La vuelta del Club del Trueque

Por Evelina Ramírez

En estos tiempos de regreso al modelo neoliberal de concentración del ingreso y “sinceramiento” de las cuentas públicas basado en la tradicional variable de ajuste ortodoxo que es el trabajador, desde el centro vecinal de barrio Miguel Muñoz B de Villa Carlos Paz decidieron poner en marcha una herramienta del patrimonio cultural de los argentinos para enfrentar una situación crítica que se cierne sobre la vida de numerosos vecinos y vecinas de este popular barrio del sur de la ciudad tras una magra temporada turística: el club del trueque.

Desde el comienzo, la noticia tuvo proyección nacional: “vuelve el Club del Trueque”. Y el titular impacta porque el trueque fue aquella forma de intercambio no monetario al que recurrieron millones de argentinos y argentinas para paliar, no hace tanto tiempo atrás, las consecuencias de un proyecto excluyente de país.

Se trata de una herramienta de la económica popular ampliamente extendida por el territorio nacional durante el derrumbe del proyecto neoliberal implementado durante la década del 90. Eran años de recesión y desempleo.

El trueque nació en el país como una alternativa solidaria al mercado y el sistema formal de la economía, pero creció vertiginosamente de la mano de la crisis, el desempleo, del corralito y la falta de efectivo. La creación del primer nodo se dio en la localidad de Bernal (partido de Quilmes, provincia de Buenos Aires) en mayo de 1995.

“Luego de un significativo período de gestación y experimentación, las redes de trueque alcanzaron una escala inédita ante la profundización de la recesión y la falta de dinero en plaza, provocados por los procesos posconvertibilidad (incautación de los depósitos –el llamado ‘corralito’–, inflación –con especial encarecimiento de los alimentos básicos–, y persistencia de las tasas de desocupación)”, explica Susana Hintze en su libro “Trueque y Economía Solidaria”.

Si bien no existen precisiones sobre cantidad de población abarcada, se estima que 2,5 millones de personas participaron en el trueque hacia mayo del 2002. Una cifra de esta magnitud, que representaría alrededor del 7% de la población del país y más del 12% de la población económicamente activa, es sin duda reveladora del grado de incidencia social del fenómeno.

En mayo de 2002, el diario Página 12 titulaba: “Argentina ya es el país donde el trueque está más desarrollado”. Y la nota citaba una investigación del Centro de Estudios Nueva Mayoría. “La investigación determinó que de los cinco millares de clubes de trueque, 3000 (un 60 por ciento) están en la provincia de Buenos Aires, 900 (18 por ciento) en Santa Fe, 208 (4 por ciento) en Capital, 95 (un 2 por ciento) en Córdoba, 65 (1 por ciento) en Mendoza y 732 (15 por ciento) en el resto del país.

“De acuerdo a los datos relevados por el estudio que dirigió Eduardo Ovalles, aunque en el resto del mundo el fenómeno no es desconocido, el desarrollo es sensiblemente inferior, ya que en el Reino Unido existen 400 clubes con 40 mil participantes, en Francia 220 con 30 mil, Australia con 200 y 18.000; mientras que España, Canadá, Estados Unidos, Escocia, Noruega, Finlandia, Bélgica y Honduras, también tienen este tipo de emprendimientos, pero a una escala inferior.

“La misma situación se observa –según el informe– en Latinoamérica, ya que Brasil, Uruguay, Chile, Paraguay, Bolivia, Colombia, Ecuador, Honduras, El Salvador y México registran nodos de trueque, pero nunca superan el centenar”, precisaba el matutino.

Villa Carlos Paz no estuvo ajena a este fenómeno. En nuestra ciudad hubo varios nodos de Club del Trueque operando. Uno de ellos funcionaba en la Sala de Convenciones, otro funcionaba en el salón que la Cooperativa Integral tiene en calle Asunción, en barrio la Quinta. Precisamente en la coordinación de ese nodo estaba involucrada Norma Brogna, vecina de nuestra ciudad, quien en diálogo con La Jornada recordó: “Más o menos en el año 1995 o 1996 comenzó a funcionar el Club del Trueque en Carlos Paz. Ya venía funcionando desde Buenos Aires. Comencé a participar siendo una socia más que hacía intercambios, y más adelante en la medida en que cambió justo la coordinación estuve coordinando junto con mi esposo”.

