¿Tolerancia cero al trabajo infantil en Villa Carlos Paz?

Por Evelina Ramírez

 

“El municipio protege la estabilidad y el afianzamiento de la familia como fundamento de la organización social y la vida municipal. Asegura la protección integral de la niñez, instrumentando las siguientes acciones: 1-Las que impliquen el cumplimiento de la Convención Internacional de los derechos del Niño, ejerciendo el poder de policía en el ámbito de su competencia. 2- Las que promuevan y ejecuten programas que contengan políticas sociales básicas, asistenciales y de protección, especialmente de menores en situación de riesgo. 3- Las que promuevan la integridad de los programas, evitado la fragmentación de la familia”. (Artículo 47 de la Carta Orgánica Municipal).

 

La polémica por el procedimiento que llevaron adelante inspectores de la municipalidad de Villa Carlos Paz contra una nena de 9 años que jugaba a vender pulseritas en la vereda del negocio de su papá, en Yrigoyen y San Martín, tuvo la semana pasada un nuevo capítulo. No sólo porque el tema siguió dando que hablar (sobre todo a partir de que medios provinciales y nacionales se hicieron eco de la noticia), sino porque el gobierno salió a justificar el operativo esgrimiendo como principal argumento que el municipio lleva adelante una política de “tolerancia cero” al trabajo infantil en la ciudad.

Uno de los medios que levantó la curiosa nota que publicó La Jornada Web el pasado viernes 29 de enero fue el canal porteño Todo Noticias (TN). Tras escuchar la palabra de Pablo Boyajian, el papá de la menor, los periodistas Lorena Maciel y Mario Massaccesi entrevistaron al secretario de Gobierno y Asesor Letrado del municipio, Juan Villa, quien justificó el procedimiento.

“El tema de los menores en desamparo o violación de su condición de niños es una prioridad para esta gestión. Tenemos tolerancia cero desde todo punto de vista”, arrancó Villa, y explicó que el control surgió a partir de “una denuncia verbal de una vecina”.

“Nuestros inspectores estaban cargando nafta en la estación de servicio que está al frente cuando les hicieron saber que había una menor en la vereda vendiendo artículos supuestamente artesanales.

“Se hicieron presentes en el lugar, constataron que esto era así y hablaron con la nena primero y con el padre después. Él dio la explicación que era simplemente un juego y los inspectores le hicieron saber que no correspondía la exhibición de precios y ventas de los artículos y ahí quedó la cosa. Como prueba de esto no se tomaron las medidas que en ejercicio del poder de policía son habituales como labrar el acta o secuestrar la mercadería”, subrayó.

Reiteró que lo que se hizo fue, “en función de la tutela de los derechos del niño y en cumplimiento de las leyes provinciales y nacionales al respecto”.

“Si usted pasaba en ese momento por el lugar y decía ‘qué bonita la pulserita que tenés acá’ y la compraba, se la vendía. Y desde ese punto de vista existe un ejercicio comercial por parte de la criatura que contraría cualquier tipo de norma en la materia”, graficó.

Según Villa, “la municipalidad preventivamente se hizo presente, se interiorizó de la situación, creyó en lo que el padre dijo que era un juego, pero acompañó ese acto de fe diciéndole que saque el cartel con los precios y demás”.

Al día siguiente de las declaraciones de Villa en TN, el funcionario habló con la prensa local. Allí reiteró cómo se dio el procedimiento del personal de inspectoría y volvió a enfatizar que el gobierno tiene tolerancia cero con el trabajo infantil.

“Desde que Esteban Avilés está en el gobierno, ésta ha sido una preocupación central. Nosotros la ponemos en práctica cotidianamente y podemos enorgullecernos de que es algo que combatimos y que, afortunadamente, la sociedad nos está acompañando”, dijo.

Al ser consultado sobre las acciones concretas que el municipio está llevando adelante en esa línea de protección de la niñez, Villa tuvo expresiones dubitativas y habló de que el municipio tiene “las manos atadas para emprender acciones directas” y que se trata de un tema de “legislación provincial”.

Textualmente la respuesta fue: “Acá hay una confluencia entre el interés municipal y provincial. Esto es materia de legislación provincial, porque inclusive nosotros tenemos las manos atadas para llevar adelante medidas de acción directa.

