‘Huahuas Mayun’, de la escuela a la legislatura

Por Valeria Flesia

Tapa_412_la_jornada_10-04-16Este pasado 5 de abril se dio un nuevo paso hacia la concreción del proyecto elaborado por alumnos primarios para poner nombre al arroyo que discurre por la plaza Italia frente a las escuelas Dante Alighieri e Isla de los Estados en Villa Carlos Paz.

El curso de agua, casi un hilo en épocas de sequía y de cuerpo abundante con las lluvias, nace de una vertiente situada a 200 metros de los establecimientos escolares y significa para niños y jóvenes que circulan por allí a diario un espacio recreativo, de bienvenida y despedida, de fresco verde en los días de verano, de reflexión y ensoñación con el otoño: es el paisaje que ilustra su infancia y juventud escolar.

 

“Adopto un tramo del arroyito como mi mascota”

La profesora Andrea Bibiloni, coordinadora de proyectos de la escuela Dante Alighieri, donde nace este trabajo allá por el 2013, cuenta la experiencia desde la propuesta a sus alumnos: “Los primeros interpelados para comenzar a pensar acciones fueron los chicos de los quintos grados de la Dante allá por el 2013 en el área de Ciencias Naturales. Se trabajó con los dos quintos que componen una base de 56 alumnos tomando el predio verde frente a la escuela, donde discurre el arroyo con los puentes, como un espacio recreativo que ellos usan diariamente”.

Así comenzó, en el aula, un trabajo que fue incorporando a personas e instituciones en su desarrollo. En la integración de los distintos temas que se profundizan durante quinto grado están los derechos de los animales que se ampliaron para abarcar a todos los seres vivos y al ambiente. “Los derechos del animal nos llevaron a mirar de qué manera cuidamos a nuestra mascota y cómo promover la tenencia responsable de mascotas: estar atentos a su crecimiento, a su salud tanto preventivamente como en lo que tiene que ver con su limpieza, con su alimento, esto se puede extender a la naturaleza toda. Con esa mirada, los chicos comenzaron a pensar en el desarrollo, la salud y el cuidado del arroyo, ese ser vivo con el que se relacionan diariamente, se trató de definir eso que llamamos el uso responsable de los recursos hídrico-naturales”.

En la búsqueda de información, el papá de uno de los alumnos se involucró en la investigación y aportó datos y propuestas que resultaron en un importante convenio de cooperación con la Universidad Nacional de Córdoba a través de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. El proyecto resultante que ya aunaba alumnos de quinto y sexto grado se denomina “Adopto un arroyito como mi mascota” y contempla una mirada viva sobre el curso de agua teniendo en cuenta su alimentación, salud, limpieza.

Los pasos siguientes permitieron la realización de diferentes monitoreos que derivarán en un diagnóstico de la salud del arroyo para luego poder elaborar las acciones pertinentes que operarán sobre las posibles “enfermedades” detectadas. El trabajo fue encarado desde el dispositivo de investigación del método científico, con la colaboración de los ingenieros Carlos Marcelo García y José Manuel Díaz Lozada, pertenecientes a la CONICET – y a la Facultad de Cs Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.

A tal fin, la UNC instaló una estación hidro-meteorológica para evaluar cómo se alimentaba el arroyo en tanto “mascota”.

Marcelo García, doctor en ingeniería e investigador del Conicet, volvió a Argentina desde EE.UU en el 2006 y se estableció en Villa Carlos Paz. En la UNC ya se propone la vinculación de esa casa de estudios con la educación primaria y secundaria en la intención de mirar al aprendizaje “como un continuo que no tiene etapas”, según sus palabras. Es así que, invitado por la profesora, se involucra en el proyecto y hoy destaca: “Tengo que agradecer profundamente a la docente el haber querido que este trabajo no quede en una charla sino que se transforme en un proyecto que tomó la forma de ‘Adopto un tramo del arroyito como mi mascota’ y hoy continua con la intención de ponerle un nombre al curso de agua para que, en caso de presentaciones ante distintos estamentos gubernamentales para pedir por él, se pueda llamarlo por su nombre. El paso de identificarlo es muy importante para asumir su resguardo y los chicos lo entienden de esa manera”.

