Modelos para armar

Por Valeria Flesia

Tapa_379_la_jornada_09-08-15En esa película inolvidable de Pedro Almodóvar, “Todo sobre mi madre”, una travesti que se hace llamar La Agrado, define su autenticidad enumerando cuánto le salió la adecuación de su cuerpo, “todo hecho a medida”: rasgado de ojos, nariz, pómulos, labios, frente, limadura de mandíbula, tetas, cadera y culo, depilación definitiva láser. Para finalizar la enumeración y dar el más profundo sentido a la autenticidad, La Agrado dice en una afirmación inmortal junto al consejo para las señoras de no ser amarretas al gastar: “Una es más auténtica cuando más se parece a lo que ha soñado de sí misma”.

Lejos de incitar a la frivolidad, la frase da lugar a un sinfín de dilucidaciones en torno al género y a lo femenino que, aunque de profundo interés, no son lo apuntado en este informe. Lo que introduce La Agrado con su frase es la cuestión de la construcción personal de la imagen proyectada sobre el propio cuerpo y no la adecuación del cuerpo a lo que otros esperan de él. Sobre esta gran diferencia: la búsqueda de una imagen propia, aunque sea con la intervención extrema cuando se trata de la construcción de una identidad, frente a la adecuación del cuerpo como respuesta a un modelo externo, propuesto por otros, la sociedad, el consumismo, la pareja, se apoya la dicotomía presente en la actualidad.

La frase de Agrado, además, se ubica en el contexto grotesco y doloroso del filme, pero fuera de él, no necesariamente está haciendo referencia sólo a la imagen superficial. Eso que uno ha soñado para uno mismo también incluye la realización personal desde lo intelectual y emocional, así como la intervención en el cambio social,  en lo cual también es necesario invertir esfuerzo y recursos.

La imagen deseada en estos primeros años del siglo XXI es aquella que se acerca más a la perfección. Esto trae aparejadas obsesiones y trastornos a partir de lo que los expertos llaman “culto al cuerpo” como práctica cultural. Esta práctica atraviesa todas las clases sociales y edades. El sociólogo Pierre Bourdieu destaca en torno a la sociedad actual: “el lenguaje corporal es señal de distinción social, ocupa una posición fundamental en su argumentación y construcción teórica,  y coloca al consumo de alimento, cultura y a la forma de presentación (vestuario, artículos de belleza, higiene y de cuidados y manipulación del cuerpo en general) como las tres maneras más importantes de distinguir-se”.

El cuerpo, como espacio de lucha por la autorrealización, se pone por encima de la lucha social por un mundo mejor para todos, remitiéndose sólo a lo personal en casos extremos. Tampoco es posible, por otra parte, desterrarse completamente de los paradigmas de la actualidad que ponen el acento en el cuidado de la imagen como valor.

Situando el tema en Villa Carlos Paz, una periodista y presentadora televisiva opina: “Yo creo que la cuestión estética va de la mano con los cambios que tiene el rol de la mujer en la sociedad actual. La mujer sale a trabajar, le toca competir con otros pares y en ese contexto de los requerimientos laborales, la cuestión visual creo que pasa a ser un dato importante en la mujer: la cuestión visual emparentada con lo estético. Lo estético implica cómo te parás ante el otro, cómo te mostrás y, de alguna manera también, cómo intentás seducir. Esto el hombre también lo hace. Y se da en todos los órdenes laborales: la imagen seduce, una persona bien presentada, bien arreglada, establece otros parámetros. Esto puede trasladarse hasta los matrimonios, este lugar donde uno se elige permanentemente: tratás de estar linda por vos y también por el otro”.