“En esta transición gubernamental de la provincia se ha producido un desplazamiento del órgano encargado de velar por esta situación de trabajo infantil y justamente esta transición hace que el tema esté un poquito paralizado, pero está en paso a buscar herramientas que sean más dinámicas y efectivas.

“Frente a esta situación, lo que nosotros hacemos es una fuerte presencia y tratar de resguardar a las criaturas y atender, fundamentalmente las denuncias. Nos hacen muchas denuncias, no se crean que esto es una cosa extraordinaria. Es muy mucha la presencia que tiene la gente, por eso vuelvo a decir que hay un trasfondo cultural en todo esto, en el cual nosotros nos estamos sintiendo acompañados”.

Villa dijo que cuando se recibe una denuncia sobre la existencia de trabajo infantil, lo que hace el municipio es dar aviso la Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (CONFETI). “Es la entidad encargada de esto. Ellos tienen toda una política de contención y de solución de esta cuestiones, fundamentalmente punitiva con quienes son los responsables de esa situación”.

Y añadió que mientras se le avisa a las autoridades, Inspectoría “resguarda a la criaturas”. “Nuestros inspectores no salen a la calle indefensos desde el punto de vista de no saber cuáles son sus obligaciones. Se los forma, se los capacita, se les toma examen y se establece un orden de mérito. Salen con un actitud muy firme y decidida en este tipo de cuestiones”, afirmó.

 

Explicación cero

La contundencia de la afirmación tiene su correlato inverso en la contundencia de los hechos. Basta sentarse en algún bar o quedarse unos minutos en la costanera de algún balneario para ver chicos vendiendo diversos productos.

Nene vendiendo (2)De hecho, en la reunión de producción del equipo de La Jornada, mientras definíamos el tema del informe que sacaríamos este domingo, un niño ingresó al bar donde nos encontrábamos y se acercó a las mesas a vender.

Allí definimos que este sería uno de los temas que abordaríamos en esta edición.

Y desde ahí comenzó una búsqueda para intentar dar con algún funcionario municipal que nos explique qué políticas de protección de la niñez. Porque entendemos que los derechos del niños no deben ser abordados netamente desde la mirada punitiva, sino –sobre todo- desde la contención a familias en situación de vulnerabilidad.

Buscamos como fuente de información a la directora de Desarrollo Social y Educación, Isabel Schoj. Ante la primera consulta, la funcionaria nos derivó al área de Prensa de la municipalidad y que habláramos con una de sus responsables, María José Muñoz, para que se organizara una conferencia de prensa sobre el tema.

Nos comunicamos con el área de prensa. Pedimos la nota y planteamos la diferencia entre una nota pedida por un medio y la organización de una conferencia de prensa. La explicación fue que otros medios también habían pedido abordar la misma cuestión.

Y en la misma conversación –insistimos, pidiendo hablar con una funcionaria- se nos pregunta “¿cuál es la idea de nota que tienen?”.

Y aquí es donde queremos poner el acento. Porque una cosa es precisar qué información estamos buscando (para que el funcionario concurra a la entrevista sabiendo de qué queremos hablar y pueda explayarse) y otra muy distinta es tener que explicar cuál es la idea de la nota.

La idea de la nota el municipio (y cualquier otra entidad) tienen que conocerla al momento de su publicación, no antes. Conocer “la idea de la nota” antes de su publicación nos somete a una especie de “filtro” según el cual si “la idea de la nota” beneficia al gobierno, puede salir, de lo contrario no. Y los mecanismos para entorpecer la tarea de la prensa son diversos.

Aun así y ante la consulta, explicitamos “la idea de la nota” y aceptamos que se armara una conferencia de prensa para hablar del tema. No es lo que queríamos, pero si esas eran las condiciones para acceder a la información pública –que en todo esto, es lo más importante-, las aceptamos.

Nunca recibimos respuesta. Llamamos insistentemente a la funcionaria y a la encargada de Prensa de la municipalidad y sólo recibimos silencio.

De modo que la explicación y detalle que dieron desde el municipio sobre las políticas de protección de la niñez que se están llevando adelante son éstas: …

 

 

 

 

 

 

 

El relato de comerciantes

Decíamos que los hechos son contundentes. Y relatábamos nuestra propia experiencia, pero también incluimos la mirada de quienes día, tarde y noche atienden mesas en distintos comercios de Villa Carlos Paz.