La profesora Andrea Bibiloni cuenta que los diagnósticos desarrollados con métodos científicos a través de la UNC y también a través de los técnicos de la Coopi dieron diferentes resultados que fueron analizados por los alumnos para evaluar posibles acciones. “Por un lado obtuvimos que el arroyo no estaba contaminado sino que tenía algunos focos que luego se diluían por procesos naturales de limpieza con las piedras y arenas del lecho. Dentro de los monitoreos, los alumnos pudieron observar, por ejemplo, cómo los aumentos en la temperatura del agua son signos de contaminación, así como en un animal, la fiebre es indicador de alguna infección. Se detectó mayor contaminación en el agua frente a las escuelas: frente a la Isla de los Estados se detectaron bacterias coliformes así como en el puente frente a la Dante, grados más altos de contaminación que desaparecían más abajo, por filtrado natural.”

“Otra de las cuestiones importantes que se analizó en torno a la calidad del agua fue que no hay parámetros en torno a la mayor o menor pureza del agua para saber cuándo es potable, cuándo es para uso común en los hogares y otras posibilidades. Cuando empezamos esta experiencia con nuestros alumnos en el 2013, la vertiente donde nace el arroyo estaba fuera de la zona urbana, es decir que comenzaba a atravesar espacios con vecinos muy cerca de donde la tomábamos para nuestros análisis y creíamos que más arriba no podía urbanizarse porque se trataba de un área protegida.  Hoy esa realidad ha cambiado y ya ha comenzado a trazar sus calles y a vender sus terrenos un loteo llamado Venturia Pueblo Serrano que, seguramente, va a cambiar la realidad del arroyo y ya la está cambiando porque se observan procesos de erosión que no se veían cuando comenzamos con esta experiencia”.

En octubre de 2014, en el Decanato de la Facultad de Cs Exactas, Físicas y Naturales, se reunieron las autoridades de la Universidad Nacional de Córdoba, representada por el Sr. Decano de la Facultad mencionada Ing. Roberto Terzariol y la Representante Legal del Instituto Dante Alighieri de Villa Carlos Paz Prof. María Ester Mentesana de Soria, acompañados por el Ing. Marcelo García, quien trabajó con los equipos académicos de la escuela ; para la firma de un Convenio de cooperación según Resolución Rectoral 6-HCS-2012.

El objetivo de este convenio, fue la realización de actividades formativas, científicas y educativas de mutuo interés. En esa oportunidad se analizaron posibles modos de sostener este trabajo compartido con la universidad para fortalecer la formación de nuestros alumnos y capacitar a los docentes que componen la institución.

En sus encuentros con la Cooperativa Integral de Villa Carlos Paz, los alumnos también conocieron los monitoreos que se realizan en los cursos de agua y también sobre la necesidad de avanzar sobre la obra de cloacas en los distintos barrios de la ciudad que aún no lo tienen para poder cuidar de manera integral la calidad del agua, trabajo que los alumnos notaron que excedía sus posibilidades en torno a esta “mascota”. El impacto de la urbanización directamente ubicado sobre el nacimiento del arroyo hacía pensar en otras acciones que serán objeto, seguramente, de otros proyectos de concientización y prevención sumándose a la limpieza de márgenes y los monitoreos permanentes que se prevé irán pasando de grado en grado a medida que los chicos avanzan en sus estudios.

García describe la importante tarea que viene hacia adelante en torno al curso de agua al comenzar a notarse los primeros signos de erosión como consecuencia de la urbanización instalada en la vertiente que le da origen: “El gran enemigo de este arroyo no será tanto la contaminación como la erosión. Al transformarse el espacio donde el arroyo nace se ven cambios físicos, por ejemplo, de sus 30 a 40 cm de ancho hay lugares donde ahora el cauce tiene cinco metros, porque la retención de agua más arriba está desapareciendo. Así vemos que el lecho se hizo más profundo, más escarpado, los árboles de las márgenes se quedan sin tierra. Estos cambios provocan otros cambios en el uso recreativo que los chicos hacían del arroyo, ya no juegan a saltarlo, pueden existir peligros en la profundidad que toma. También puede suceder que, en épocas de sequía se seque totalmente, cosa que nunca sucedió, la vertiente siempre tenía aunque sea un hilo de agua, y en épocas de lluvia aumente de tal manera su caudal que signifique alertas en los puentecitos peatonales que lo cruzan.”