Consultada por el límite de este deseo de verse bien a los ojos de los demás, la profesional indica: “Estar bien no significa exagerar con la apariencia, no hace falta tener el cuerpo de los ´20 o pasar por el quirófano, sino por el detalle: el pelo, el maquillaje, la piel. De todas maneras, siempre estás ahí de cruzar la línea por ansiedad. Yo creo que, en algunos casos, modificar el cuerpo ante cuestiones que te ocasionan sufrimiento puede ayudarte para la autoestima, pero hay que controlarse y que la cuestión corporal no se transforme en una mentira que se lleva todo el deseo de realización personal. Si comenzás a poner el 100% de las expectativas en lo físico, estás ocultando lo que no podés lograr con tu capacidad, con tu persona”.

 

En busca del equilibrio

Delgadas líneas separan la obsesión de una perspectiva real sobre la importancia de la apariencia se ven potenciados por una cantidad inusitada de ofertas que van desde la cirugía estética, la medicina estética, la estética con sus prácticas de modelado hasta la cantidad de posibilidades nutricionales y deportivas en forma de gimnasios, pilates y tantas fórmulas que se venden como la más efectiva y la más rápida en el logro de los objetivos.

Cecilia Milanesio es estecitista integral y tiene 26 años de experiencia en el rubro con importantes equipos multidisciplinarios. Su mirada sobre el cuidado del cuerpo es positiva en cuanto a que la imagen realmente puede mejorarse siempre y cuando las personas sean conscientes de lo que el espejo les devuelve y no quieran transformarse mágicamente en otras personas. Las mejorías que pueden obtenerse y el propio movimiento de estar ocupándose de uno mismo hacen que las personas se sientan más fuertes para “enfrentar las dificultades de la vida”, asegura.

Haciendo de la belleza corporal su profesión, Cecilia indica que lo más importante a transmitir es cuidado, experiencia y sentido común: “Hay un estereotipo físico que las personas eligen en televisión, en el teatro, aquí en Carlos Paz que lo tenemos tan a la mano, en el mundo de la publicidad, ese estereotipo es el de la perfección y ese es el que quieren reproducir en su cuerpo. Allí hay un error, porque eso que ven nunca va a ser equivalente al resultado que se logra con un tratamiento de estética. Cada persona tiene su genética, su edad y sus valores físicos que son únicos, aquel esteticista que les diga que va a poder reproducir en su cuerpo la figura de tal o cual modelo, es una chanta: los tratamientos deben remitirse a mejorar lo que somos y deben hacerlo de manera gradual sin descuidar nunca la salud y lo que el cuerpo da”.

En cuanto a la actualidad del cuidado de la imagen, Milanesio asevera: “Ha cambiado mucho el interés por la imagen y para mejor. Aquellas personas que trabajan con su imagen logran una mejor actitud para enfrentar la vida y una seguridad que redunda en su autoestima. Estamos hablando de la superficie, pero esa superficie abre puertas. Nosotros, en nuestro Centro, hemos incrementado la cantidad de pacientes, siempre teniendo en cuenta aquellos parámetros que mencionaba hace un momento: se puede mejorar el cuerpo que las personas ya tienen, siempre gradualmente sobre la realidad de cada cuerpo”.

Cuando hablamos de incremento del cuidado de la imagen, estos aumentos se remiten a todas las edades, hombres y mujeres: “Los hombres han comenzado a cuidar distintos aspectos de su imagen que redundan en el cuidado de la salud, aquí tratamos mucho, por ejemplo, el abdomen que cae sobre la hebilla del cinturón desde lo estético, pero lleva todo un trabajo sobre el sedentarismo, los hábitos alimentarios, etc.”.

