Héctor Altimari: “Con Perón nos llegó el reconocimiento como seres humanos”

Por Valeria Flesia

hector-altimari-reconocimiento-en-el-concejo-2Este jueves pasado, el Concejo de Representantes a través de un proyecto de la edila Laura Orce recordó el 17 de octubre, fecha histórica que el peronismo fija en sus almanaques como el “Día de la Lealtad”.  En la ocasión, se rindió homenaje a un vecino y militante peronista de Villa Carlos Paz, testigo de aquellos hechos que, a sus 90 años, continúa participando activamente del movimiento.

hector-altimari-reconocimiento-en-el-concejo-1Don Hector Altimari es oriundo de Campana, provincia de Buenos Aires. Conoció al entonces coronel Perón en la revolución de 1943 que pone fin a la década infame e inicia una serie de reformas obreras reconocidas como únicas en los anales de la historia argentina. 

El 17 de octubre de 1945, con el pueblo trabajador que inunda la Plaza de Mayo, estaba don Héctor Altimari. Tenía 19 años.

 

– ¿Qué edad tenía cuando abrazó la causa de Perón?

– Cuando el coronel Perón hace la revolución yo tenía 17 años de edad  y me incorporé inmediatamente con otros compañeros. Tuve el número 17 de afiliado en mi pueblo, nosotros vivíamos en Campana, provincia de Buenos Aires. Yo trabajaba en una marmolería.

 

– ¿Qué fue lo que lo sedujo del mensaje de Perón?

– Yo vengo de una familia de extranjeros italianos que siempre estuvieron criticando la oligarquía porque tenían conocimiento de la esclavitud en que vivían los pueblos. Se fue creando entre nosotros, éramos ocho hermanos, cuatro hombres y cuatro mujeres, una conciencia de esa esclavitud. En nuestra casa nunca faltó de comer pero nosotros veíamos lo que pasaba y también lo vivíamos. En la década del ´40, un peón de campo, por ejemplo, tenía medio día un día domingo por mes para ver a su familia y, si vivían lejos, tenía que ir la familia a verlo al campo.

Recuerdo, también, un poco más adelante cuando yo ya trabajaba en una oficina que se ocupaba de asuntos legales a un hombre de Santiago del Estero que a los 45 años de edad no sirvió más, su cuerpo estaba arruinado. El hombre armaba ladrillos de barro a mano y esa tarea con ese material, sin nada para protegerse le había arruinado las manos y los pies, los tenía abiertos, no podía juntar los dedos, tenía 45 años. Así se vivía, las personas trabajaban hasta que se desechaban.

 

– Don Alti, ¿qué le quedó  grabado de aquel 17 de octubre en la Plaza de Mayo?

– La voluntad del pueblo, no faltó nadie. Había que ver esa reunión desde otro punto de vista porque eso no fue un hecho político, fue un hecho de humanidad. Concurrieron no sólo los gremios sino todos, mujeres con sus chicos. Fue una proclamación unánime de un sentimiento, no sólo se buscaba el derecho que tiene cada uno de ser respetado sino el derecho a ser reconocido como un ser humano que Perón había reclamado para los trabajadores.

Argentina fue un país muy esclavizado. Había, en aquel tiempo, una audición en Radio Nacional que se escuchaba a las 6 de la mañana, se llamaba Personas Buscadas. Y generalmente los desaparecidos en aquella época eran chicas de Santiago del Estero y de Tucumán que venían a los barrios de los ricos ahí en Buenos Aires que venían con muchas promesas, las iban a buscar y las usaban los hombres de la casa: padre, hijo, sobrinos. Muchas de ellas fueron enterradas en las estancias, alguna vez tendrán que hacer esa película, para recuperar esa historia. Esa vida de esclavitud, esas injusticias, esos sacrificios fueron  los que impulsaron a Perón para empezar los cambios. Por eso,  todos los que vivíamos y veíamos eso lo seguíamos y lo defendíamos ante todo.

En este acto, lo que más nos sorprendió, después de haber estado una semana ahí con toda le gente fue cuando Perón sale por los balcones y le habla al pueblo que esperaba pacíficamente. Y el pueblo quería más vale pelear, pero Perón nunca quiso que se peleara argentino con argentino y eso no muchos lo comprendieron.

 

– ¿Cómo siguió su vida después de 1945?

– Yo ya estaba incorporado al movimiento y siempre seguí trabajando. Tuve tiempo de hacer deporte, de trabajar y de estudiar. Fui a la Universidad  y estudié tres años y medio como perito legal.

