Entrevista exclusiva a Pedro Cahn: “La enfermedad llegó a la Villa 31 después de haber aterrizado en Ezeiza”

Por Agustina Sosa

Sin duda alguna, tener la posibilidad de conversar con una eminencia como Pedro Cahn es un gran regalo que te otorga esta profesión. Médico especializado en infectología, fundador de la Fundación Huésped con una amplia trayectoria en la lucha contra el VIH-Sida en nuestro país, es hoy uno de los principales asesores y pilares técnicos del presidente Alberto Fernández para afrontar la pandemia por Covid-19.

Pero, además, con una gran paciencia trasciende a su labor de médico y se toma el tiempo de discutir y desmentir muchos mitos, prejuicios y chicanas que abundan en los medios de comunicación. Tal vez esto se deba a que -mucho más allá que un infectólogo y asesor presidencial- Pedro Cahn sea uno de los grandes referentes por la lucha contra la discriminación que asoma en momentos de crisis humanitaria.

En esta entrevista exclusiva con La Jornada, Cahn abordó distintos aspectos relacionados a la pandemia de coronavirus y sus consecuencias.

-¿Cómo explicaría el crecimiento de contagios en las villas o en los lugares más vulnerables como estamos viendo, por ejemplo, en Buenos Aires?

PC: Mirá, ahí el tema es el siguiente: las villas, al igual que los geriátricos, al igual que las cárceles, al igual que los paradores donde duerme la gente que está en situación de calle, tienen una dificultad grande que es la capacidad de mantener el distanciamiento social que es la clave para abordar esta epidemia. Porque si todos nos encontramos a un metro y medio -por lo menos- de la persona que nos rodea, y podemos lavarnos las manos, usar el tapabocas, higiene respiratoria y todo lo demás, la posibilidad de que nos contagiemos es mínima. No diría nula, pero es bastante remota. Entonces, en esos lugares no se puede hacer el distanciamiento social, y una vez que el virus se mete, es como tirar un fósforo en una pradera seca, ¿no? y evidentemente se produce un crecimiento importante.

De todas maneras, dejame decirte, que, en la ciudad de Buenos Aires, sobre unos 6.600 casos aproximadamente, la mitad o un poquito menos, son de las villas, pero el resto son de lugares que no son ni la Villa 31 ni de la Villa 1.11.14. ¿Qué quiero decir con esto? que al haber aumentado la circulación de gente – porque se fueron liberando actividades – es lógico que haya un aumento de casos. Eso no debería preocuparnos demasiado si la gente que circula no es la gente que tiene mayor situación de riesgo.

-Esto choca bastante con el discurso discriminatorio de “el problema son las villas” que se escucha en televisión, por ejemplo…

PC: Por supuesto, porque esa es la más fácil, ¿no? El pensamiento sería decir: “A ver, el problema está en villas, cárceles, paradores y geriátricos; bueno, no soy viejo, no tengo a nadie en un geriátrico, no estoy encarcelado, no vivo en la calle, y no vivo en una villa, ¡estoy fenómeno!”. Ese pensamiento omite -al margen de que es humanamente, desde el punto de vista de los derechos, un asco, una vergüenza- omite una cuestión fundamental: por ejemplo, a vos te deben importar las personas privadas de su libertad, pero allí trabajan personas como los carceleros, los administrativos, los cocineros, el personal de limpieza, los médicos, enfermeras, etcétera que entran y salen de la cárcel. Y cuando salen, comparten el transporte con vos, o comparten el transporte con alguien que trabaja para vos en tu casa, o te los cruzás en el supermercado o en donde sea. La gente que vive en la Villa 31 es gente de trabajo, y la gente de la Villa 1.11.14 también. Al contrario de lo que dice el prejuicio o los absurdos que a veces escuchamos, donde se habla de que: “Ah, son planeros…” ¡No! es gente de trabajo, gente que va a trabajar a las casas de la gente a la que no le importa. Es fácil: la enfermedad llegó a la Villa 31 después de haber aterrizado en Ezeiza. Es decir, la enfermedad entró por los sectores más altos de la sociedad que son los que de alguna manera tienen o tenemos la posibilidad de viajar de vez en cuando al exterior. Pero, a partir de ahí, la gente que hace trabajos para esa gente más acomodada, que vuelve a vivir después en la villa, llevó la enfermedad para allá. Ahora, en la villa vive el enfermero que te va a atender en el hospital, probablemente el policía que te cuida en la esquina, la persona que te va a cortar el pasto, la persona que trabaja en una obra de construcción, la persona que te va a pintar tu casa y en algunos casos la maestra que le va a enseñar a tus chicos. O sea, hay que entender que es como una ciudad dentro de la ciudad. Tiene una población estimada entre 40 y 60 mil personas. Así que, pensar que el problema es de los otros, es realmente taparse los ojos y no ver la realidad. Me hace acordar mucho a lo que pasaba con el HIV, ¿no?, “Ah, esta es una enfermedad de los hombres que tienen sexo con hombres y yo no lo soy”; “Ah, esta es una enfermedad que pueden padecer los usuarios de drogas y yo no lo soy”; “Ah, esta es una enfermedad que pueden padecer los hemofílicos y yo tampoco lo soy y no me importa”… y después tardíamente se dieron cuenta de que es una enfermedad de transmisión sexual y que cualquier persona sexualmente activa que no se cuida puede llegar a adquirirla, ¿no?.