“El espectro de edades que llegan a consultar por diferentes tratamientos está entre los 18 y los 60 años para las mujeres. Las más jóvenes consultan especialmente por adiposidades en los glúteos, las llamadas monturas, y celulitis. Esto representa un cambio, el ver chicas tan jóvenes que ya presentan distintos grados de celulitis y tiene su origen en costumbres que han cambiado y por consiguiente han cambiado los cuerpos: uso de anticonceptivos, ingesta de alcohol desde muy temprana edad, sedentarismo, poco consumo de agua, entre otras causas. Con ellas se hace un tratamiento para mejorar hábitos, incorporar las caminatas, el gimnasio, alimentación saludable, no sólo lo que puede hacerse con un tratamiento estético. También recibimos muchas mujeres con pre-menopausia o menopausia que observan cambios en sus cuerpos y quieren trabajarlos: crecimiento del abdomen, adiposidades localizadas. Lo que aquí ofrecemos es nuestra experiencia en estos casos que indican un mejoramiento gradual. Yo siempre digo que la ansiedad por cambiar eso que no nos gusta nos lleva a consultar a personas no profesionales que venden mentiras y hasta pueden ocasionarnos hasta daños físicos. Por dar un ejemplo, he recibido personas que habían sido quemadas en un tratamiento de ultracavitación al aplicar el aparato con la mayor intensidad para reducir “rollitos” más rápido. El resultado fue que no se logró el objetivo y además hubo quemaduras.”

La profesional concluye en que “la estética debe ir acompañada por la salud” para garantizar resultados duraderos y también por lo que llama “sentido común” en cuanto a que no es posible transformarse en otra persona pero sí es posible alcanzar el máximo potencial que tiene el propio cuerpo con paciencia y constancia.

 

Discusiones en el campo de la medicina: cirugía plástica vs medicina estética

Un referente local que se proyecta al mundo en el campo de la cirugía plástica es el doctor Diego Avilés, presidente de la Sociedad de Cirugía Plástica, Reconstructiva y Quemados de Córdoba.

El profesional indica que es necesario, ante esta explosión del culto del cuerpo, tomar todos los recaudos para informar a la gente y evitar que caiga en manos inescrupulosas: “Estamos bregando por que la Medicina Estética sea una especialidad dentro de la medicina como lo es hace años en Europa. Los médicos esteticistas no son cirujanos plásticos, no tienen la especialidad en cirugía, es decir que no tienen formación quirúrgica, pero sí estarían en condiciones de realizar toda una serie de prácticas que es como que van ‘cayendo’ de otras especialidades. Nosotros en Carlos Paz ya hemos tenido cuatro congresos internacionales de Estética donde hemos brindado charlas porque, desde la Asociación que presido, estamos luchando mucho por una profesionalización de la estética y en contra de lo que llamamos ‘intrusionismo’ desde otras profesiones. Hoy vemos, por ejemplo, que un oftalmólogo hace operaciones de párpados o que un odontólogo hace relleno de labios y no están formados para hacerlo. Yo le recomiendo a la gente que mire los diplomas de los profesionales que visita: no sólo hace falta el título de médico, también tiene que estar la especialidad”.

Avilés sostiene que los graves problemas que son tapas de los diarios relacionados con intervenciones quirúrgicas o estéticas con resultados gravosos para la salud son realizadas por personas sin especialidades, sin formación, muy cercanos a la delincuencia: “Se trabaja muy firmemente por incrementar los controles y por informar a quienes buscan un tratamiento para que sepan qué cosa puede hacer cada quien porque allí pueden dejar la vida”.

En torno a la actualidad de la cirugía plástica, el especialista describe: “En mi consultorio trato de guiar al paciente frente a todo lo que ofrece el mercado de la imagen que incluye Internet, la tele, las revistas y también su entorno. Me ha pasado de recomendar una prótesis mamaria de un tamaño y que la paciente vuelva con la opinión de sus amigas que le recomiendan más grande o más chica o también recibir pacientes que quieren hacer tal procedimiento porque lo hizo una amiga y, seguramente, no es lo recomendable para ella. Debemos escuchar y guiar firmemente al paciente sobre lo mejor”.

