El 20 de octubre de 2010, tres mujeres resolvieron comenzar una huelga de hambre en reclamo de que se detenga la construcción de una estación transformadora de energía enclavada en barrio Sol y Río, en el límite entre Villa Carlos Paz y San Antonio.
El colectivo “Sol y Río de pie” pedía, además, la relocalización del proyecto.
Susana Bettini, Daniela Mercado y Viviana Altamirano llevaron adelante la extrema medida de fuerza en una carpa que se montó en los jardines municipales.
En aquel entonces la queja estaba dirigida al gobernador Juan Schiaretti, y a los intendentes de nuestra ciudad, Carlos Felpeto, y de San Antonio, Patricia Cicerone.
“Me jugué por lo que creía”, recordó Altamirano.
La huelga se desarrolló a lo largo de 44 días, cuando se levantó con promesas de diálogo.
Lo cierto es que el proyecto siguió avanzando durante los gobiernos de José Manuel De la Sota en la provincia y Esteban Avilés en Villa Carlos Paz, y hoy tiene operatividad plena.
“La vergüenza no tiene límites”
El presidente de la Fundación Educación, Ambiente y Trabajo (Funeat), Juan Carlos Paesani, destacó este hito histórico de la lucha vecinal.
En este sentido recordó que, “tres madres se pusieron al frente de una lucha en defensa de la salud y la vida”.
“Estas mujeres fueron todo un ejemplo”, valoró. Y le envió un mensaje a la clase dirigente: “Recordamos perfectamente muy bien a los políticos que hoy son funcionarios y eran habitués de la carpa, y que hoy niegan los reclamos que se hacen”.
“Como decimos siempre la vergüenza no tiene límites”, escribió en su muro de Facebook.
Nota correspondiente a la edición n° 390 del semanario La Jornada, del 25 de octubre de 2015.