Tal es el caso de Rosa, moza de una confitería ubicada sobre calle Alem, en pleno centro de la ciudad quien dijo que “hay muchos chicos pidiendo”. “Hay muchos que son muy chiquitos. Algunos están acompañados de mayores y otros andan solos. He visto a un chico discapacitado que es más grande. Su papá se queda afuera del negocio y el chico entra a pedir”.

Consultada sobre si esto se ve sólo en temporada o a la largo del año, la trabajadora respondió: “Se acrecienta en el verano. En el invierno se ve, pero menos. No sabría decirte si son de acá o si vienen de otro lado. Los que vienen todo el año, me parece que sí son chicos de acá”.

Pero esto no se circunscribe a los comercios del centro, en los barrios y balnearios, la imagen se repite. Así lo relató Roberto, que tiene una parrilla frente al balneario Playas de Oro. “En la costanera hay chicos que venden pastelitos y que tienen entre 10 y 12 años. Ellos andan por el balneario. Y a los negocios entran los chicos que nosotros identificamos como ‘los gitanitos’. A ellos los manejan las madres.

“Entran las mujeres y los chicos y van mesa por mesa vendiendo bolsas de residuos, agujas para coser. Cualquier cosa venden. Vienen todos juntos. Son como una pandillita y a ellos los manejan de otra manera. Yo como estoy atendiendo el negocio, no me doy cuenta de dónde vienen y si hay algún mayor que los maneja”, describió.

Sostuvo que a los niños que entran al negocio “no están todos los días y por momentos desparecen” y que “sólo se los ve en temporada”. “En el resto del año no se los ve. Como no hay gente ¿para qué van a venir? Se quedan por acá desde diciembre hasta marzo más o menos”.

Ante la pregunta si son chicos de la ciudad, Roberto respondió que “los chicos que venden pastelitos sí son de Carlos Paz; los otros vienen de otro lado”. “Los que venden pastelitos andan con su familia. Vienen los grupos familiares. Uno los ve cuando se bajan del auto, vienen la madre, el padre y dos o tres chicos, ellos bajan con la bandeja de pastelitos y salen a vender. Esos se notan que son de acá. Son familias que ya vienen organizadas y venden su producto”.

Tanto a Rosa como a Roberto les consultamos si alguna vez vieron algún procedimiento de la municipalidad, tendiente a resguardar a los niños. Ambos respondieron que no. Es más, Rosa relató que una vez tuvieron inconvenientes con uno de los niños que hacía caso omiso al pedido de los mozos de que se retire del negocio y llamaron a la policía. “Algunos chicos se quedan y contestan mal cuando les pedimos que no entren a vender. No nos dan bolilla. Llamamos a la policía, pero no apareció nadie”, describió.

Por su parte, Roberto comentó que en el balneario están los agentes que corresponden al Operativo Verano. “Ellos controlan más que nada que no haya robos. Ellos ven que los chicos están vendiendo. La verdad es que no he visto si los frenan para charlar con ellos.

“Pero en el caso de los inspectores municipales, están desaparecidos. Acá hay un montón de vendedores ambulantes, en especial los salamineros. Se hacen un pic-nic acá. No he visto a ningún inspector que esté controlando y tome alguna medida”, se quejó.

 

¿Y la Defensoría del Pueblo?

Teniendo en cuenta lo delicado de la  problemática del trabajo infantil, también consultamos al defensor del Pueblo de Villa Carlos Paz, Alejandro Luchessi, quien indicó que a este organismo no llegó ninguna denuncia formal, pero no negó la existencia de la problemática. “No hemos tenido ningún reclamos, pero si hemos visto que en la ciudad hay trabajo infantil. Sabemos que hay niños que venden artículos que no son muy valiosos en la vía pública, bares y restaurantes”, dijo Luchessi.

Y remarcó: “No se puede hablar de tolerancia cero al trabajo infantil porque evidentemente el Estado Municipal no ve muchas situaciones de trabajo infantil que hay en la ciudad y que realmente debería preocuparles”.