La palabra que resuena con mucha fuerza en el discurso de Diego Avilés es “recuperar”, no se trata de cambiar uno por otro sino devolver, en la medida en que se puede, aquello que se desvirtuó por distintas circunstancias: “Hay mucha confusión en cuanto a los planteos que hace un paciente frente al cirujano plástico y escuchar ayuda a dar en el clavo sobre lo que se busca: tengo pacientes que han sido mamás y quieren recuperar su busto o mejorar las estrías en el abdomen, pacientes que han pasado por una gran tristeza frente a un evento doloroso y ahora se sienten mejor pero tienen las marcas en el rostro de ese pesar que podemos mejorar con un lifting, tengo pacientes que vienen porque han sufrido durante años con senos muy grandes y hacemos reducciones, estas pacientes especialmente recuperan una vitalidad y libertad increíble, son muy agradecidas. En los más chiquitos, vienen papás con niños con orejas en pantalla que pueden revertirse muy fácilmente. En lo que yo no intervengo es en aquellos casos en que la paciente me dice que viene a hacerse una cirugía para adecuarse al gusto de un tercero con la esperanza de resolver un problema de pareja o familiar: no resolvemos estos problemas con una cirugía plástica y debemos dejárselo claro a quienes nos consultan”.

En cuanto a la actualidad de las cirugías de adecuación, en caso de disforia de sexo, el profesional indica que, desde la parte privada, se hacen algunas de las operaciones más simples pero que las más complejas necesitan una infraestructura importante que sólo se encuentra en las unidades hospitalarias: “Se está trabajando de a poco con estos temas desde lo teórico y lo práctico. Nosotros recibimos pacientes en la parte privada y recomendamos, es importante que el paciente se ‘reencuentre consigo mismo’ y, en general, quienes llegan ya han pasado por varios lados”.

Consultado el doctor Marcelo Ovejero, vice director del Hospital Córdoba en el ámbito provincial, sobre cuáles son los tratamientos y competencias de la Salud Pública en cuanto al cuidado de la imagen corporal, explica: “Podemos sintetizar los abordajes que realiza la profesión médica en tres instancias: la cirugía reconstructiva que se dedica a reponer mutilaciones ocasionados por agentes diversos, por ejemplo, ante un cáncer de mama y la extirpación en una mujer, se reconstruye con una prótesis o la cirugía reconstructiva ante quemaduras. En segundo lugar encontramos la cirugía plástica o estéticas con fines de embellecer distintas partes del cuerpo de las personas. Y en tercer lugar, y esto es absolutamente novedoso para nosotros, no por lo nuevo sino porque entra en la consideración de la salud pública en Córdoba, tenemos la cirugía de adecuación que hemos comenzado a discutir y considerar luego del advenimiento de la Ley de Identidad de Género”.

Ovejero asevera que en el Hospital Córdoba se realiza desde hace mucho tiempo la primera especialidad, cirugía reconstructiva: “Se trata de una tarea muy importante para la salud física y emocional de la persona ya que intenta devolver la imagen corporal  luego de una mutilación grave para que pueda continuar adecuadamente con su vida. En el caso de quemados, se trata de procedimientos muy laboriosos que pueden llevar años y para los cuales la ciencia ha evolucionado mucho. En Argentina estamos sintetizando piel que se utiliza para los injertos con grandes resultados”.

El profesional indica que no se realiza en el Hospital público ningún procedimiento relacionado con lo segundo, la cirugía plástica o medicina estética y que, para la tercera posibilidad, cirugía de adecuación, están en un momento de discusión y crecimiento: “La reglamentación de la Ley de Identidad de Género en torno a las intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales para el colectivo trans se dio hace pocos días, a pesar de que el texto de la Ley es de 2012. He recibido en varias ocasiones aquí en el Hospital a un grupo de hombres trans que vienen a consultar acerca de las cirugías de adecuación, nosotros todavía no hacemos aquí las más complejas que involucran a la pelvis de los pacientes donde se reconstruye un nuevo pene o una vagina. Se hacen en distintos hospitales mastectomías para extirpación de mamas, así como de útero pero aún no estamos en condiciones de hacer las más complejas. Desde mi punto de vista personal, aún no se ha dado la capacitación científica suficiente a los profesionales ni se ha tenido la discusión ética necesaria con los médicos en cuanto a que se trata de extirpaciones de órganos sanos y la posterior adecuación. Esto lo hemos conversado con este grupo de hombres trans en términos muy amables para que todos nos encaminemos hacia el cumplimiento de la ley sin tener malas experiencias. Ha mejorado, por otra parte, el tema de la administración de hormonas que se hacía, en el pasado, de forma anárquica y sin supervisión médica”.