-Sí, en consonancia a eso, pensaba que usted tiene una larga trayectoria de defensa -además- de los pacientes que han sido históricamente discriminados, como bien cita de ejemplo a los pacientes con HIV. Actualmente también pensaba, escuchándolo, que aún si se tratara de gente que es “planera” o “vaga” también tiene derechos. ¿Esta pandemia nos está llevando a hacer una reflexión humana profunda? al presidente Fernández hace poco se lo criticó mucho por considerar “inhumano” no tener en cuenta lo que pasa en la cárcel…

PC: Pero es que, a ver, vamos a ir parte por parte: el castigo para una persona que está privada de su libertad -en el supuesto caso de que tenga condena firme y todo lo demás- pero aun así, es la privación de la libertad, no es la enfermedad. “¡Ah! como son presos que se mueran de coronavirus!”, ¿ese sería el argumento? ¡No! La Constitución establece que las personas que están privadas de su libertad tienen que estar en cárceles seguras y limpias que contribuyan a su rehabilitación. Obviamente, no son ni seguras ni limpias ni contribuyen a su rehabilitación en estado actual, pero no le vamos a agregar a eso el hecho de que porque son presos que se enfermen. Además, recordemos de que mucho de los que están encarcelados, están con prisión preventiva y ni siquiera tienen condena firme. Pero aun cuando tienen condena firme, ni al peor asesino hay que sacarlo de la cárcel, por supuesto que no; pero si tiene más de 60 años hay que alojarlo en algún lugar a donde no corra riesgo de contraer enfermedades. Porque si la contrae después se la va a transmitir a otros, y esos otros se la van a transmitir a otros, y a los carceleros, o a los médicos y enfermeros que luego salen al exterior.

-Hablando un poco de los geriátricos que recién mencionaba, ¿está al tanto de la movilización de los médicos en Córdoba?

PC: Sí, por supuesto que estoy al tanto. Me parece un muy buen gesto de parte de los médicos de salir en defensa de los colegas, a los cuales se los persigue penalmente. Lo mismo pasó en la provincia de San Juan, en donde por una situación similar, fueron a las 11 de la noche a detener a dos médicos a los que tuvieron que soltar a las 3 de la mañana porque se armó una concentración de médicos en la puerta de la comisaría, pero igualmente siguen procesados. Si algo faltaba para los médicos que en general estamos trabajando muchas más horas que lo habitual… en segundo lugar la mayoría de los médicos han sufrido mermas en sus ingresos, en algunos casos, por decisión de los empleadores y en otros casos por caídas de las consultas. Además de eso han sufrido discriminaciones -no sé si allá en Córdoba pero aquí en la ciudad de Buenos Aires pasó- que de repente aparecen carteles en los edificios diciendo: “Si usted es médico o enfermera no utilice el ascensor, evite circular por los espacios comunes, salga por el garaje”, una cosa dolorosa y absolutamente inconcebible, y ahora encima tenemos persecución penal, lo cual hace y obliga necesariamente a que los médicos adopten una actitud defensiva y que empiecen a tomar algunas actitudes en términos de labor profesional que no tiene sentido médico “por si acaso”, ¿no? por las dudas aparezca un fiscal y me diga otra cosa.

-El reclamo también es por la situación laboral en la que se encuentran, falta de insumos…

PC: Lo de la falta de insumos no debería ocurrir porque se han comprado insumos en cantidades necesarias como para cubrir las necesidades, pero si está ocurriendo está mal que ocurra y tienen derecho a protestar por eso.

-Patricia Bullrich, la presidenta del PRO, dijo recientemente en un programa televisivo, que el Área Metropolitana de Buenos Aires tiene para “dos o tres meses más de cuarentena”, ¿qué siente usted cuando escucha estas afirmaciones?

