Las admirables miniaturas del carlospacense Julio Santos se lucen en el Centro Cultural Córdoba

Hasta el 30 de octubre, el Centro Cultural Córdoba exhibe una asombrosa colección de miniaturas de edificios históricos de Córdoba y el mundo, fabricadas en madera balsa. Las pequeñas piezas replican grandes construcciones.

julio-santos-maqueta-iglesia-de-alta-graciaEl Centro Cultural Córdoba (Poeta Lugones 401) propone una muestra inigualable. Se trata de las miniaturas en madera balsa de Julio Santos, que puede visitarse de martes a domingos, de 10 a 20 horas, hasta el 30 de octubre. La entrada es libre.

La mayor parte de su vida, Julio Santos se dedicó a la Administración de Empresas. Sus días transcurrían sin sobresaltos, dentro de la rutina laboral, hasta que la invasión de Estados Unidos sobre Irak tiñó de angustia su horizonte. Entonces, compartió el dolor que sentía con su mujer, la narradora Isabel Lagger, quien lo alentó a buscar un hobby para disipar su pesar. Sin saberlo, Isabel despertó en Julio una apasionada dedicación por la artesanía en madera.

“Dicen que los de Libra tienen una profunda relación con el arte. Casi 70 años después de nacer libriano, descubrí que en la madera balsa estaba mi conexión”, explica Julio en un intento por darle una explicación -astrológica, si se quiere-, a esta pasión por construir miniaturas en madera balsa; algo que jamás pensó hacer, antes de la zozobra que le provocó aquella guerra.

Julio Santos transforma un hobby de tipo artesanal en un modo de expresión artística. En cada pieza, expresa las impresiones que le produce la arquitectura a gran escala. La calidad del detalle, la simetría y el ritmo caracterizan sus pequeños ejemplares. Santos explota su capacidad de observación y el natural sentido de las proporciones, de manera tal que las piezas parecen reales.

Las escalas utilizadas por el artesano son aproximadas y están basadas en su gusto estético. Cuando algún motivo despierta su interés y no quiere despertar sospechas, revela su método para bocetar el trabajo. “Cuando quiero comenzar el proyecto para hacer una réplica de una casa, me acerco sigilosamente al frente de la construcción con un diario, como si lo estuviera leyendo. Esto me sirve para que no parezca que estoy merodeando el lugar y, de paso, aprovecho para usar el diario como unidad de medida. Entonces, sé que la puerta de un lugar mide dos hojas de diario y media, y lo anoto en mi libretita”, comenta. Es decir, que el hacedor de las miniaturas utiliza una metodología intuitiva de medición. Para la factura de las piezas, en tanto, emplea herramientas muy simples.

Detrás de cada obra, cuyos detalles agudizan al máximo la mirada del observador, no hay planimetrías precisas que definen la composición. La clave de su arte está, justamente, en la falta de información exacta, lo cual deja espacios en blanco, que Julio llena con gran creatividad.

La delicadeza y minuciosidad en la construcción de las piezas evidencian la destreza y la paciencia del artista, una mirada aguda para interpretar los detalles de las grandes obras. Santos tiene una visión muy clara del lugar que considera que ocupan sus ejemplares. “El verdadero artista es el que proyectó las obras, como el Taj Mahal, el Cabildo de la ciudad de Buenos Aires, el Cucú de Carlos Paz, o la Torre Eiffel, yo sólo intento replicarlas sin escalas”, concluye el miniaturista.

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