Viviana Avendaño: la representación de “todo lo que el poder odia”

Por Evelina Ramírez

“¡Hijos de puta! ¡La mató la policía!”, fue uno de los gritos que impactó al periodista Alexis Oliva el 10 de junio de 2000 en Cruz del Eje, cuando se constataba la muerte de Viviana Avendaño. Un día antes, Viviana había liderado una de las asambleas de los desocupados que mantenían un corte de la ruta 38, exigiendo puestos de trabajo.

Viviana murió junto a su último amor, Laura Lucero. Viajaban en un Renault Express y en una maniobra peligrosa, chocó de frente contra un camión. ¿Qué la llevó a hacer semejante movimiento en subida, a toda velocidad y en doble línea amarilla? Esa pregunta es lo que abre las especulaciones, más si se tiene en cuenta que en los días previos a su muerte había sido amenazada.

“El poder político y la policía de Córdoba conocían su historia de militante revolucionaria por eso le pusieron el rótulo de infiltrada”, afirma Oliva en su libro “Todo lo que el poder odia”, una investigación periodística exhaustiva a través de la cual se reconstruye la historia de vida y lucha de Viviana Avendaño.

Alexis Oliva - Tertulia en la Coopi (2)El libro fue presentado el pasado viernes 18 de diciembre, en la sede central de la Coopi. La presentación contó con el acompañamiento de Geni Ferrer –amiga de Viviana Avendaño y compañera durante la conformación del Centro de Educación Popular Juana Azurduy- y la música de Marcelo Pezzota y Galo Oliva.

Viviana Avendaño fue hija y nieta de madres solteras, hermana de Juana del Carmen Avendaño, desaparecida por la dictadura en el campo de La Perla. Fue una precoz guerrillera urbana, presa política adolescente, militante comunista, lesbiana feminista, educadora popular y líder piquetera. Su conflictiva y apasionada existencia atravesó contextos trascendentes de la historia reciente de las luchas políticas y sociales. Precisamente, su impronta de lucha política es “todo lo que el poder odia”.

“Creo que a Viviana Avendaño la mató un tentáculo de aquella dictadura que secuestró y desapareció a su hermana, y a ella la encarcelo y torturó, pero no pudo asesinarla. Un vestigio del terrorismo de Estado que no le perdonó no haber escarmentado y utilizar su libertad recuperada para comprometerse en tantas luchas”, escribe Alexis Oliva.

Los misterios de su muerte, pero -sobre todo- las certezas políticas de su intensa vida, fueron el insumo para que el periodista fuera reconstruyendo su trayectoria.

Porque Viviana tenía toda una historia previa. Los comienzos de su participación política se dan en Villa El Libertador, en la parroquia del cura tercermundista Víctor Acha.

Siendo adolescente, empieza a militar en la Juventud Guevarista del PRT-ERP. En octubre de 1975 es detenida junto a dos compañeros, luego de asaltar una pinturería para llevarse latas para hacer pintadas en la calle, al cumplirse un nuevo aniversario de la muerte del Che Guevara. Por esa acción fue encarcelada durante 5 años, acusada de ser la líder de esa célula. Apenas tenía 16 años. Es decir que fue la presa política más joven de la dictadura en Córdoba. Fue salvajemente torturada y luego trasladada a Devoto, calificada de “irrecuperable”.

Una vez liberada, acompaña a su madre en la búsqueda de su hermana Juana. De esa manera se involucra también en la Liga por los Derechos del Hombre y a partir de allí se vincula a la juventud del Partido Comunista. Incluso llega a viajar a la universidad de revolucionarios del Komsomol leninista de Moscú.

Posteriormente se fue formando como educadora popular y asume su sexualidad, de ser lesbiana pero desde la militancia feminista.

Su amiga Claudia Korol la define como una persona que “estuvo contra lo más jodido en los momentos más jodidos”.

Fue miembro fundante del Centro de Educación Popular Juana Azurduy creado por la Cooperativa Integral, junto a Claudia Korol, directora de la publicación América Libre en esos tiempos, en el marco de los Encuentros Latinoamericanos de la Cooperación que la Coopi realizó durante cada octubre a lo largo de veinte años.