PC: Que debe tener más elementos de conocimiento de los que tengo yo, o de los que tiene el ministro Quirós de la ciudad de Buenos Aires o el ministro Gollán de la provincia de Buenos Aires, porque ninguno de ellos ha hablado de dos o tres meses. En realidad, es muy difícil fijar un periodo. Se ve que tiene algún conocimiento médico o algún asesor que le ha dicho eso. Ella sabrá. Lo comprobaremos dentro de dos o tres meses. No tengo otra cosa para contestar sobre eso.

– “La gente se va a morir de hambre o tristeza antes que de coronavirus” es una frase recurrente, ¿qué opina sobre esa definición?

PC: En primer lugar, que lo que genera el hambre es la pandemia. Seamos claros. Porque con respecto a lo que ha pasado en otros países que no han hecho cuarentena como estamos haciendo nosotros -repito, la cuarentena estricta es en el Chaco o en el AMBA, ustedes en Córdoba tienen una cuarentena más liviana que la que tenemos nosotros aquí, aún con restricciones la tienen más liviana lo cual es lógico porque tienen muchos menos casos- entonces, cuando uno mira a países como Estados Unidos, donde formalmente desde la presidencia no se dispuso una cuarentena, o países como Brasil, o Chile, o Suecia, etcétera, lo que tienen es una crisis económica, situación de hambre – en Chile están repartiendo alimento por primera vez en mucho tiempo, en Estados Unidos cada ciudadano recibió un cheque de 1200 dólares por la situación de desempleo que llega a 38 millones de personas- y no son países que han aplicado cuarentena. O sea que la gente la está pasando mal y que hay hambre, no tengo ninguna duda. En Argentina también, se está tratando de paliar. ¿Es suficiente lo que hace el gobierno nacional? probablemente no. Probablemente haya que hacer más cosas. Probablemente hay que distribuir más. Pero, de todas maneras, es falso decir “sacamos la cuarentena y amablemente todo se resuelve”. Porque, además, la gente que se enferma no produce, la gente que se muere tampoco produce. Entonces, eso no es cierto.

Con respecto a la tristeza o a la angustia, comparto plenamente. Yo estoy bastante comprometido con el tema de la cuarentena. No salgo de mi casa salvo para ver pacientes o para alguna reunión que pueda tener en Presidencia o en el Ministerio de Salud, que en general a la mayoría de las reuniones las estamos haciendo por Zoom nada más. Y la verdad es que es una situación complicada para cada uno de nosotros. ¿Pero qué pasa? ¿Por qué en una encuesta que leí ayer de D’Alessio IROL el 80% de los argentinos respalda la cuarentena? porque la gente no es tonta, la gente sabe que la alternativa es la enfermedad y la muerte. Entonces, aún con toda la bronca que genera – yo no puedo ver a mis nietos, no puedo ver a mi pareja, no puedo ver a mis hijos, y todo lo demás- tengo familiares que la están pasando muy mal porque tienen negocios de ropa que están cerrados desde el 20 de marzo, es decir que llevan dos meses sin vender una sola prenda, y eso obviamente les está comiendo la poca reserva que tienen y estamos esperando a ver si van a poder seguir alquilando el local que tienen, todo eso genera una situación que es muy negativa. Yo quiero que la cuarentena se termine hoy por decreto, pero lamentablemente eso no es posible. Y se va a ir administrando la salida de la cuarentena. Hoy escuché una frase del Ministro de Salud de Alemania, que decía: “Hay que volver a la normalidad, tanto como sea posible, con todas las precauciones que sean necesarias”, entonces ese equilibrio -digamos- es el que tenemos que ir midiendo con una especie de sintonía fina día a día.

Claro, usted decía hace un rato que acá en Córdoba tenemos una cuarentena más liviana porque tenemos menos casos. Mi duda es, como ciudadana, si hay algún riesgo o si usted considera que es peligroso -de algún modo- el hecho de pasar de fase 3 a fase 4 con pocos días de distancia, ¿no? Porque nosotros hemos pasado de fase 3 a fase 4, a fase 3 y a fase 4… ¿es conveniente? ¿se va evaluando todo el tiempo?

