Villa del Lago y una discusión invisibilizada sobre otras aguas más oscuras

Por Valeria Flesia

Mientras arrecian las idas y vueltas en torno a la decisión anunciada por el intendente durante la apertura de sesiones del período 2016/17 de municipalizar el servicio de agua  brindado por la Cooperativa Integral, los problemas en la ciudad continúan, especialmente invisibilizados.

Específicamente la cuestión del agua que llega a cada una de las casas de los vecinos de Villa Carlos Paz contiene, en sí, una problemática posible de ser discriminada con claridad y que tiene muchos años. La claridad de la problemática supera ampliamente los elementos subjetivos que rodean a la necesidad de cambiar de manos el servicio prestado por la Coopi.

Los vecinos de Villa del Lago conviven desde hace años con la calidad del agua que sale de sus canillas. Objetivamente se trata de un líquido denominado “agua corriente” cuyo color, olor y sabor corresponden a agua sin tratamiento, cuestión que se condice con los análisis bacteriológicos que se le han efectuado en innumerables ocasiones y que dieron como resultado la presencia de bichos, bacterias, heces y todo lo imaginable en un agua no apta para consumo humano.

Cooperativa San Roque - factura - capitalizaciónEl agua se cobra como si fuera agua potable, los valores son, en algunos casos, superiores a los que cobra la Coopi además de que, por lo menos, durante el 2010 y entrado el 2011, se cobró el rubro “capitalización” incluida dentro de las facturas de la prestataria.

Dicho rubro, en aquella ocasión, no fue denunciado ni por quien ocupaba el ejecutivo ni tampoco por quienes ocupaban bancas de concejales, dicho esto, teniendo en cuenta los escozores que parece despertar hoy esa posibilidad que los cooperativistas afirman que les es debida. Por otra parte, vecinos del barrio, indicaron que, tras la salida de la anterior gestión al frente de la Cooperativa San Roque y, en medio de denuncias penales por desfalco que hoy obran en la Justicia, la “capitalización” se transformó en “gastos de administración” con el mismo costo.

“Así seguimos pagando los mismos rubros con distintos ‘tuneos’ con el mismo líquido que se nos vende como agua sin que a nadie se le ocurra poner fin a esta situación”, se quejó un usuario.

En este momento, según comentan vecinos del barrio, el agua “sale un poco más clara por la época del año, porque no hay crecidas. Pero ya sabemos que el mes que viene esto comenzará a cambiar, se oscurecerá, así como puede empeorar el olor con la llegada de mayor cantidad de turistas”.

Ante esta perspectiva concreta, la pregunta para estos vecinos fue cómo calificarían su vida en el barrio y, por consiguiente, en la ciudad: “Acá se vive mal, la calidad de vida es mala pero en muchos casos estamos acostumbrados. Te acostumbras a tener que salir a buscar agua en la casa de alguien de “abajo” (por la parte de la ciudad que cuenta con el servicio de la Coopi) con bidones para tener con qué cocinar, con qué cebar mate, con qué lavarte los dientes”.

“Se vive preocupado porque nos ha pasado de escuchar de enfermedades, de gastroenteritis feas, de que hay que cuidar especialmente a los más chiquitos”. La mamá de un pequeño de seis meses cuenta: “Pusimos filtros en el tanque pero ni aun así el agua que sale sirve para bañar al bebé. Nosotros gastamos fortunas comprando agua para bañarlo y lo que viene en la factura de agua no es barato, pero la perspectiva de una enfermedad que no podemos dimensionar en un niño tan chiquito es espantosa así que hacemos el sacrificio”.

Otra dice: “Mi hija tiene 3 años y la baño siempre rogando que no trague agua, ya no puedo comprar agua para bañarla, pero el temor es permanente”.

 

Una línea del tiempo de promesas sin cumplir

La gravedad de la situación no es nueva ni dejó de ser advertida por las autoridades municipales en diferentes ocasiones. Es más, fue objeto de promesas variadas, de las de campaña y de las otras, sin que pase nada: “La situación hoy está en las mismas condiciones que antes, sabemos que se terminaron las obras de un primer tramo de interconexión que podría dar agua potable a una parte pequeña del barrio pero la municipalidad no da el final de obra, lo mismo con el cruce del puente colgante, se va tocando todo como si la situación no fuera grave, como si se estuviera esperando que pase no se sabe qué cosa”, dicen los vecinos.

