El exjefe de la División de Lucha contra el Narcotráfico recuperó su libertad. Confirmó que apelará la sanción del Tribunal.
Entre aplausos de familiares y allegados, Rafael Sosa abandonó el edificio de Tribunales Federales.
Minutos antes había recibido una condena de 3 años y 8 meses, en la resolución del juicio a siete integrantes de la División de Lucha contra el Narcotráfico de la Policía de Córdoba.
Tal fallo resultó leve, considerando que la fiscalía lo había señalado como jefe de una asociación ilícita constituida para negociar con traficantes locales. No obstante, le permitió recuperar la libertad, considerando los casi dos años y medio que pasó en prisión.
Entre abrazos, frente a la prensa mostró el mismo rostro serio con que afrontó cada audiencia.
“Cada uno hizo su trabajo, cada uno ocupó su rol. Este es el primer tramo. Faltan apelaciones”, indicó, confirmando la decisión de casar la sentencia. (Ver: Narcoescándalo: las reacciones tras el veredicto)
De inmediato, marcó su moderada satisfacción. “Estoy satisfecho porque se quitó el mote que nos pusieron de narcopolicías, de jefe de una banda. Fui un jefe policial, como quedó claro en la audiencia”, dijo.
Con el mismo cuidado, se excusó de declarar sobre las declaraciones del juez Vaca Narvaja, quien había destacado la ausencia “narcoescándalo”. (Ver: Miguel Hugo Vaca Narvaja: “No fue un narcoescándalo”)
“Sólo acato una resolución judicial”, resumió.
Un lomito. “Me voy a comer un lomito y voy a disfrutar de mi familia”, se despidió de la prensa.