El ombudsman Luchessi también puso la mirada en el manejo de los Centros Infantiles Municipales (CIM). En este sentido, reparó en el que el CIM de barrio Obrero permanece cerrado. “Hace un año que está cerrado y las remodelaciones nunca se comenzaron”, indicó. También habló de las restricciones en edad que se han establecido para recibir a los niños (hasta cinco años).

“Hay una población de niños que todavía no empezó su escolaridad primaria y que no tienen posibilidad de estar en los Centros Infantiles Municipales.

Como actual defensor del Pueblo, pero también como ex-secretario de salud, Luchessi indicó que el municipio gestiona programas nacionales y provinciales creados para atender las demandas de la primera infancia. En este sentido mencionó el Plan Nacer (un programa federal del Ministerio de Salud de la Nación cuyo objetivo es mejorar la cobertura de salud y la calidad de atención de las mujeres embarazadas, puérperas y de los niños/as menores de 6 años que no tienen obra social).

También habló del Programa Materno Infantil a través del cual en los Centros de Salud de todo el país se entrega leche en polvo fortificada con hierro si el médico estima que su salud lo requiere. En otras palabras, la leche que distribuye el Ministerio de Salud se entrega únicamente a quienes concurren al control médico –y sólo si el médico detecta una deficiencia nutricional–.

Luchessi advirtió que “suele ocurrir que la distribución de la leche genere faltantes”. Sin ir más lejos, a fines de enero pasado, algunas participantes del concurso “La Chica del Verano” donaron leche para asegurar un stock mínimo en el hospital Gumersindo Sayago.

“La leche está faltando hace mucho tiempo. Es por una cuestión de distribución de la empresa que lo hacía”, explicó al portal Carlos Paz Vivo! la directora del nosocomio, Judith Barrera. Y agrega la publicación que las familias que recurren regularmente a este servicio social en los Centros Periféricos se fueron incrementando, y por eso cada vez se necesitan partidas más grandes. “Nosotros por mes distribuimos 648 kilos de leche, pero nos hemos quedado sin nada desde hace mucho tiempo”, precisó la doctora Barrera.

Sin dudas que la problemática del trabajo infantil requiere de un abordaje serio e interdisciplinario. Insistimos en que nos hubiera gustado tener mayores precisiones de parte del municipio respecto de las políticas de protección de la niñez que se están llevando a cabo.

El silencio y las evasivas nos llevan a pesar que la declamada “tolerancia cero al trabajo infantil” se parece más bien a una burda –y torpe- manera de negar el problema.

 

¿Qué se entiende por trabajo infantil?

Existen diferencias considerables entre las numerosas formas de trabajo realizadas por niños. La Organización Internacional del Trabajo establece que “no todas las tareas realizadas por los niños deben clasificarse como trabajo infantil que se ha de eliminar. Por lo general, la participación de los niños o los adolescentes en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva.

“Entre otras actividades, cabe citar la ayuda que prestan a sus padres en el hogar, la colaboración en un negocio familiar o las tareas que realizan fuera del horario escolar o durante las vacaciones para ganar dinero de bolsillo. Este tipo de actividades son provechosas para el desarrollo de los pequeños y el bienestar de la familia; les proporcionan calificaciones y experiencia, y les ayuda a prepararse para ser miembros productivos de la sociedad en la edad adulta”.

El término “trabajo infantil” suele definirse como todo trabajo que priva a los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Así pues, se alude al trabajo que: es peligroso y prejudicial para el bienestar físico, mental o moral del niño; interfiere con su escolarización puesto que: les priva de la posibilidad de asistir a clases; les obliga a abandonar la escuela de forma prematura, o les exige combinar el estudio con un trabajo pesado y que insume mucho tiempo.

 

Nota correspondiente a la edición n° 403 del semanario La Jornada, del 07 de febrero de 2016.

2 COMMENTS

  1. Por favor gente capacitada en desarrollo social y educación, no es un tema menor, la formación especifica genera ideas, el cargo no es solo para cobrar un sueldo mensual o recibir un favor, y de paso les paga el pueblo si les piden una aclaración respondan no se escondan, sean responsables o den un paso al costado.

  2. que lastima hay tantas cosas que podrian hacer, pero seguimos con gente que no esta preparada para ejercer una funcion por lo tanto no entienden por qué ni para qué estan por lo tanto no les interesa y les molesta que le pregunten, con tal faltan varios años y pueden mirar para otro lado.

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