“Tirando cuetes” (Pampa de Achala – Córdoba – Invierno de 2012)
En la inmensidad elevada de la Pampa de Achala lo que abunda es… la soledad.
Piedra desnuda, tierra cortada en mallines y paja… mucha paja. Te vas acostumbrando a esa monotonía, salpicada con la aparición de una loica, de un jinete solitario, de un cóndor tal vez… cuando de pronto se te aparece este palo gigante enhebrado.
Un monumento al que no le dedicarías una mirada de tres segundos en una tumultuosa ciudad como ya es mi Villa Carlos Paz… pero que aquí, en la meseta achalense, a 1800 m.s.n.m. te obliga a bajar del auto, a contemplarlo en silencio.
Se trata de un mudo testimonio (se chorearon hasta lo último afanable) de un hito de la cohetería argentina, allá por 1961, cuando el brillante estadista Arturo Frondizi intentaba manejar el país, ya sabiendo, entre pesadillas azules y coloradas, que sus días estaban contados en el sillón de Rivadavia.
El 2 de febrero de 1961 se lanzó el primer cohete, el APEX A102 Alfa Centauro. El proyectil alcanzó, según los testimonios de la época, una altura de casi 20 kilómetros. Todo un éxito de la tecnología aeroespacial local. Sin embargo, el paracaídas que debía regresar su carga útil (compuesta por dispositivos para la medición de variables atmosféricas) a la superficie terrestre, nunca fue encontrado y la carga útil nunca pudo recuperarse. Se la habrán afanado también?!?
El primer paso de la cohetería argentina estaba dado y continuaría en septiembre del mismo año, otra vez aquí, con el lanzamiento del Beta Centauro APEX A1S2015.
Luego, la cohetería tomaría otros rumbos y Chamical, en La Rioja, sería el epicentro. Escribir cohetes y La Rioja me trae a la memoria a un tipo (sin nombrarlo, obvio) que ocupó (sin que nadie lo moleste esta vez) el sillón presidencial… y que tiró por la borda todos estos sueños de exploración espacial, porque un amiguito del norte esquina Texas, así se lo pidió.
Más allá del desmantelamiento del proyecto Cóndor (también con sede cerca de nuestra villa) luego vendrían, en la década K, un resurgir de esta disciplina… pero eso ya da para otra foto, seguramente.
Me voy, disparado como un cuete, recordando justamente al pseudo caudillo riojano cuando dio, en una humilde escuelita de Jujuy, ese maravilloso discurso verniano de ciencia ficción, en donde les prometió a esos alumnitos, que en breve podrían salir disparados a la atmósfera… de allí a la estratósfera y, tal vez, aterrizarían en el Japón… en un puñado de horas.
La Pampa de Achala supo de cohetes… ahora sabe que es una reserva hídrica, la esponja de Córdoba, y tiene mil rincones para explorar y preservar.
Espero que los cordoobeses lo entendamos así y la cuidemos.
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Nota correspondiente a la edición n° 465 del semanario La Jornada, del 14 de mayo de 2017.