Ante la pregunta de qué es el Club del Trueque, Norma responde con claridad: “La filosofía debe ser que somos un grupo de personas que nos reunimos solidariamente para satisfacer nuestras necesidades, a través del intercambio de bienes, servicios y saberes. Tiene que prevalecer ese valor, que es la solidaridad, la responsabilidad y el respeto. Funciona bien o mal de acuerdo al comportamiento que asuman sus integrantes. Lo que no tiene que haber son especulaciones, porque una vez que se empieza a especular, como pasó en alguna oportunidad cuando fue creciendo mucho esto, ahí ya se desvirtúa todo”.

La mujer recordó también cómo era la metodología de trabajo. “Al principio teníamos un cuadernito donde estaba el número de socios. En ese cuadernito anotábamos lo que teníamos de crédito y lo que teníamos que darle después al otro. No era muy fácil, porque había que controlar y juntar esos cuadernitos y llevaba mucho tiempo, por lo que después comenzaron a funcionar creando bonos. Cada nodo lo trataba de hacer buscando la forma más segura posible, pero evidentemente como sucede en la vida común hay quienes empezaron a falsificar bonos. Eso no sólo llevó a la especulación, sino que esto se desvirtuó”, describió.

En este sentido, Norma reconoció que lo más difícil era establecer un valor de cambio. “El que ofrece un servicio, por ejemplo, alguien que va a pintar una casa, si la otra persona le da alimentos hay que ver la forma para llegar a un acuerdo”.

El trueque hoy

¿Qué es lo que sucede hoy que el Club del Trueque vuelve a aparecer?

La situación económica de nuestro país no es la misma que la del 2001 y 2002. No es la misma… todavía. Pero está claro que las consecuencias de las medidas económicas que el gobierno de Mauricio Macri está tomando tiene un impacto directo en el bolsillo de los asalariados.

“La política económica del gobierno anterior hacía eje en el mantenimiento del empleo y de una canasta posible para los argentinos. Esos eran los sectores beneficiados. Lo que tenemos en frente es un cambio total de la política económica, que hace eje en otros sectores beneficiados. Esos sectores beneficiados son los grandes agroexportadores, los acopiadores y en alguna medida, las empresas distribuidoras de servicios públicos como la energía. En este caso, los perjudicados son los asalariados”, explicó la contadora e integrante del grupo Plan Fénix, Graciela Treber.

Y remarcó: “Esto no es sinceramiento o reacomodamiento, sino lisa y llanamente un cambio de la política económica”.

En la misma línea se expresó el economista y docente universitario José María Rinaldi: “Esta es la nueva filosofía, que implica pasar de la lógica institucional del Estado con un rol activo que haga que la economía traccione por la mejora del poder adquisitivo y el incremento del gasto público –principalmente el gasto social y del incremento del gasto público de capital, que es el que motoriza la inversión-, por un esquema ofertista.

“Un esquema que enfría la economía, que le quita poder adquisitivo, que traslada a los sectores más concentrados el poder económico y que lleva la lógica del achique del Estado de la visión subsidiaria del mismo. Ésta es la verdadera implicancia. La lógica de las tesis que están utilizando es el mercado, la moneda y la deuda. Estos esquemas funcionan con deuda. Es decir, que el gran mérito o el eje transversal de lo que se denominó el modelo de desendeudamiento cambia en forma simétricamente opuesta. Con esto comprometeremos a las generaciones futuras, pero vamos a poder comprar dólares para ahorrar y no vamos a tener que ver la cadena nacional”.

Alejados de esas lecturas técnicas, los vecinos de barrio Miguel Muñoz B simplemente expresan que lo que ganan por su trabajo no les alcanza para cuestiones elementales. “Ha pasado el verano y mucha gente no ha sacado el dinero que siempre sabe sacar. Esto les compromete su canasta familiar y sus necesidades básicas. Han empezado las clases y muchos no han podido comprar los guardapolvos, la ropa y las zapatillas para los niños. Todo esto nos está llevando a ver la posibilidad de hacer de nuevo el club del trueque”, expresó el presidente vecinal de Miguel Muñoz B, Judas Ramos, a VillaNos Radio.

Y añadió: “En Villa Carlos Paz el invierno es largo. Los que vivimos acá sabemos que no hay grandes fábricas. No hay otro servicio económico que no sea el turismo y que nos permita generar ingresos”.