Frente a este panorama, García cuenta que, en principio, le provocó desazón porque le preocupaba qué decirle a los niños y jóvenes que intentaban cuidar su arroyo y esta desazón lo llevó a plantearle el tema al actual ministro de Agua y Energía de la Provincia, Fabián López, quien también es profesor en la UNC y se formó junto con él en EE.UU. “El ministro me dijo algunas cosas importantes que conforman nuestro trabajo de ahora en adelante con los chicos. Me dijo que la urbanización seguirá adelante pero los chicos junto a su comunidad tienen una función muy importante que cumplir: observar los cambios en su arroyo, poder documentarlos de manera científica porque están capacitados para ello y presentarlo a los organismos de control que corresponda para que se tomen las medidas correctivas. Y la fuerza que tiene la presentación de los niños y jóvenes pidiendo por su futuro no la tiene nadie. Eso nos impulsa a seguir y creo que tenemos proyecto para rato”.

Durante el año 2014, los alumnos de la escuela Dante Alighieri presentaron su trabajo en distintos espacios institucionales: el Concejo de Representantes los recibió en dos oportunidades en los que pudieron explicar su trabajo y el objetivo de velar por la salud de su “mascota”, eje y centro del proyecto, dueña de un ecosistema de delicados equilibrios que los alumnos habían podido estudiar y aprender para estar en condiciones de cuidar. Este trabajo, además, fue presentado en la Feria de Ciencias Zonal.

A principios del 2015, la gran tarea realizada pedía por sí sola el seguir avanzando y marcaba la necesidad de promoverlo para integrar a la comunidad en el cuidado del espacio natural. Ya para entonces, el área de Ciencias Naturales de la Dante había recibido la ayuda del área de Sociales para estudiar, entre otras cosas, las diferentes leyes que tienen que ver con los cursos de agua, de Lengua para la elaboración de las cartas formales que se enviaban a los distintos organismos del Estado, de Matemáticas, en la confección de cuadros y gráficos estadísticos, de Plástica para las distintas intervenciones que se prepararon en el trabajo con ONG como ADARSA.

Llegaba el momento de abrir las puertas de la escuela y sumar actores, los primeros, los vecinos de la escuela Isla de los Estados, vecinos, asimismo, en el encuentro de cada día con el arroyo que corre, susurrante, también para el jardín de infantes y para la escuela de boy scouts un poco más allá.

Para toda esta comunidad, ya entusiasmada con la necesidad de apropiarse de este espacio ciudadano, no en un sentido egoísta e individual, sino en los cuidados preventivos, con la intención del afecto por lo vivo que lo hace perdurar, surgió el deseo de, entre todos, ponerle nombre.

 

El arroyo, objeto de tantos desvelos, no tenía nombre

El curso de agua, devenido mascota de los chicos, ya con un mejor conocimiento de la responsabilidad que eso implica a través de los estudios realizados no tenía nombre y el próximo desafío fue denominarlo, dando un paso más en la apropiación del entorno natural que los recibe cada mañana y les permite jugar y descansar mientras, silenciosamente, les provee de un aire más puro y un futuro teñido de los colores de la madre tierra. El desafío ahora era ponerle nombre, no como un final para el ciclo iniciado sino para poder mencionarlo apropiadamente en la transmisión hacia los alumnos que siguen llegando a las aulas de las escuelas para tomar la posta del compromiso con el arroyo hacia la comunidad.

El nombre, asimismo, será clave en las ocasionales presentaciones ante quien sea necesario a la hora de velar por él.

El programa educativo “Tu Derecho a Participar” del Concejo de Representantes de Villa Carlos Paz ya está cumpliendo cinco años y fue en su lanzamiento 2016 y con un acto en el que alumnos de las dos escuelas entregaron su propio proyecto a representantes de la Unicameral de Córdoba, para que sea tratado y aprobado.