A través del Decreto 903, se reglamentaron las intervenciones quirúrgicas y tratamientos hormonales para “adecuar el cuerpo”. La Ley de Identidad de Género establece en su artículo 11 que pueden acceder a las intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales, todas las personas mayores de edad sin requerir autorización judicial o administrativa.

Por su parte, las prestaciones allí mencionadas serán incluidas en el Programa Médico Obligatorio (PMO); asimismo, los servicios de salud del sistema público, de la seguridad social de salud y de los sistemas privados las incorporarán a sus coberturas.

Estas cirugías serán aquellas que “ayuden a adecuar el cuerpo a la identidad de género autopercibida”.

El sitio Hombres Trans lo define a través de la palabra de uno de sus integrantes: “Se trata de un camino donde uno se construye a sí mismo. Yo encontré que ese camino era común en muchas culturas. Desde la más remota antigüedad, se nos ha enseñado que la única libertad posible para el hombre es su transformación voluntaria”.

Las cirugías comprendidas dentro de estas posibilidades de adecuación son: Mastoplastía de aumento, Mastectomía, gluteoplastía de aumento, Orquiectomía, Penectomía, Vaginoplastía, Clitoroplastía, Vulvoplastía, Anexohisterectomía, Vaginectomía, Metoidioplastía, Escrotoplastía y Faloplastía con prótesis peneana. Los tratamientos hormonales que también forman parte del decreto deben ser a través de productos aprobados por ANMAT.

También se incorpora en la reglamentación del artículo la implementación de “un programa de capacitación, actualización y sensibilización para los profesionales de la salud del sub sector público” para llevar adelante los procedimientos.

 

Un mundo nuevo, ¿un mundo feliz?

Sin dudas, quienes llegan a los consultorios y gabinetes estéticos, así como a los gimnasios y a los nutricionistas buscan ser más felices, la asociación entre felicidad y perfección es ineludible. Sin embargo, son los mismos profesionales los que indican que la perfección es una proyección irreal y que la manipulación exacerbada del cuerpo sólo trae frustración, depresión y muerte. En el medio de todo esto, la mirada posada exclusivamente sobre el cuerpo, no promueve el encuentro con el otro ni la construcción de un mundo mejor pero la decisión de vivir de acuerdo a tal o cual escala de valores en busca de la felicidad es absolutamente personal.

Detrás de las palabras de La Agrado, con las que comenzaba intencionalmente este informe dada la importancia que cobra la adecuación del cuerpo en este nuevo campo de lucha por la identidad, en ese remate inolvidable está la alusión al sueño y al sueño como deseo.

Los deseos, en alguna época, se relacionaban con la realización personal: “¿Qué querés ser cuando seas grande?”, era la clásica pregunta a los niños y se encontraba verdadero placer en repetir la pregunta durante los años venideros para ver como el joven se proyectaba hacia el futuro con  una profesión, un oficio, una búsqueda personal que también era identitaria y que incluía una imagen de sí mismo como parte del todo. El culto de la imagen, por el cual sólo importa lo que se ve, no se condice con el sueño de ser, por el que, sin dudas, vale la pena luchar.

 

Nota correspondiente a la edición n° 379 del semanario La Jornada, del 09 de agosto de 2015.

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