampeones en el Preolímpico de Maryland (Estados Unidos). En la final, la Selección Argentina cayó ante Estados Unidos por 97 a 43, quedándose así con un meritorio segundo lugar.

Los argentinos hicieron historia superando a equipos profesionales como Venezuela y Canadá.

Además, lograron la clasificación a las Sordolimpíadas de Turquía 2017.

El equipo está integrado por Diego Galanti (María Grande, Entre Ríos), Bruno Beros (Bariloche, Río Negro), Marcos Raffin (Reconquista, Santa Fe), Manuel Perticarari (Tres Arroyos, Buenos Aires), Joaquín Faber (Córdoba, Córdoba), Nicolás Montero (Orán, Salta), Facundo Herrero (La Falda, Córdoba), Germán Ferreyra (Santa María de Punilla, Córdoba), Santiago Arrascaeta (Deán Funes, Córdoba), Andrés Montero (Orán, Salta), Gastón Armando (General Deheza, Córdoba) y Juan Aude (La Plata, Buenos Aires).

Además, el cuerpo técnico está formado por los cordobeses Ariel “Chalo” Britos (Entrenador principal), Gustavo Miravet (Asistente Técnico) y Antonella Scagliarini (Preparadora Física).

“Los Topos” entrenan con el compromiso de los jugadores profesionales, pero están lejos de estar en esas condiciones en cuanto a lo económico. Ni los jugadores ni el cuerpo técnico cobran por el trabajo que realizan.

Los pasajes, la ropa, las zapatillas, los bolsos y otros elementos necesarios para entrenar como las pelotas son solventados con el aporte de cada integrante del equipo.

Cuando terminen de pagar el viaje a Estados Unidos, tienen que comenzar a ahorrar para ir a Turquía en el 2017. Mientras, piden permiso para ausentarse de sus trabajos para poder viajar y asistir a los entrenamientos.

Este equipo de básquet silencioso viene creciendo a pasos agigantados. Obtuvo un tercer puesto en el Panamericano de Brasil 2012, salió octavo en las Olimpíadas de Bulgaria 2013, al año siguiente fue subcampeón en el Sudamericano en Brasil y en 2015 obtuvo el sexto puesto en el mundial en Taipei (China).

Sin embargo, ese crecimiento no fue acompañado por el apoyo sostenido del Estado provincial ni nacional, que más allá de ayudas excepcionales no ha colaborado con los gastos que implica el entrenamiento profesional del equipo ni los viajes.

Después del mundial, el año pasado asumió como entrenador el carlospacense Ariel “Chalo” Britos, quien era asistente desde 2014.

Britos dirigió antes a Bolívar y Pesca en nuestra ciudad. Actualmente entrena el equipo de Deportivo Norte de Alta Gracia. En una entrevista con VillaNos Radio, habló de las peripecias que tuvieron que sortear para poder pagar el viaje a Estados Unidos, de la falta de apoyo del Estado y del aguerrido corazón que tienen “Los Topos”.

 

– ¿Cómo vivieron este torneo?

Ariel Chalo Britos (2)– La previa fue bastante difícil. Tenía hecha una planificación, pero hubo algunos inconvenientes en la primera parte de la concentración, porque nos llevaron a un lugar en Ezeiza donde no había canchas de básquet. Así que no pudimos entrenar. Por medio de unos amigos, pudimos conseguir entrenar en Vélez, pero teníamos que ir en el colectivo de línea y cinco horas nos llevó realizar el primer entrenamiento.

Después, como el capitán del equipo es de La Plata y además tenemos en común un amigo que es abogado y trabaja en el ministerio de Justicia, logramos poder entrenar en La Plata. Se hicieron un par de llamados y se consiguieron canchas y clubes.

Recién ahí pudimos poner en marcha lo planificado. Un día y medio perdimos sin entrenar en Buenos Aires. Recién en la tarde del segundo día pudimos meternos en la cancha. Con todos estos inconvenientes, pudimos llegar a Estados Unidos más fuertes. Las vicisitudes que sufrimos nos sirvieron para fortalecer la mente y el cuerpo y llegamos a Estados Unidos muy confiados. Veía la cara de los chicos hora a hora, y demostraban eso.

 

– Antes de la competencia, ¿con qué frecuencia se reunían y podían trabajar todos juntos como equipo?

– Tres días al mes. Pero si uno saca cuentas, en realidad eran dos días, si se consideran las horas de viaje de cada uno. Esas horas eran muy importantes para trabajar en la unidad del equipo.

Desde que era jugador hasta ahora sigo pensando que para tener un equipo ganador primero tenés que tener un grupo de buenas personas. Si tenés un grupo de individualidades muy fuertes y no tenés un grupo de buenas personas, el equipo no funciona.