Por decisión de pareja, se va a vivir junto a Laura Lucero a San Marcos Sierras. Estando allí entra en contacto con el movimiento piquetero de Cruz del Eje, donde –sin proponérselo- asume un papel de liderazgo.

Alexis cuenta que no pudo entrevistarla. Pero tiene grabada en su mente el momento en que la oyó hablar en la asamblea de los desocupados cruzdelejeños.

Alexis Oliva - Tertulia en la Coopi (1)“La vi en la ruta el día antes de su muerte. Realmente me impresionó su claridad política, su carisma y lo que ella generaba a su alrededor. Era una morocha ruluda muy bella. No era alta y tenía una fuerza interior impresionante”.

Como señala el prólogo de María Eugenia Ludueña, el libro le imprime a la vida de Viviana Avendaño, un aura de “justicia narrativa”.

Porque lo que el poder se empeña en reprimir, corregir, enterrar, olvidar… la memoria de las luchas populares lo trae de nuevo al presente. Para interpelarnos, para ver todo lo que nos falta por construir; pero también para alentarnos a seguir adelante.

 

La experiencia de educación popular vinculada a la Coopi

Viviana Avendaño no es una desconocida para quienes forman parte de la historia y de la vida de la Cooperativa Integral. Ella fue miembro fundante del Centro de Educación Popular Juana Azurduy creado junto a Claudia Korol, directora de la publicación América Libre, en el marco de los Encuentros Latinoamericanos de la Cooperación que la Coopi realizó durante cada octubre a lo largo de veinte años.

“Los recuerdos que tengo de Viviana están relacionados a la conformación del Centro de Educación Popular Juana Azurduy. Adriana Isiar, Jorge Boido, Susana Costamagna eran algunos de los que estaban involucrados en esa iniciativa”, detalló Alejandro Eguiguren, gerente general de la Coopi.

El día de su muerte, Viviana redactó un correo electrónico dirigido a Claudia Korol. Lo guardó en un diquette para luego ir a un cyber a enviarlo. Ese texto permaneció guardado por varios años, hasta dar con la tenacidad de búsqueda del periodista que estaba reconstruyendo la vida de Viviana Avendaño.

En ese documento, Viviana redacta los pormenores de la asamblea del día anterior. Y allí menciona el acompañamiento de la Coopi en la lucha emprendida por los desocupados de Cruz del Eje. Y escribe: “Vinieron por la tarde Bazán, otros sindicalistas y gente de la Coopi (…), los vi después de la asamblea, pero me dio un calorcito de cariño porque los de la Coopi eran casi familia”.

“A mí me emocionó cuando leí ese mail de Viviana… y sí, somos familia. En todas las resistencias a la venganza, al odio, al egoísmo hay puntos de encuentro. El Encuentro y la Coopi fueron puntos de encuentro. Y yo me encontré allí en el libro, en este recuerdo tan querido. Viviana era un ser diferente. Era un ser que no se bancaba las injusticias. Una lucha política y social… y nos hermanamos”, expresó Eguiguren.

Otro detalle no menor es que algunas de las filmaciones de aquellos convulsionados días en Cruz del Eje fueron capturadas por Miguel “Chivo” Eguiguren. Las imágenes también fueron proyectadas durante la presentación.

 

Sobre el autor

Alexis Oliva es licenciado en Comunicación Social y se dedica a la investigación periodística en derechos humanos y la crónica de conflictos sociales. Escribe en el periódico Será Justicia, la agencia Infojus Noticias y las revistas Umbrales, y El Avión Negro, entre otras. Además es columnista de “Pido la palabra y digo”, el programa de los organismos de derechos humanos en Radio Nacional Córdoba. Colaboró también con la investigación para libros de Horacio Verbitsky, y en 2010 obtuvo el primer premio en el concurso de investigación periodística Rodolfo Walsh del CISPREN, con el trabajo “La evasión literaria”. Además, es profesor de Periodismo y Literatura e Investigación Periodística en la Universidad Nacional de Catamarca.

 

Nota correspondiente a la edición n° 398 del semanario La Jornada, del 03 de enero de 2015.

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