Judas aclaró que la idea del trueque no nació de la comisión directiva, sino que es una inquietud planteada por los propios vecinos de la zona. “Nosotros tenemos que poner el centro vecinal al servicio del vecino. Y uno tiene que pensar siempre en los que menos tienen. Y los que menos tienen están pidiendo hoy contar con un espacio para poder llevar adelante esta actividad”, dijo.

Alejandra Herrera es una de las mujeres que se acercó a la entidad barrial a plantear la posibilidad de retomar el Club del Trueque. “Aumenta todo pero los sueldos siguen iguales”, señaló la mujer al portal Carlos Paz Vivo!

Y añadió: “El trueque sería una gran solución para muchas familias necesitadas porque debido a la situación hoy en el país, la plata no te alcanza para nada”.

Alejandra está desocupada, tiene tres hijos y es el sostén de su familia con apenas una asignación y una ayuda del municipio de Carlos Paz. Ella integra un grupo de madres que, para sortear las dificultades económicas por las que atraviesan, propuso el trueque como alternativa para paliar la crisis.

“Se nos ocurrió hacer esto porque ya el dinero no alcanza para nada. Para la gente que trabaja de changas puede ser una solución. En el 2001 se realizó un trueque en barrio Altos de San Pedro y a mí me ayudó muchísimo”, recordó.

Judas se declara un desconocedor de la dinámica del trabajo del club del trueque. Aun así, está dispuesto a llevar adelante las reuniones que sean necesarias para activar esta herramienta de intercambio. “No sé nada de esto. No estuve en el Club del Trueque pasado. No tengo idea de cómo es el sistema, pero vamos a ir aprendiendo cuál es la forma de trabajo que tienen que llevar adelante el vecinos para ir paliando su situación. Tenemos que buscar las leyes que nos amparan, para no molestar ni a los comerciantes ni a nadie”, dijo el presidente vecinal.

El primer encuentro para concretar esta propuesta se dio el pasado miércoles 23 de marzo en la sede vecinal. Allí, un puñado de vecinos se acercó a plantear sus expectativas, dudas e inquietudes. En el encuentro también estuvo presente la directora de Planeamiento Físico Ambiental de la municipalidad, Liliana Bina y la contadora Silvia Reynoso. Desde el centro vecinal estiman que a mediados de abril podría concretarse el primer encuentro público.

“Esto es simplemente una de las tantas formas de ayudar a los vecinos”, dijo Judas.

“Todo vuelve”, se suele escuchar como parte del conjunto de frases y refranes de sabiduría popular. Pero no siempre sus consecuencias suelen ser todo lo positivas que deseáramos.

En nuestro país, el “todo vuelve” ha significado desde el 10 de diciembre de 2015 la restauración de un proyecto económico y social de inspiración neoliberal, asentado en los principios de la liberación financiera y comercial, el endeudamiento externo y el ajuste de las cuentas públicas para garantizar el pago de dichas obligaciones.

Como en los noventa, este proyecto favorable a la concentración del ingreso a favor de los grupos más poderosos de la economía vuelve a provocar nefastas consecuencias en los sectores populares, como aumento de la desocupación, de la precariedad laboral, de los índices de pobreza y miseria. Pero el tiempo transcurrido ha provisto a los más vulnerables algunos valiosos conocimientos y herramientas para enfrentar de forma solidaria un modelo de país que deja al mercado como principal reasignador de los recursos generados por el trabajo argentino.

De aquellos sombríos años, las familias obreras nos han legado el trueque como forma de intercambio que contempla y contiene a aquellos principios que la ley de la oferta y demanda del mercado deja afuera.

De este modo, ante una temporada floja y en un contexto nacional poco adscripto a reforzar el mercado interno (del que se alimenta el turismo local), la difícil situación que deben vivir muchos vecinos y vecinas de nuestra ciudad les enfrenta al desafío de poder asegurar el sustento familiar ante el retiro del Estado y la creciente disminución de la actividad económica. Y para ello han encontrado en su acervo cultural aquella herramienta que, bien concebida y administrada, puede resultar un importante aporte en este momento.

Ojalá que esta iniciativa vecinal pueda alcanzar a realizarse sin ataques de ningún tipo, porque más allá de sus beneficios económicos es un valioso medio para unir a los ciudadanos y ciudadanas y que les permite creer en sus capacidades para salir adelante ante las adversidades de la vida.

Nota correspondiente a la edición n° 410 del semanario La Jornada, del 27 de marzo de 2015.