Nosotros no teníamos como Estados Unidos, dos o tres jugadores enormes, de más de dos metros, fuertes y de 115 kilos que te llevan por delante. Teníamos un grupo de 12 leoncitos que tenían el corazón más grande que el cuerpo. Y yo trataba de potenciar eso. Dentro de la planificación, eso estaba muy marcado. Sabía que adentro de la cancha, ellos podían hacer grandes cosas.

Les di una forma de juego para que todos pudieran participar y sentirse cómodos. Dentro de la cancha, todos tenían una función y todos la cumplían con gusto. Y eso se veía en la cancha.

 

– Si comparamos las condiciones de preparación de los “Los Topos” con las de otros equipos, ¿qué había de diferencia?

– Venezuela, que es un equipo profesional, estuvo un mes concentrando en Caracas. Canadá estuvo 10 días antes del evento en Estados Unidos. Estados Unidos tuvo un mes concentrando en la escuela donde se realizó el torneo. Ellos jugaron amistosos con equipos profesionales del lugar. Nosotros tuvimos esos traspiés en Buenos Aires. En la Plata dormimos en la casa de uno de los jugadores. Algunos dormíamos en el piso.

 

– Y con todas estas dificultades, ¿cómo se entraba a la cancha?

– Junto con el resto del cuerpo técnico, traté de que esos inconvenientes sean golpes de energía para los chicos. Trataba que esos golpes que venían de afuera sean asimilados y que vuelvan al equipo de otra manera. Muchos de esos problemas que atravesamos, ellos no lo conocían. Y no lo conocen. Todos los pormenores de la falta de plata, ellos no la saben.

Pero las dificultades que conocían, las usamos para darles más fuerza. Y eso se veía.

El día previo al primer partido, cuando se hizo el sorteo, me senté al medio de todos los entrenadores y delegados de los otros países. Yo les veía la cara y me di cuenta que sabían que no somos la misma Argentina que hace un par de años atrás. Saben que los chicos están trabajando muy bien, pero además tienen ese corazón argentino que no lo tienen otros países.

Cuando sale la bolilla de Argentina, se empiezan a mirar todos para ver con quien le tocaba. Y nos tocó Brasil. Su representante agachó la cabeza como diciendo: “Estamos al horno”. Y así fue… Le ganamos por 131 puntos de diferencia (169-38).

Nosotros queríamos jugar el primer partido o con Brasil o con Venezuela. A Venezuela nunca le habíamos ganado. Solo una vez nos enfrentamos en un partido que se hizo en Brasil, pero era por nada. Y siempre ellos nos miraban desde arriba, como profesionales. Por eso quería jugarles a ellos los primeros partidos. Yo les veía a los chicos que tenían los dientes afilados para ir directamente a ganarles.

A medida que fue pasando el torneo, el equipo se fue afianzando. Me fui dando cuenta cómo estaban en lo físico y en lo mental. Sobre el correr del juego, te vas dando cuenta como ir manejando al equipo. Porque no es lo mismo que los amistosos. Ahí perdés y te volvés a casa.

 

– Para ir a los preolímpicos hicieron una campaña de recaudación de fondos para financiar el viaje. ¿Hoy cómo están con eso?

– Sí. Van dos años que vamos trabajando con la agencia Delfos. Ellos decidieron financiarnos 162 mil pesos, que es la deuda que hoy tenemos. Nosotros volvimos, y gracias a Dios a algunos chicos en Salta los recibió el intendente, el secretario de Gobierno, un diputado, el secretario de Deportes, los bomberos, caravana. Hay cinco o seis chicos que les pasó esto y lo están disfrutando. A mí me toca reunirme ahora con la gente de Delfos para ver cómo hacer para saldar esa deuda. El fin de semana me reúno con ellos, porque hay un par de cosas dando vueltas y ojalá se puedan dar y de esa forma conseguir el dinero que necesitamos.

 

– Queda entonces empezar a saldar esa deuda…

– Y empezar a trabajar para el año que viene…

 

– ¿Y cómo van a encarar eso?

– Calculo que de la misma manera. Es como que estamos acostumbrados a la limosna. Porque ya no es pedir ayuda, sino pedir limosna. Venimos de ser sextos a nivel mundial, subcampeones Panamericanos, o sea que de toda América somos el segundo mejor equipo, y seguimos limosneando, seguimos pidiendo por favor que nos den un peso para poder saldar esa deuda y trabajar para el año que viene.

 

– ¿Qué te genera eso?

– Impotencia, mucha impotencia. Allá en Salta reciben a los chicos como auténticos campeones. Les dije a los papás que aprovechen y soliciten una ayuda. Y ver otros municipios y provincias que prefieren otros tipos de gastos antes que invertir en el deporte, en sus jugadores, son cosas que están fuera de nuestro alcance.

 

– ¿Por qué creés que pasa eso?