PC: Yo creo que las autoridades de salud están haciendo lo que corresponde, porque en realidad desde el principio el Ministro de Salud, Ginés González García, decía que “se trabaja con un pie en el acelerador y un pie en el freno”. Hay que ir viendo. Yo lo escuchaba a Valdés, el gobernador de la provincia de Corrientes, que empezó su cuarentena 10 días antes que la nacional, por ende, dictó la cuarentena desde el 10 de marzo, fueron liberando una cantidad de actividades incluyendo espectáculos, esparcimientos, etcétera, se le destrabó la situación en la provincia, pero advirtió que, si los números empezaban a ir mal, iba a volver para atrás. Y esto es lo que está pasando en muchos lugares del mundo, no es un invento argentino. Porque como no sabemos el comportamiento que va a tener la epidemia, estamos cerciorando que hay provincias que no tienen casos, no podemos decirles “no pueden hacer lo que están haciendo”, pero al mismo tiempo ojo que eso es hoy, y con el control diario del número de casos, ver si empiezan a aparecer muertos que antes no teníamos, si tenemos ocupación de camas en terapia intensiva con casos de insuficiencia respiratoria, bueno, eso es una alerta para decir “caramba, algo está ocurriendo aquí”.

-¿Cómo lo ve al presidente Fernández? ¿Cómo evalúa su gestión frente a esta situación?

PC: Mire, yo no lo conocía personalmente. Lo conocí en una reunión en Casa Rosada y deben ser unas seis o siete veces que nos hemos visto hasta ahora, la verdad que me impresiona mucho la sobriedad que tiene, la firmeza de sus conceptos. Él, muchas veces va más allá de lo que inclusive algunos de sus colaboradores le plantean, no se crea que como dicen muchos comunicadores -creo que con mala intención- que los infectólogos gobernamos el país o algo por el estilo… eso la verdad me parece un despropósito y creo que tiende a minar la autoridad presidencial. Nosotros damos opiniones acerca de cómo son las cosas, no qué cosas hacer. Nosotros no decimos: “Abra la actividad”; nosotros decimos: “Presidente, si usted quiere abrir la actividad, tiene que hacerlo de esta manera, cuidando que en el transporte público no abunde la gente, que en la medida de lo posible más gente no use el transporte público y que vayan caminando, o en bicicleta, o en automóvil. Y que la gente que no tiene ninguna de esas posibilidades, que las empresas les provean algo para transportarse”. De hecho, el otro día nos enteramos que una de las fábricas automotrices que abrió, ha comprado diez colectivos para trasladar a su personal, y me parece perfecto. Eso es lo que hacemos nosotros los infectólogos. Nosotros no tenemos ni conocimiento ni autoridad para decir “abran la industria automotriz pero no la industria petroquímica”. ¿Yo que entiendo de eso? ¡No! Yo lo que le digo es: “Abra la industria que a usted le parezca, pero hágalo en estas condiciones.” Entonces me parece que es una persona muy reflexiva, que toma nota de cada cosa que nosotros le decimos, él anota como un alumno escolar, y después nos pregunta si nosotros le recomendamos hacer tal o cual cosa y nos pide que le expliquemos el por qué, diciéndonos: “Porque tengo que poder explicárselo a la gente y yo soy abogado, y si no lo entiendo, entonces no lo puedo recomendar”. Así que me parece que es una persona de mentalidad bastante abierta en ese sentido.

-Sé que por ahí se pone en una situación rara a los médicos cuando se les pregunta para cuándo estará la vacuna y me parece que es una respuesta que no se puede dar en este momento, ¿pero usted tiene esperanza con este virus, y por la experiencia que tiene, de que podríamos llegar a encontrar una vacuna?

PC: Mire, para otros virus respiratorios se han encontrado vacunas, de modo que no sería imposible que la podamos encontrar para éste. Lo que pasa es que recuerde que no han pasado todavía seis meses del descubrimiento del virus, se va a cumplir el 7 de junio, el primer semestre. En un tiempo tan corto nunca en la historia de la medicina apareció una vacuna. La vacuna tiene primero que mostrar que es segura, luego tiene que mostrar que es inmunogénica, es decir, que genera la producción de anticuerpos, luego hay que demostrar que esa porción de anticuerpos es duradera porque una vacuna puede ser de una dosis, o puede ser -por ejemplo- como la vacuna antigripal que hay que repetirla todos los años, o puede ser una vacuna que usted la aplica en tres dosis como la de la Hepatitis B que sirve para toda la vida, o pueden ser vacunas que se aplican cada diez años como la vacuna doble adultos antitetánica y antidiftérica, de modo que no sabemos todas esas cosas y tenemos que ir viéndolas sobre la marcha. Yo lo que sé es que hay muchos proyectos de vacunas trabajando, algunos desde ya se están ensayando en seres humanos, y seguramente más tarde de lo que la gente quisiera, pero más temprano de lo que la gente cree vamos a tener probablemente la vacuna.

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