Después del año ´55 integré la resistencia, seguíamos las instrucciones de Perón, en ese momento con el general Valle que después fue fusilado. En ese año bombardearon la Plaza de Mayo, la mayoría del pueblo también estuvo ahí. Recuerdo la gente había venido a pelear cada uno con su herramienta de trabajo, recuerdo un muchacho que venía de Las Ensenadas, al lado de La Plata, estaba con un hacha de mango largo y así cada uno  había agarrado lo que tenía a mano como herramienta de lucha, nosotros queríamos pelear porque entendíamos que había que defenderse. Cuando salió Perón después de hablar con Farrell al balcón y dice: “No les vamos a pagar con la misma moneda” y fue un balde de agua fría porque nosotros, especialmente los jóvenes, queríamos hacer alguna cosa para demostrar nuestro valor. Así fuimos aprendiendo como luchar sin hacer daño.

Yo nunca fui montonero, no me adherí a ellos pero sí los conocía porque muchos participaban con nosotros. Nos reuníamos en un espacio que tenía el Sindicato de Telefónicos en aquellos años, medio escondido, de ahí salieron los montoneros. Igualmente, los que quedamos en la clandestinidad tratando de difundir nuestras ideas y de defender a los trabajadores fuimos perseguidos. Yo estuve 32 veces preso y fui tres veces secuestrado, mi familia sufrió mucho pero había que hacerlo.

 

– ¿Cómo fue su llegada a Córdoba?

– Bueno, eso fue un momento muy conmocionante para mí. Tiene que ver con esto que contaba antes,  esta militancia había sido difícil, la familia ya pedía otras cosas y dejé todo y me vine a Carlos Paz. Tenía 52 años. La ciudad me recibió muy bien, tuve siempre amigos, gente que me ayudó. Del peronismo de Carlos Paz recuerdo especialmente a Rosita Varela.

 

– Pasado tanto tiempo de aquellos días, ¿tiene críticas al peronismo de hoy?

– Peronismo es una palabra que encierra muchos sentidos pero esencialmente el bien de la comunidad. Y hubo algunos peronistas que conocí que no entendieron esto y fueron muy personalistas. Hoy veo al peronismo de Carlos Paz con mucha esperanza porque se han acercado al partido muchos jóvenes y la juventud es capaz de llevar adelante una idea. Cuando le preguntaron por el año 2000, Perón dijo que vendrían nuevas ideas que podrían superar al peronismo. Yo no creo que se haya superado porque es muy humano y muy profundo. Pero si han venido nuevas ideas porque el mundo cambia todos los días, el mundo que conocí no es el mundo de hoy.

 

– ¿Cuál es el recuerdo concreto que tiene de Perón, de su movimiento, que haría falta actualizar?

– Yo tuve la oportunidad de ir a la escuela donde Perón daba clases magistrales, en un lugar en Capital Federal donde después estuvieron las madres de Plaza de Mayo. Y era algo extraordinario escucharlo, hay mucho escrito que muchos no han conocido, que hoy no conocen.  Si leyeran el acta que se hizo cuando Perón proclamó  la Revolución (la de 1943 que dio por terminada la llamada década infame), se darían cuenta de cuál era el propósito de esa Revolución que no fue una revuelta criminal ni nada por el estilo sino la intención firme y concreta de dar derechos al pueblo esclavizado. Haría falta repasar mucho eso escrito ahí.

Otra cosa que hace falta tener presente de quienes seguimos a Perón y Evita en aquellos tiempos lo puedo contar con un ejemplo: yo fui delegado fundador de las 62 organizaciones y cuando terminó la reunión quedamos a las cuatro y media de la mañana con un compañero ahí en la Plaza San Martín cerca de Retiro. Y pasa un vecino de Zárate, me conocía porque está cerca de Campana y me pregunta: “¿Altimari que hacen ustedes acá?”. Y yo le contesté que no teníamos plata para volver, no teníamos un peso para el transporte, pero habíamos ido igual. Y me quiero referir a esto porque nosotros, los que formamos los sindicatos pusimos lo que teníamos para mejorar la vida de los compañeros, de los que no se podían defender, para el movimiento,  pero sin esperar nada a cambio. Hoy veo sindicalistas que andan en cero kilómetros, que se han enriquecido, y son dirigentes obreros. Yo veo eso y me parece que hay una diferencia entre aquello y esto.

 

Nota correspondiente a la edición n° 440 del semanario La Jornada, del 30 de octubre de 2016.

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