El concejal Gustavo Molina explicó el alcance del programa y el tratamiento que realizan de los proyectos elaborados por los alumnos de las instituciones educativas. “La función clave de la institución educativa es acercar a la sociedad civil con el Estado, y lo que hacemos nosotros es tender un puente entre las partes. Nos visitan estudiantes del último año del nivel primario, y mientras van tomando notas y aprendiendo cómo funciona el Legislativo, van conociendo lo que significan las bases de la república. Ocupan las bancas, formulan preguntas; también plantean problemas y situaciones de su vida cotidiana y presentan proyectos. En el marco de este programa, los alumnos de la escuela Dante Alighieri estuvieron varias veces y pudimos tener una visión muy cercana de cómo esto iba creciendo”.

Entusiasmado con la provocación que la tarea de los chicos significaba para los organismos públicos, Molina afirma: “La fuerza de lo que hoy están pidiendo los chicos tiene que ver con la identidad, porque ellos recuperaron un arroyo y ahora quieren darle identidad. Y digo que ellos recuperaron el arroyo porque fueron los que nos llamaron la atención a nosotros sobre ese lugar: en sus sucesivas venidas al Concejo nos fueron informando sobre lo que veían, lo que estudiaban y el estado fue reaccionando, se fueron sacando caballos, se fue dando forma a la plaza con la parquización, con los juegos, ellos llamaron la atención sobre la urbanización que está más arriba en las nacientes del arroyo y hoy, en vista de esos cambios, es importante que tenga nombre para poder seguir cuidándolo”.

“Desde el punto de vista político institucional, el proyecto es impresionante, así tenemos en su creación a una escuela de gestión privada, una escuela de gestión pública, el centro vecinal, la UNC a través de la facultad de la Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, el concejo de representantes, la municipalidad, la legislatura, yo creo que es un muy buen mensaje para la sociedad, un mensaje de madurez”, señaló el edil.

El nombre elegido para bautizar al arroyo, el más votado por los alumnos y la comunidad convocada a participar a través del Centro Vecinal fue Huahuas Mayun, en quechua, el arroyo de los niños. “Es algo muy importante para los chicos, nosotros y toda la comunidad cordobesa y del país; porque no deben haber muchos ejemplos en donde la sociedad se apropie de un espacio, lo tome para sí y le dé identidad; una identidad que está fuertemente arraigada en un rincón serrano, en donde confluyen el ambiente y todos los pueblos originarios”, dice Molina.

 

El paso a la Legislatura

Los cursos de agua son de jurisdicción provincial y, durante la presentación realizada el 5 de abril, se convocó a un funcionario que participa de la cuestión nominativa de los arroyos dado que éste del Parque Italia figuraba en los planos como de curso “semipermanente”.

Comprobado que efectivamente no tenía nombre por esa razón y dada su importancia y que ya puede visualizarse su permanencia, el arroyo está listo para ser nominado.

Así, se entregó el proyecto, también elaborado por los alumnos en sus considerandos a través de las materias de Participación Ciudadana, Geografía, Historia, Lengua y tantas más, con el impulso del Concejo de Representantes a través de su programa “Tu derecho a participar”, a las legisladoras Mariana Caserio y Viviana Massare, vecinas de Villa Carlos Paz, para su elevación en la Unicameral.

Durante la entrega, Caserio destacó: “Fue una presentación muy emocionante por la presencia de los chicos y su compromiso con la naturaleza y la ciudad que habitan. Es un orgullo para nosotras poder llevarlo al recinto y creo que son los mismos autores, los alumnos, quienes deben presentar el nombre para su arroyo y presenciar en la Legislatura el momento en que reciba su nombre. Es la mejor manera de mostrarles que pueden cambiar el mundo”.

En su próximo paso, el arroyito susurrante que atraviesa el frente de las escuelas, testigo de los juegos, el amor, las llegadas y las despedidas, se llamará ‘Huahuas Mayun’ y no será el final de un sueño sino el comienzo.

Nota correspondiente a la edición n° 412 del semanario La Jornada, del 10 de abril de 2015.

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