Con una exagerada celebración de quien entonces ocupaba la presidencia de la Cooperativa San Roque, José Campusano, pero a tono con las protestas ininterrumpidas de los usuarios del servicio, se anunciaba en mayo de 2015 (a escasos días de las elecciones del 28 de junio que dieron la reelección al actual intendente) que Villa del Lago tendría agua potable por la interconexión con  el acueducto de calle Asunción. Según declaraciones hechas por Campusano al periódico Bamba con fecha 8 de mayo de 2015 (en el mismo acto durante el cual los funcionarios, el intendente, sus secretarios, y el entonces presidente del Concejo de Representantes, Walter Gispert, realizaron el anuncio), “nosotros nunca pensamos que podríamos tener agua potable tan rápido, porque realmente tener una planta potabilizadora en un río es muy difícil. Hemos sido avasallados por las crecientes y gracias a este municipio hoy vamos a tener agua que viene de cuenca arriba”.

Este “hoy” se le habrá atragantado al cooperativista porque hoy, a la fecha de esta publicación, las cosas continúan exactamente igual que antes y aquello que “nunca pensó” quedó allí en la nebulosa del nunca jamás.

Asumido ya el nuevo gobierno de CPU con flamantes presencias en el Concejo de Representantes, tanto del oficialismo como de la oposición, la edila Laura Orce presentó un pedido de informes sobre la calidad del agua que proveía la Cooperativa San Roque a sus usuarios teniendo en cuenta un informe que figura en el Plan Director presentado por la Cooperativa y aprobado por el Municipio. En dicho informe, ya conocido desde el año 2013, los técnicos municipales reconocen que el agua que circula por las canillas de Villa del Lago no es apta para consumo humano y que dicha calidad se deteriora aún más durante la época estival.

La edil se pregunta, en aquel septiembre de 2015, si esta situación cuenta con un protocolo de monitoreo, si se advierte debidamente a la población sobre esta situación y cuál es la previsión para otorgar la solución prometida con el dinero del rubro obras y tanta otra cosa que se prometió y hasta fue objeto de un anuncio radial y televisivo en el cual una vecina de avanzada edad le agradecía al intendente con voz quebrada por su compromiso en solucionarle el problema de no poder usar el agua para su consumo cotidiano y porque ya no tendría que bañarse entre el olor a pescado y los coliformes.

El pedido de Orce fue rechazado y tuvo que ser entregado por mesa de entradas de la Municipalidad y forzado el Ejecutivo a responder.

La respuesta fue perentoria, lapidaria, por demás concreta y sin las subjetividades que hoy rondan cada discusión: el agua que provee la Cooperativa San Roque a sus clientes es “agua corriente”, no apta para consumo humano, es captada de manera superficial del arroyo Los Chorrillos sin potabilizar e impulsada por la cañería a como de lugar, con sus bichos, color y olor correspondiente.

En vista de esta cuestión y de que en la factura de cobro dice explícitamente que se trata de “agua corriente”, el ejecutivo considera que los vecinos están suficientemente informados de la cuestión y no tienen que monitorear, controlar, ni sancionar.

La respuesta a este pedido de informe está firmada por el funcionario Luis Piñeiro y la nota con la que se da noticia de la respuesta a la concejala por Horacio Pedrone.  Es decir, aquel que se traga el agua cuando se ducha es culpable de cualquier consecuencia orgánica que pueda surgirle por no haberse puesto una escafandra porque estos vecinos conviven y convivirán con esta situación que ya conocen por demás.

Dos fechas más para completar este derrotero de la promesa: el anuncio de mayo de 2015 era para noviembre del mismo año. Al pasar los días y los meses sin que pase nada, al llegar un verano caliente con agua apestosa y oscura saliendo de la canilla, los vecinos volvieron a esperanzarse con una nueva fecha a la tan ansiada solución: el propio intendente Avilés, durante el primer pleno de gobierno de su segunda gestión respondió a la pregunta diciendo que las obras habían empezado en enero de 2016.

 

Sólo preguntas

El agua de Villa del Lago no es apta para consumo humano. Todos lo saben, lo predican, lo usan para prometer, lo denuncian. El agua es provista por una cooperativa de servicios, prestataria de servicios al igual que otras pero la gravedad de la situación no parece acelerar ningún proceso ni mostrar capacidad de respuesta a la altura de las circunstancias. Los vecinos, como convidados de piedra, solo miran y esperan.

 

Nota correspondiente a la edición n° 429 del semanario La Jornada, del 14 de agosto de 2016.

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