– La verdad, no sé. Me llamaron de Río Cuarto y pareciera que yo fuera nacido allí. Me llamaron de dos o tres radios y me decían: “¿Cuándo podés venir?”, “¿Me podés enviar un video?”. Yo con gusto iría, pero vengo a Carlos Paz, vengo a la radio de ustedes, ayer fui al programa de mi amigo Walter Tortone, y después veo en Facebook y nada. Pero tampoco busco eso.

 

– Pero sí es importante el reconocimiento a los deportistas que van en representación del país…

– Presenté carpetas en el Concejo de Representantes, carpetas al director de Deportes (Sebastián Boldrini) y nunca recibí ninguna respuesta. Nada. Y eso es lo que genera impotencia.

 

– ¿Y qué te impulsa a seguir con todas estas dificultades?

– Eso: las dificultades. Me siguen mostrando dificultades y las sigo encarando. Mi señora y mi hija son las que más están conmigo. Cuando pego un bajón, las dos están ahí para animarme. Me ponen una piedra, la golpeo, la abro y, de alguna manera, sigo. Y los chicos hacen lo mismo.

Los veía allá en Estados Unidos. Íbamos a comer a algún lugar y después que me sentaba se iban sentando uno tras el otro hasta tener los doce sentados a mi lado. Parecía la mamá pato y los patitos que la siguen. Entonces me daba cuenta que además de ser su entrenador me veían como alguien en quien confiar. Por eso, si hoy me ponen un obstáculo y yo sigo mi vida como si nada, siento que los decepciono. Y no quiero eso.

Por eso me levanto y sigo, me levanto y sigo. Nosotros no cobramos un peso. Es más, hay chicos que trabajan en distintos lugares. Marco, por ejemplo, está a punto de que lo echen de su trabajo de la estación de servicio, porque tiene que concentrar y porque viaja. Yo trabajo en Alta Gracia y hasta ahora tengo suerte de que me banquen. Pero sé que en algún momento me van a decir: “No, amigo, estás viajando y nosotros te estamos pagando el sueldo”, y es entendible también. Pero le sigo dando para adelante y no quiero aflojar.

Cuando terminó el torneo vinieron dos dirigentes de Brasil a decirme que dejara Argentina y me fuera a trabajar con ellos en la selección de sordos, y les dije que no.

Brasil está intentando ahora ser como Venezuela, Estados Unidos, o Israel; es decir, ser profesional. Por eso me ofrecieron el trabajo.

Pero no quiero dejar solos a los “pollitos” míos, como los llamo yo. Es una familia. Falta un integrante de la familia y se nota mucho. Es tanta la unión que se generó entre todos nosotros que cuando falta uno se nota.

 

– Se nota muy fuerte la diferencia que hay entre el fútbol profesional y el apoyo e interés que el Estado y los medios de comunicación le dan a otros deportes…

– Sí. Te digo más, la ropa que llevamos y se ve en las fotos, la pagamos nosotros. Los buzos, las camisetas y las medias las pagamos nosotros. Los bolsos, los pagamos nosotros. A cada uno el viaje nos salía 31.000 pesos, y calculo que hay concejales acá en Carlos Paz que deben ganar más que eso en un mes. Y no le digo que done su mes, sino que haga algo. Que llame a un hotel, por ejemplo, para que nos ayude y ese mes no pague los impuestos. Si se quiere se hace.

 

– Las condiciones para pasar al profesionalismo están dadas y sólo hace falta decisión política…

– Sin dudas, pasa por ahí.

 

Una deuda de 162 mil pesos para pagar

La participación de Los Topos en el preolímpico de Maryland, Estados Unidos, se pudo concretar debido no a aportes del Estado sino por el financiamiento de los pasajes que facilitó la agencia Delfos. 162 mil pesos en total.

La secretaría de Deportes de la nación les entregó un subsidio y el gobierno de la provincia de Córdoba, a través de la Agencia Córdoba Deportes, aportó una ayuda económica para solventar el viaje de dos integrantes del equipo. Sin embargo, no fue suficiente para cubrir los gastos y la selección viajó con una deuda con la empresa de viajes que tienen hasta este lunes para saldar. Ese día tienen que entregar $112.000 que todavía no lograron recaudar.

Las provincias de Río Negro y Entre Ríos se habían comprometido a abonar $60.000 cada una para cubrir el monto adeudado, pero hasta ahora no han ejecutado el pago y no se comunicaron con el equipo. Por lo tanto, “Los Topos” continúan con la campaña solidaria y la búsqueda de sponsors que habían iniciado antes de participar en el Preolímpico, con la consigna “Los Topos también nos representan”.

Para colaborar:

DONACIONES $100: se pueden hacer a través del siguiente link:http://mpago.la/xNwv

DONACIONES POR OTROS MONTOS se hacen directamente a: Delfos Operador Mayorista S.R.L.

CBU 0200914201000000949715

CUIT 30708133163(mandar comprobante a Los Topos).

 

Nota correspondiente a la edición n° 425 del semanario La Jornada, del 17 de julio de 2016.

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